probablemente el cuatro.

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¿Acaso Jihyo ya había tenido experiencia con el alcohol? ¿Era muy sencillo que cayera bajo sus efectos? Tal vez simplemente se la estaba pasando bien.

A pesar de ser obligada a bailar y cantar, Nayeon seguía aburrida. Jihyo reía y reía, pero Nayeon miraba asqueada a su al rededor.

Increíblemente, la música era buena, y la comida que tenían en aquella mesa era buena, no solamente papas, y habían ventiladores por todos lados, un punto a favor.

Se sentaron un momento en uno de los sillones que estaban por ahí. Jihyo fue al baño, y 'amablemente' Tzuyu se ofreció a acompañarle para que nada malo le pasara camino a ella. Nayeon no tenía mucha confianza sobre la anfitriona, así que se mantuvo cerca todo momento, sin que ellas la notaran.

Estaba recargada en una de las paredes, mirando a Tzuyu hablando con su amiga, quien al parecer se había olvidado que quería ir al baño. Jihyo sonreía inocentemente mientras que Tzuyu le enseñaba los retratos encima de los muebles. Nayeon reía al ver que no se daba cuenta de las intenciones de la chica.

Reían demasiado, y Nayeon sentía menos que celos, era puro aburrimiento. La única persona que realmente le agradaba estaba con alguien más. ¿Y si regresaba a su casa? No, no podría dejar a su mejor amiga ahí. Sólo quedaba esperar hasta que las cosas se salieran de control y que su padre las recogiera.

—Pobre planta que no han regado, toma plantita, estás deshidratada— una chica con ojos rasgados, muy delgada y morena se acercó, mirándola desde arriba, con un vaso rojo en su mano derecha extendido hacia ella. Y una muy linda sonrisa.

—¿Qué clase de metáfora para niños sobre el alcohol fue esa?— miró a la chica. Las luces rojas y moradas hacían que se viera como en una sesión fotográfica.

—Bueno, es que las plantas no se mueven, sólo se quedan ahí, básicamente como tú.

Y hubo un silencio demasiado incómodo. Realmente no había silencio, pues la música estaba que reventaba las bocinas, el punto es que no hubo más conversación; Nayeon no veí a la necesidad de continuar hablando, la chica estaba nerviosa por quedarse en silencio sentada junto a ella.

—Jennie— extendió su brazo con aquel vaso rojo para Nayeon, pero seguía sin aceptarlo. La chica rió— Tranquila, no tiene drogas ni nada.

—No es eso, simplemente no me gusta el alcohol. Soy Nayeon.

—A mi tampoco, solamente sostengo el vaso porque se ve de gente cool, así que toma tu vaso de gente cool.

Nayeon rió y finalmente aceptó el vaso. A pesar de no quitarle la vista en cima a Jihyo, disfrutó el estar con Jennie. Bailaban y comían, llegaron a beber un poco sólo por curiosidad, y resultó que les agradó una misma bebida.

Hasta que dejó de preocuparse por Jihyo justo cuando corría peligro.

—¡Que no la molestes idiota!— una voz familiar se escuchó en la planta alta de la casa. Nayeon le importó poco que estuviese sucediendo y continuó cantando, pero a Jennie le preocupó que ocurría, pues eran demasiados gritos, seguramente una pelea.

—¡No te metas, marimacha!— entre muchas personas reunidas afuera de un cuarto, Nayeon sólo logró ver a Tzuyu empujando a alguien más.

—¡Quitense que no veo!— Jennie empezó a empujar a todos, y llegó hasta en frente junto con Nayeon.

Jeongyeon y Tzuyu se daban empujones y soltaban demasiados insultos, atrás de ellas estaban las tres japonesas abranzando a Jihyo, claramente asustada.

Nayeon rápidamente corrió a detener a ambas chicas, pues estaban en la etapa de los jalones de cabello. Antes de que las cosas se descontrolaran ella tomó a Jeongyeon del antebrazo, alejandola de la más alta.

A dos cuadras.Where stories live. Discover now