Pasaron los días.
Te hablé.
Me sentí tonta.
Oye... ¿Puedes perdonarme? No sé que me ocurre
¡Claro que sí, te quiero!
Me sentí muy feliz de volver a tenerte.
Las cosas ahora marchaban bien
Hablabamos más seguido.
Sólo por las noches.
Lo prefería así.
Me hacías reír a carcajadas.
Me sentía en las nubes cuando hablaba contigo... mejor amigo.
Extraño todo de ti.
Y sé que esas hermosas palabras tuyas ya no volverán a ser para mi jamás.
Y todo por mi culpa.