Parte única

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—¡Jungkookie! —le llamaron—. ¿Vienes a comer conmigo? ¡Vamos, dile que sí a Hobi!

¿Cómo podría negarse a eso? No había forma.

—Claro, pero usted paga.

—Soy mayor que tú, niño —replicó, acercándose con un extraño movimiento de manos—. ¡Págame la comida!

—Cosquillas no, por favor —suplicó.

No hubo caso, el mayor comenzó una persecución que terminó con un Jungkook jadeando y él de igual modo, no consiguieron una tregua que convenciera a ambos.

—De acuerdo, ¿mitad y mitad? —inquirió el menor.

—Mitad y mitad —concordó el otro.

Luego de recuperar medianamente el oxígeno, ambos se dirigieron a la cocina a paso rápido, dando inicio así a la búsqueda de los fideos instantáneos que compartirían entre los dos.

.

.

.



—¿A esa hora? Demonios, sabes que tengo novio.

La voz de Yoongi, novio de Hoseok, resonó desde la puerta de entrada.

—¿Alguna vez eso te importó antes?

Ahora una voz femenina hizo acto de presencia.

Jungkook agradeció a los cielos que su mayor no se encontrara ahí en ese momento, pues este había ido a comprar aperitivos para acompañar una película que verían, gracias a que perdió en el piedra, papel o tijeras. Apretó sus manos con fuerza, esa mierda que su amigo tenía por novio se atrevía a engañarlo, ¡y además, hablaba con su amante en la puerta de su departamento!

Cuando el pálido chico entró y cerró la puerta tras de sí lo primero que recibió fue un empujón.

—¿Qué demonios tratas de hacer? Dime, porque no te entiendo, maldito hijo de puta —el menor escupió las palabras con nada más que odio emanando de sus ojos.

—Lo que sea que haga no es de tu incumbencia, mocoso —respondió, igual de fúrico. ¿Quién se creía ese tonto crío para gritarle en su propia casa?

—¡Oh, claro! Engañas a tu novio, que por cierto es mi amigo, ¡y no es de mi incumbencia! .—Jungkook gritó, sardónico.

—¿Y qué creías? ¿Que por tenerle ganas podías reclamarme en su lugar? .—Yoongi replicó, dando un golpe fuerte contra la mesa de la cocina—. ¿Por qué mejor no te resignas a ser su amiguito? Ese que todo el día está tras él y vive a base del amor que le sobra, ¿no crees que eso te va perfecto?

Jungkook no puedo soportarlo más cuando recordó todas aquellas veces en las que ese malnacido había hecho llorar a Hoseok, esas veces en la que su hyung lo llamaba en la noche porque él no llegaba a su hogar, o esa vez en la que Jimin y Taehyung lo habían encontrado llorando mientras en la mesa habían bolsas de comida para dos y le contaron que una mujer estaba con Yoongi en su estudio ese mismo día.

—Eres un jodido imbécil que de ninguna manera merece a Hoseok, ¿sabes?  —dijo, el odio en sus palabras iba en aumento—. No mereces a alguien que se preocupe por ti siempre, que te cuide en tus peores momentos y que te dé amor cuando no lo deberías recibir. Eres una puta basura a la que debería partirle la cara —exclamó ahora, tratando de contenerse—, pero no lo haré, por Hobi. Él jamás me perdonaría eso, porque en su infinita bondad seguramente encontrará perdón para alguien de tu clase.

Yoongi no pudo refutar eso, no cuando era algo tan cierto. ¿Cómo dejó que un crío, que no conocía a Hoseok ni la mitad que él, le dijera esas palabras? En el pasado nunca se visualizó siendo correspondido por él, creía que debería romper rostros por Hoseok, en caso de que le hicieran daño. ¿Cuándo se convirtió él en el causante del dolor de su novio, su amigo de toda la vida, su otra mitad? Quizá fue cuando el estrés le ganó y se dejó llevar por las caricias indiscretas de mujeres que no quería ni querría nunca. ¿Necesitaba, en verdad, esto para darse cuenta? ¿Necesitaba recordar las noches que había olvidado a Hoseok por unas míseras caricias? ¿Necesitaba verlo en la puerta de su departamento llorando?

—Hobi, bebé  —lo llamó, en vano, el chico había salido corriendo tan pronto se recuperó del estado conmocionado en el que había quedado al oír todo.

—¡Puta mierda! —gritó, las lágrimas empezaban a descender por sus mejillas.

—Yo voy a buscarlo —le informó el otro. Aunque quería negarle tal cosa, no pudo hacerlo. Jungkook tenía más derecho de buscar a Hoseok, después de todo, estuvo cuando él no. 

¿Cómo pudo ser tan imbécil? Ya no importaba, estaba todo hecho, no había nada que pudiera enmendar. Solo debería dejarlo ir.

¿Dejar ir a Hobi?

La amargura se hizo  presente en su pecho y las lágrimas brotaban, ahora, sin parar. Dolía. Dolía tanto que se sentía morir. Quería abrazarlo, decirle que lamentaba  todo, que ya no lo haría, que podía mejorar. ¿De qué servía? Todo el daño que le hizo no iba a desaparecer. Tenía que dejarlo.

Se derrumbó sobre sí mismo, sollozando, ocultando el rostro en sus brazos. Dolía. Pero lo mejor era soltar su mano. No lo merecía, tal como le había dicho Jungkook. Solo le quedaba sentirlo, llorar todas las noches por haber hecho el daño que hizo, alejarse de la persona que más amaba en el mundo; y, aun así, no sería suficiente para enmendarlo.

Quizá Jungkook podría cuidarlo, hacerlo feliz, hacer que lo olvide con el tiempo. Eso sería una buena recompensa.

Yoongi se levantó y limpió sus lágrimas, no podía seguir arruinando la vida de Hoseok. Tomó sus cosas, entre más llantos por todos aquellos recuerdos de los tiempos en los que era feliz sin saberlo, cuando recibía el amor de Hoseok mereciéndolo. Sonrió en medio del dolor al ver la fotografía de Hoseok riendo, recuerda el día: habían ido a una cita llena de helados, películas, besos y chistes malos. Hoseok había reído para él, por él, ¿cuándo dejó que el llanto remplazara las risas?

[...]


Para SeokSeok.

     Te amo más de lo que pude demostrar todos estos años. Aunque creo que jamás me esforcé por demostrarlo, creyendo que todo sería como en las películas, donde se entienden con miradas y besos.  Te amo más de lo que nunca amé a nadie. Por eso, lo que más deseo es que seas auténticamente feliz, y en ese destino no estoy yo.

Sé feliz, porque lo mereces. En cambio, yo no, por eso me voy. Porque la felicidad para mí eres tú, y no te merezco. Lamento solo poder decir que no te merezco, pero no quiero hacerte más daño explicando por qué hice lo que hice. No existe justificación para lastimar.

Me encantaría reunirme contigo y hablar como se debe, pero no tengo cara para verte.

Siento todo el daño que te hice, adiós.

P/d: nunca dejaré de amarte.

—De acuerdo, eso es todo .—Yoongi observó una vez más el que sería su antiguo hogar ahora—. Es hora de irme.

Se despidió y se fue, a paso lento, pues las lágrimas nublaban su vista.

—Lo siento tanto, SeokSeok.

Lo siento ↬ Junghope|SopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora