Parte IV. Can't help falling in love

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¡Se había precipitado! Ya lo sabía.

Después de la salida al autocine con Jennifer, las dos no se habían vuelto a ver, ¡lo peor es que no sabía dónde vivía la rubia! Sue se sentía tan estúpida como nunca, no tenía forma de localizarla, si Santa Claus existiera, le pediría que le dijera dónde vivía su amada Barbie.

No podía sacarla de su mente, ni a ella ni a sus hermosos ojos.

—¿Mal de amores, Suzanne? —le preguntó su padre con una sonrisa tierna. La muchacha solo se sonrojó y evadió aquellos ojos cálidos que le sacaban la verdad instantáneamente.

Sí, tenía un mal de amores y la causante era una rubia de hermosas piernas y ojos electrizantes. Estaba segura que el próximo éxito de Elvis Presley, fácilmente se escribiría si usara a Jenny como inspiración.

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—¿Qué te sucede cariño? —cuestionó la madre de Jennifer mientras servía la cena de navidad. Después de lo sucedido en el autocine, se la pasaba encerrada en su habitación. La cabeza le daba vueltas y su pecho palpitaba con fuerza siempre que recordaba aquel beso, ni cuando le entregó su cuerpo se había sentido de esa forma, ¿entonces por qué ahora su mundo giraba? —¡Jenny, te estoy hablando!

—¡Ah! Lo siento mamá, no estaba prestando atención —se avergonzó, jalando las mangas de su suéter rosa afelpado.

—¿Estás enamorada? —le preguntó interesada mientras picoteaba la ensalada de papa en su plato. El esposo tosió fingidamente, no quería hablar de los enamoramientos de su princesa, no en ese momento.

La cara de Jennifer se volvió roja como un tomate, no esperaba que su madre preguntara semejante cosa y por lo visto, no estaba lista para admitir lo que era obvio. Salió corriendo del comedor y se fue a encerrar a su habitación, a pesar de los gritos de sus padres para que bajara a cenar, eso sería imposible, en lo único que pensaba era en que no sabía cómo actuaría cuando la volviera a ver.

Todo había cambiado, no podía volver a ser igual.

Colocó el disco de vinilo de Elvis Presley en su tornamesa (10) y escuchó las canciones de éxito del ídolo del rock & roll. Siempre que escuchaba la voz de ese hombre, no podía evitar recordar a aquella chica que debía ser su enemiga, sonriéndole tiernamente mientras batía sus pestañas, luciendo fuerte y guapa aun con un overol sucio, siendo como un sueño arriba de esa motocicleta negra...

—En verdad me gusta Sue Carter... —murmuró avergonzada.

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Las vacaciones terminaron y Sue Carter despertó especialmente temprano, la alarma sonó tan fuerte que la estrelló contra la pared, su corazón latía rápidamente, de solo pensar en que la vería de nuevo no podía calmarse. Se alistó con unos pantalones de cuero, una blusa de botones roja, se hizo una coleta mostrando lo largo de su cabello negro liso y finalmente agregó su fiel bandana roja carmesí.

Salió de casa mientras mordía una rebanada de pan que su padre había dejado abandonada en un plato, no tenía tiempo que perder, quería ver a su linda Marilyn Monroe.

Estacionó su motocicleta en el estacionamiento y buscó con la mirada aquel Lincoln rosado, pero aun no llegaba su amada. Buscó entre los bolsillos de su pantalón y sacó aquellas gafas de sol negras, desde que abrió su obsequio no se las quitaba ni para ducharse, sus hermanos se habían burlado de ella, pero no le importó.

My Elvis GirlWhere stories live. Discover now