C A P Í T U L O 16: ¿TE GUSTA JAMES?✔️

6.7K 408 18
                                    

HANNA.

     «Claro. Descansa, bonita»
 

  
     La respuesta de Zac no tarda en llegar. La leo y decido no contestar, y esperar a verlo mañana.
    Sigo pensando en si mi desición fue la mejor, y trato de convencerme de que así fue.
     Decidí contestarle a Zac porque debo hablar con él. Sé que yo le había prometido mantenerme lejos de James, y ayer por la noche he estado muy cerca de él, y aunque en un principio traté de ignorarlo y evitarlo, su comportamiento, la manera en la que es, y sus acciones, me atraen complemente a él. 
     Sin ninguna explicación, siempre termino cerca de él.

     La actitud de James ha dejado en mi una gran confusión. ¿Cómo es qué el primer día fue un completo idiota y ayer se ha comportado tan lindo, cómo si fuera otra persona totalmente diferente? ¿Quién y cómo lo entendía?
     No voy a negar que me agradó bailar con él y sentirlo cerca; su contacto había hecho que mi piel se erizara, la profundidad con la que sus ojos me observaban y sus palabras se escucharon tan sinceras, que hizo que me sonrojara, y me hizo sentir especial.
     Mi cuerpo vuelve a reaccionar de la misma manera al recordar todo. Al recordar cómo bailamos, y la sutileza con la que me trató. Todo a su alrededor me hizo sentir algún tipo de conexión que no sé cómo explicar, que no comprendo, y durante toda la noche estuve tratando de resolver ese torbellino que atormenta mi cabeza, pero por más que buscaba una salida, nunca la encontré. No sé cómo contruir de nuevo ese escudo que tenía con James, y que él mismo ha hecho que baje la guardia.
     Mi celular empieza a sonar, interrumpiendo mis pensamientos, y agradezco eternamente por ello.
     Acepto la llamada, y la voz de Scarlett se oye por todos lados.
 

    —¡Hanna!, ¿Ya estas lista? —pregunta Scarlett a través del teléfono.
      —Oh —balbuceo. Pego mi mano en mi frente. Había olvidado que ella quedó de pasar por mí y aún no estoy lista—, sólo dame cinco minutos. —cuelgo la llamada después de un «» por parte de Scar.
      Andar divagando por mis pensamientos había hecho que se me hiciera tarde para ir al instituto. Tomé lo primero que encontré, que fue un crop top con un estampado de caricaturas, un short que llega hasta la mitad de mi muslo, y unas sandalias. Mi cabello lo dejo suelto. Hoy no me siento con ánimos, así que no importa mucho cómo iré vestida  Vaya, que sí algunos parecen ir en pijama, entonces mi atuendo pasará desapercibido.
     Bajo corriendo las escaleras y salgo de la casa para encontrarme con ella.
     —Hola, Hanni. —saluda la peliazul.
     —Hola, Scar. —la saludo con un beso en la mejilla y un abrazo, el cual, ella corresponde.
     —Vamos —ambas subimos al auto—. ¿Todo bien, Hanna? Parece que tú mente está en otro lado. —dice Scarlett mientras conduce. Durante el trayecto no ha dejado de verme.
     —Se trata de James... —siseo—, y de Zac. —confieso.
     Cubro mi rostro con mis manos, sintiendo un pinchazo en el pecho por no saber qué hacer, qué decir, y qué sentir.
     Le comento a Scarlett lo que ha pasado, y cómo me siento respecto a todo. Y por último, le comento de los mensajes que Zac y James me han enviado anoche.
     —¿A quién le contestaste? —pregunta Scar con curiosidad.
     —A Zac. —suelto en un suspiro.
     —¿Y James? —un pinchazo más se hace presente en mi pecho al oír su nombre. Sé que no era justo para él no recibir ninguna respuesta, pero no fui lo suficientemente fuerte para decirle que no.
     —No quiero estar cerca de él. —mis palabras salen, sintiendo un peso enorme sobre mi.
     —Me parece que ayer no parecía eso. —bromea Scarlett.
     —Eso no fue nada. Solo bailamos. —digo restándole importancia.
     —Hanna... —advierte para que diga la verdad, pero me niego a aceptar que lo que siento es real.
     —No quiero hablar de él, Scar. —siseo sin ganas.
     Scarlett suelta un suspiro en señal de rendición. Nos mantenemos en silencio hasta que llegamos al estacionamiento del instituto.
     —¿Y Zac? ¿Qué piensas hacer con él? —interroga aún dentro del auto.
     —Aún no lo sé exactamente. Hablaré con él. —digo con sinceridad. Miro a mi alrededor en busca de Zac, pero afortunadamente aún no ha llegado.
     —Manten las cosas claras con él, ¿Si? —pide con una media sonrisa—. Tu eres mi amiga, y él es mi primo. No quiero que ninguno salga lastimado.
     —Gracias, Scar —voy a su lado, y la abrazo. Sé perfectamente el dilema en donde se encuentra, y al igual que ella, no quiero que nadie salga lastimado—. ¿Esperas conmigo a Zac?
     —Me parece que este es un asunto solo de ustedes. Iré a la cafetería, y cualquier cosa, me mandas mensaje. —dice, y ambas bajamos del auto.
     Scarlett se despide, y yo me acerco a la salida del estacionamiento, justo donde quedé de ver a Zac.
     Pasan unos minutos y un mensaje de Zac llega, diciéndome que no tarda. Lo espero. Tengo nervios. Sé que quiero dejarle claras mis intenciones, y decirle que ahora mismo estoy cómoda siendo su amiga.
     Cuando menos lo espero, siento unas manos cubrir mis ojos. Por un momento me sobresalto, pero de inmediato desaparece el miedo. Inhalo su característico perfume, y sonrío.
     —Ya sé que eres tú, Zac. —digo entre risas.
     Tomo sus manos, y con delicadeza, las bajo de mis ojos. Cuando mi vista ha regresado, me giro al verlo. Él está con una sonrisa nerviosa, y su cabello despeinado, y aún así, se sigue viendo atractivo.
     —¿Cómo lo sabías? —pregunta, y suelta una carcajada muy dulce, cargada de nerviosismo.
     —Tu perfume. —admito.
     Zac se acerca y quita un mechón que está sobre mi mejilla, y lo pone detrás de mi oreja. De inmediato viene a mi cabeza las veces en las que James ha hecho lo mismo, y por alguna extraña razón, siento que ese gesto es complemente de él.
     —¿Todo bien? —pregunta Zac al notar que mi sonrisa se ha esfumado.
     En seguida finjo estar bien, y restar importancia a mis pensamientos.
     —Sí, si... —balbuceo, sonriendo de nuevo—. ¿De qué quieres que hablemos?
     Zac se acerca a mi. Observo que su mano parece temblar, al igual que su labio inferior. Está nervioso.
     —¿Te parece si hablamos en otro lugar, linda? —mi piel se estremece al sentir su aliento cálido cerca de mi, y por la forma en que la palabra «linda» sale de sus labios rosados.
     —Claro. —digo, tratando de ocultar lo nerviosa que me ha dejado su acercamiento.
     Zac entrelaza mi mano con la suya, bajo mi mirada a nuestras manos unidas, levanto la mirada, lo veo, y le sonrío, él me corresponde. Después, empieza a guiarme fuera del estacionamiento. Caminamos en silencio hasta llegar a un jardín detrás de las canchas de fútbol.
     Es un jardín hermoso, lleno de flores por doquier, y pequeños arbustos que emiten un aroma delicioso, un aroma que transmite alegría y tranquilidad de solo respirar su esencia.
     —No sabía que el instituto tenía lugares así. —digo con una enorme sonrisa.
     —Cuidan mucho este lugar, por eso parece ser secreto. No muchos vienen aquí. —explica.
     Zac se quita su camiseta de cuadros, quedándose solo solo con su playera negra, y la extiende sobre el verdoso pasto, animándome a recostarme sobre ella. Lo hago, y él me sigue. Nos quedamos acostados por unos minutos, ambos admirando las figuras de las nubes, en silencio, pero un silencio que es cómodo y tranquilo.
     Él voltea a verme, y yo al sentir su mirada, le correspondo. Se acomoda de costado, y yo hago lo mismo.
     —¿Todo bien, Zac? —pregunto, notando un claro nerviosismo.
     He visto como sus labios se abren y se cierran de inmediato, cómo si tuviera miedo a decir lo que piensa.
     —¿Te puedo hacer una pregunta? —inquiere mientras cierra los ojos, y los abre cuando ya terminado de hablar.
     —Claro. Dime. —asiento, y doy una leve caricia a su mano, tratando de quitar el miedo o los nervios que tiene. Él sonríe por mi gesto, y su cuerpo parece relajarse.
     —¿Te gusta James? —suelta finalmente.
     Su mirada se mantiene fija en mi. El tiempo parece detenerse en ese mismo instante. No esperaba que esa fuera la pregunta, y no esperaba que fuera tan directo.
     Me quedo en silencio, precesando mi respuesta.
     ¿Por qué no puedo negarlo de inmediato?
     He tratado de evitar todas ese tipo de preguntas que rondan por mi cabeza. Lo he evitado con Scarlett, con Zac, y con el mismo James, porque sé que en el fondo no me gustará la respuesta.
     —¿Eso era de lo que querías hablar? —pregunto, intentado ganar más tiempo para mi respuesta.
     —Sí... —balbucea—. Necesito saber si tienes algún interés en él, porque yo.... —se queda en silencio, sin completar su oración.
     Lo miro confundida, esperando a que termine de hablar, pero baja la mirada, y después mira a otro lado.
     —Zac... —hago que su mirada de nuevo sea para mí.
     —Hanna, por favor, dime si estás interesada en James. —su mirada me suplica que diga la verdad.
     Lo pienso por unos segundos, y decido responder.
     —No... —siseo—. James no me interesa.
     En el fondo sé que no estoy siendo honesta, pero no pude decirle la verdad. No puedo dejar que esas palabras salgan de mi boca, porque sé que no es bueno todo lo que estoy sintiendo, porque sé que James no es bueno para mí.
     —¿En serio? —pregunta Zac. Se acerca y toma mis manos entre la suyas, sonriendo con emoción.
     —Sí... —murmuro, bajando la mirada.
     Zac se acerca, y con un movimiento rápido, ahora estoy entre sus brazos. Tardo unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hago, le correspondo el abrazo. Sonrío en su pecho, y cierro los ojos, disfrutando de ese pequeño momento.
     Aún no estoy segura de si Zac siente algo por mi, y yo tampoco sé que siento por él, pero por ahora sé que me siento cómoda siendo su amiga.
     El sonido de la campana interrumpe el abrazo. Yo soy la primera en alejarme. Ambos sonreímos al cruzar miradas. Zac nuevamente toma mis manos entre las suyas, las ve por unos segundos, dando leves caricias a mis nudillos, lo cual, me hace reír, y él igual ríe conmigo.
     Zac se pone de pie, y me ayuda a levantarme. Levanto su camiseta que minutos antes había puesto para recostarme, y se la doy, pero él la niega.
     —Estoy seguro de que se te verá mejor a ti —dice, y comienza a ponermela. Me quedo quieta, riendo—. Sí, definitivamente esta hecha para ti. —confirma al ya tenerla yo puesta.
     —¿Seguro? —pregunto con pena.
     —Para mi es un honor que la lleves puesta. —asegura.
     —Entonces... —abro mi mochila buscando un pañuelo que suelo llevar conmigo. Cuando lo encuentro dejo la mochila a un lado, y tomo su muñeca, atando el pañuelo a su alrededor—, ten mi pañuelo como garantía de la camisa. —ambos sonreímos.
     Zac mira mi pañuelo en su muñeca, sonriendo.
     —Será mi nuevo amuleto de la suerte como capitán. —confiesa.
     —¿Eres capitán? —pregunto con curiosidad. Si no mal recuerdo, Scarlett me había comentado que James era el futuro capitán del equipo, pero ahora tiene sentido que aquél día fuera Zac con Scar para darle la noticia.
      —Sí. Hace unas semanas fui nombrado capitán. —responde con orgullo.
      —Había escuchado que iba a ser James, ¿Qué pasó? —no pude evitar preguntar. Temí que Zac se incomodara, pero no, se mantuvo con esa sonrisa.
     Tenía la necesidad de saber por qué el chico que todo el Instituto esperaba como capitán, hoy no lo es.
     —Él estaba programado como capitán, pero por cuestiones familiares yo tenía que venir a vivir aquí —comienza a explicar—. Yo era capitán en mi antiguo colegio, y el entrenador al enterarse de mi llegada, decidió localizarme y posicionarme como el capitán del equipo, dejando a James como suplente.
      ¿Qué tiene Zac para que el entrenador decline a James del que iba a ser su puesto?
     —¿Tienes más años de experiencia en ese puesto? —interrogo con interés.
     —Fui el mejor de la temporada pasada —admite con pena.
     —¿Y James? —suelto. Mi pregunta hace que Zac frunza el ceño, y se apresura a responder.
     —James apenas empezaba a subir su nivel, y el entrenador no se quiso arriesgar a que él solo estuviera pasando por un golpe de suerte. —explica.
     Me quedo en silencio. Pensando en lo injusto de la situación.
     ¿Por qué el entrenador no le dio una mínima oportunidad a James?
     Estoy segura de que al igual que todo el instituto, él también esperaba ser el nuevo capitán, pero que llegue alguien y te quite lo que ya era tuyo, es algo que muestra que no hay compromiso por parte del entrenador. Imagino lo difícil que fue para James. Pero por otra parte, ahora comprendo las miradas de rivalidad que se hacían Zac y James el día de la fiesta.
     —¿Todo bien? —pregunta Zac, sacándome de mis pensamientos.
     —Sí —respondo rápidamente—. Me alegro de que seas el nuevo capitán. —digo con sinceridad.
     Sé que ese puesto hace feliz a Zac, y sé que él no tiene nada de culpa en las elecciones del entrenador.
     —Gracias, linda —bajo la mirada al sentir que mis mejillas se han sonrojado—. Hanna —llama mi atención, obligándome a mirarlo, y mi mirada se centra en esos ojos azules, observándolo con atención—, me preguntaba si quieres asistir al entrenamiento que tengo al terminar las clases —suspira, y me doy cuenta de que ha estado sin respirar desde que comenzó a hablar. Sonrío—. Si no quieres no hay problema. —dice rápidamente, encogiendo sus hombros.
     Me quedo estática. No estaba preparada para esta invitación. Mi boca se abre y se cierra, sin poder emitir una sola palabra. Los nervios se empiezan a apoderar de la situación, y estoy segura de que parezco una tonta, sin poder hablar, así que digo lo primero que pienso.
      —No... —balbuceo, y por alguna extraña razón, no pude completar la frase.
      —Está bien, no te... —lo interrumpo de inmediato para poder terminar de hablar, antes de que piense todo lo contrario a lo que quiero decir.
      —No, perdón —una bofetada mental más para mí—. Esa no es mi respuesta —aclaro con una sonrisa nerviosa—. Sí me gustaría ir a tu entrenamiento. —respondo.
      El brillo vuelve a sus ojos, y una sonrisa como la del gato de Alicia adorna su rostro con perfectas facciones.
      —¡Genial! —suelta un suspiro—¿Paso por ti a tu salón? —pregunta, rascándose la nuca.
      —No, yo te veo allá. No te preocupes. —respondo de inmediato. Lo que menos quiero es retrasarlo o molestarlo.
      —¡Uf! Me parece bien —frunzo el ceño. Zac de inmediato capta el mal uso de sus palabras—. ¡No!... no me malinterpretes, no quería que sonara como que me alegra no pasar por ti, porque no es así, me hubiera gustado... —vacila, sin encontrar las palabras correctas—. ¿Sabes?, mejor hay que irnos. —no puedo evitar reír ante su nerviosismo.
     Aún con las manos entrelazadas, empezamos a caminar. No me había percatado de eso hasta que llegamos al pasillo principal, y varias miradas iban a nosotros. Al notarlo, me deshice de su agarre. Zac pareció entender el motivo, sin incomodarse o molestarse, aunque al ver su ceño fruncido, sé que fue una acción que lo ha dejado confundido. Volteé a verlo, y le sonreí en forma de disculpa, él sonrió, dándome a entender que todo está bien.
     Llegamos al pasillo donde queda mi salón, y yo me detuve.
     —Entonces... —balbuceo—, te veo después de clases.
     —Ahí te estaré esperando. —dice en un tono dulce y tierno.
     Dudo unos segundos en cómo debo despedirme de él, pero parece notarlo, y toma la iniciativa, dándome un beso en la mejilla.
     —Adiós, Hanna. —se despide acariciando mi mejilla.
     —Adiós, Zac. —digo, y de forma rápida, depósito un beso corto en su mejilla.
     Zac parece estar sonrojado. Ambos sonreímos. Lo veo alejarse, hasta que ya no puedo verlo más. Doy la vuelta para ir a mi salón, pero antes de entrar, escucho una voz a mis espaldas.
     —No has contestado mi mensaje, castaña. —dice en un tono firme, que no muestra ningún sentimiento.
     Me giro en su dirección y lo veo. Su cuerpo relajado pegado a la pared, viéndome fijamente, esperando una respuesta que ayer no le pude dar.
     Este es el momento que más quería evitar el día de hoy.

     

Mi objetivo será hacerte Mía.©Where stories live. Discover now