qué invisible que es el café en una cuchara oxidada.

85 10 0
                                    

cada vez que te veía tenías una mancha de café en la ropa. cómo te gustaba el café. amargo, siempre amargo, aunque vos eras tan dulce.
tarareabas canciones que ni vos mismo conocías, y que te daba miedo hacerlo porque "iban a perder la magia". no querías a nadie, te costaba amar porque nunca te quisiste a vos mismo. lo único que te gustaba era el café, porque te costaba verte en un reflejo tan oscuro, y odiabas verte. cada vez que podías lo evitabas.
me tenías sólo a mí porque al resto no le gustaban las cosas amargas, y vos vivías a base de eso, de amargura. se extendía por cada parte de tu piel como cuando tragabas el café; estaba en tu sangre. mí sangre estaba llena de vos. yo estaba lleno de vos.
cómo me completabas.
pero nunca me quisiste tanto como al café, y yo sí te quería, incluso más que a las flores de mi patio. salíamos a andar en bicicleta por el bosque, por el pasto porque te gustaba caerte. te caíste tantas veces. cada vez que lo hacías me sonreías, porque siempre que fracasabas te decían que te tenías que caer para aprender, y vos querías aprender todo. nunca te llamaba y vos nunca me hablabas. sólo nos comunicábamos con miradas. ahora estoy tan triste, vos siempre estabas triste. te gustaba fumar, siempre te ahogabas con tu propio humo. estabas lleno de humo, y de café. nos juntábamos los martes, los miércoles y los viernes después de la escuela para salir al bosque. nunca prestabas atención y siempre aprobabas todos los exámenes aunque sean inútiles.
estabas tan rojo siempre. yo siempre te metía en las nubes de las que salían mis lágrimas. vos me preguntabas cuál de los dos lloraba. yo sólo lloraba, vos te desangrabas.

no quiero subir más las escaleras del colegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora