diecisiete.

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—¿Quién te dijo que tu vida se resolvería si te cortabas el cabello?—se burló Nayeon, tocando nuevamente la cabellera de su amiga. Llevaba varios apodos desde que Jihyo había llegado a su casa, unos poco originales como Dora la exploradora o John Travolta y ella la miraba aburrida.

—Sólo la gente estúpida como tú cree que los demás se cortan el cabello para alivianar su vida cuando sólo es por ganas de un cambio, deberías intentarlo—movió su cabello de un lado a otro de manera extravagante.—Me veo más dominante, ¿no crees?

Nayeon se quedó mirando con diversión a su amiga, inspeccionando su cara con mucha atención.—¡Eres tan tierna!

Jihyo trató de quitarse de encima a la molesta Nayeon. Había pasado un par de días desde que se habían reconciliado y las cosas mejoraron bastante, Nayeon estaba más relajada, más feliz y tranquila, disfrutaba la vida en general; en una ocasión casi llora por lo buena que sabía una limonada que probó. Nadie sabe si esa podría ser su última vez tomando limonada.

—¿Sabes qué deberías de intentar?

—Si dices que perforarme los pezones te sales de mi cuarto—respondió Nayeon sin quitar la vista de un video que estaban viendo en su computadora, Jihyo la miró confundida.

—Claro que no, yo decía que te tiñieras de pelirroja, ¡o rubia!

—Pelirroja, tómalo o déjalo.

—¿Lo dices en serio?

—Puede que sí—rieron ambas ante la idea, continuaron viendo videos, comiendo cualquier cosa que encontraran en la cocina de Nayeon que aún no alcanzara la fecha de caducidad, cuando alguna llegaba a acordarse de algún chisme que habían conseguido interrumpían todo para hablar sobre eso, y después continuar con los videos.

—Hey, te están marcando—dijo Jihyo,  Nayeon la ignoró, estaban viendo videos de supuestas apariciones paranormales.—es Tzuyu—tomó el celular de la mayor y se lo iba a entregar, pero volvió a ver el nombre que decía en la pantalla.—¿qué? ¿Zhou Tzuyu en serio habla contigo por llamadas?

—Ya no vi que pasó por tu culpa, ahora contesta—regañó Nayeon.

Jihyo aclaró su garganta y contestó la llamada.—Teléfono de la señorita Im, ¿quién habla?—esperó unos momentos.—sí, soy yo, ¿y qué?—nuevamente se quedó en silencio.—¡Bueno pues cualquier cosa que le quieras decir también puedo saberla yo!

Con mucha molestia, Nayeon pausó el video y se estiró para tomar su celular.—Dame eso, ¿qué ocurre Zhou?—Jihyo la miraba con sospecha, ante su incómoda mirada puso la llamada en altavoz.—Ni siquiera Jennie se pone así conmigo.

Tanto Tzuyu, a través del audio, y Jihyo soltaron un suspiro molesto.—Bueno, lo que me parece raro es que haya querido eso cuando nunca es así, ¿entiendes?

Torpemente, Nayeon asintió, pues era una llamada telefónica, Tzuyu no podía ver sus gestos.—Hey, ponme al corriente—dijo Jihyo.

Invité a Sana a mi casa de playa este fin de semana, tenía planeado llevarla junto a mis padres pero me pareció mejor pasarlo personalmente con ella,  y le emocionó mucho.

—¡Aww, que lindo detalle!—dijo Jihyo, pero Nayeon comenzó a reír.

—Pero le dijo que si podía invitar a sus amigas—la risa de Nayeon era más fuerte, paró cuando Tzuyu la escuchó y comenzó a insultarla.

—¿Eso significa que ahora también podremos ir?—preguntó esperanzada Jihyo.

No me queda otra opción, además podrían ayudarme a quedarme sola con ella.

A dos cuadras.Where stories live. Discover now