Epílogo

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Se escuchaban pasos resonar por aquel pasillo de paredes melón a Jungkook, quien sostenía una mochila beige en uno de sus hombros con notable apresuro y un poco notable cansancio.

Las luces de amarillento color alumbraban su camino hacia la habitacion asignada. Sus ojos paseaban de costado en costado.

-Sesenta y cinco...- Murmuró Jeongguk mirando cada puerta de madera oscura. Los números cada vez se acercaban al deseado.

Su paso fue disminuyendo hasta quedar quieto en frente de una de las habitaciones. Soltó un pequeño suspiro y tocó la puerta 3 veces dejando un pequeño silencio y después volvió a tocar 5 veces más con un ritmo en específico. Era una clase de código establecido entre el y su profesor para poder evitar confusiones.

Esto fue por el hecho de que una vez a Taehyung se le ocurrió salir desnudo pensando que era su alumno quien tocaba la puerta teniendo en cuenta la confianza entre ellos, pero resulto ser uno de los recepcionistas buscando devolverle su identificación, la cual había olvidado en el primer piso.

Se seguía cuestionando porque a Kim no se le ocurrió que podría ser otra persona o revisar por la mirilla de la puerta. Aún así (según él) valió la pena, pudo ver el rostro apenado de Kim por primera vez, aunque durante unos pocos segundos.

Entonces, sus pensamientos fueron interrumpidos debido al sonido de la puerta al abrirse lentamente, dejándole ver las penumbras en el interior del cuarto. Ingresó a la habitación con cuidado y cerró la puerta detrás de el.

En el fondo, podía ver una pequeña fuente de luz. Dejó su mochila en la mesa pequeña situada al lado de la entrada y con curiosidad, se acercó con cuidado al origen mientras se sostenía de las paredes. Acercó su cabeza con lentitud por la pared y observo a Kim sentado con una bata blanca en la cama, tenía sus lentes puestos y entre sus manos yacía un libro que se encontraba leyendo.

Salió de su pequeño escondite y caminó con confianza junto a el castaño, cogió una de esos chupetes que últimamente le encantaban a Taehyung, eran esfericos, de los comunes. Anteriormente comía de los planos con diferentes formas, pero Kim ya no los compraba.

Se deshizo de la envoltura e ingresó el caramelo en su boca para después dirigir su mirada a su compañero. Este había dejado sus gafas y libro a un costado y lo observaba atentamente: vestía un pantalón jean ajustado negro, una camisa blanca que lucia atractiva en el menor acomodada bajo sus pantalones y su cabello bien ordenado con mechones cayendo en su frente con elegancia.

Sonrió discretamente y giró en dirección al contrario para despues subir una pierna y dejarla al lado del castaño al igual que la otra. Su sonrisa no se borraba de su rostro aun con el dulce entre sus labios; era costumbre suya molestar un poco a su profesor antes de poder satisfacerse mutuamente de manera sexual.

Sin embargo, Taehyung no era el unico molestado. Asi es, Jungkook era molestado de igual manera, pero por su corazón, quien latía a mil por hora cuando interactuaba con su mayor.

Ultimamente no podía evitar sentirse asi cuando Taehyung lo tocaba, besaba o hablaba, ¡Por dios! En clase de literatura era un actor profesional frente a el.

Mordió con fuerza el caramelo, rompiéndose y logrando sentir el chicle formarse en su boca mientras mascaba. Jugó con este formando pequeños globos en su boca que después reventaba con sus labios y repetía la acción nuevamente hasta acabar el dulce.

Después de unos minutos bajo la atenta mirada de su mayor, lanzó el chicle al contenedor de basura al lado de la cama y regresó su mirada a Tae.

Beso los labios de Taehyung con delicadeza. El contrario subió sus manos a las caderas de Jeon y acortó la distancia entre ambos. Jeon sentía su corazón querer salirse de su pecho, aleteos en su estómago lo molestaban, le hacían cosquillas y sus ojos picaban, queriendo liberar lagrimas. El por qué no estaba claro aún.

¿Estás Seguro? ➠ VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora