La confesión de un youkai:

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esta historia es traída a ustedes, desde mi mente loca, claro esta que los personajes pertenecen a La Gran Rumiko. Los que invente seran necesarios, gracias por leer.

-letras cursivas pensamientos-

narracion -simples letras y

-conversaciones-

En medio de aquella habitación la cual había sido invitado cordialmente por una miko futurista se halla el ser menos cálido.

Ahí estaba sentado observando como la 'humana' conversaba con su futuro esposo y no era el orejas de perro, sino el lobo sarnoso, como ahora él también o sea Sesshomaru lo llamaba.

Veía como ella le enviaba sonrisas a su futuro marido, a su parecer eran fingidas.

-en serio estás de acuerdo con esta unión -susurro la bestia que en él vivía.

-el que esté de acuerdo o no, aquí no importa, no la puedo obligar a que desista -respondió derrotado.

-inuyasha se debe estar revolcando en su tumba -dijo molesto de nuevo yako.

Volvió a observar como Kouga le tomaba de la mano a la humana y ella se había puesto de mil colores y una mueca algo extraña, cosa que era de admirar, ya que ella ya no era la inocente niña que el conoció en los días de batallas contra Naraku, sino que ahora tenía un bello niño que jugaba con unos caballitos de madera delante de la chimenea.

Al parecer aquella pareja no se dio cuenta de la mirada asesina que emitió el Lord, pero si se percataron de la repentina salida de éste y vieron como el pequeño de apenas 4 años salía tras de él.

-te dije que era mala idea que invites a Sesshomaru -profirió algo disgustado.

-es el tío de mi hijo y se ha portado muy bien con nosotros, después de lo que ocurrió -defendía la azabache con tono triste las últimas palabras.

-Kagome... -llamo Kouga a la vez que veía como su futura esposa derramaba lágrimas de nostalgia por aquel ser que alguna vez fue su rival y ahora ya no existía.

-necesito estar sola -respondió a la vez que se limpiaba las lágrimas y salía de aquella habitación.

Últimamente había notado que ella estaba más sensible de lo habitual, aunque le molestaba que aun recordara al hanyou, se había prometido que en cuanto ella se uniera a él, ya no sufriría más.

Vio cómo se marchaba la que era 'su amor eterno' por la cual dejo a Ayame...

Si aquel día en que Ayame y Kouga hicieron el ritual y que se debería haber consumado la unión, Kouga la dejo, claro está que no llego a consumir aquella unión.

Recordaba como Ayame le reprocho y le rogaba que se quedará a su lado...

-me piensas dejar por Kagome ¿verdad? -Reprocho la pelirroja, mientras sus ojos acuosos derramaban lagrimas incontenibles- yo puedo amarte como ella nunca lo hará, dame la oportunidad, te amo Kouga, por favor...

-yo...-dijo avergonzado por a verla puesto en semejante situación- no te amo, solo siento un cariño que no es el suficiente para hacerte feliz -respiro hondo y le toco la mejilla- tu mereces la felicidad completa y es algo que no te puedo dar, discúlpame por darte esperanzas.

Retrocedió unos pasos para irse, pero fue sujetado fuertemente del brazo...

-escúchame Kouga -mientras hacía más presión en aquel brazo y clavándolo como los cuchillos su mirada- Kagome nunca te hará feliz ella solo ama a inuyasha, tu nunca podrás tenerla, nunca -destilando una mirada de odio, parecía que aquellas palabras fueran una maldición- y así como tú me engañaste con tu falso amor, algún día tendrás lo mismo, recuérdalo- soltó en ese momento el brazo y secó furiosamente los ojos y se fue, envuelta con un aire de odio que jamás Kouga había sentido.

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