La llegada

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[De esas horas en las que sabíamos que se habían cruzado España para encontrarse con su amigo, pero no cómo había sido su reencuentro.]



Los miraba y no se lo creía. Allí, sentados en el hall del hotel estaban sus niños, sus hermanos dentro y ahora fuera de OT. Habían recorrido medio país para llegar a tiempo a recibirle en su salida de la academia. El primer reencuentro fue tan emocionante que sus ojos volvían a estar cristalinos.


Agoney se quedó mirándolos por un momento; ella oteando el móvil "debería llegar de un momento a otro", decía. El otro chico se mordía las uñas mirando al suelo, impaciente.

Fue caminando tranquilamente hacia ellos, con una sonrisa enorme en la boca. Por fin los iba a tener cerca de nuevo, a sentir su calor y protección.


- Perdonen, ¿saben donde están mis amigos? - preguntó al tiempo que estos levantaban las cabezas para darse cuenta de quién les hablaba.


De un salto, los jóvenes se levantaron del sofá en el que estaban y abrazaron al canario tan fuerte como pudieron. Nerea haciendo de monito, como siempre, encaramada al cuello de su mejor amigo, y Raoul, rodeando a ambos con los brazos.

De pronto, la emoción venció y las lágrimas empezaron a caer en grupo, silenciosamente.


- Jo, no lloren, que si lloran ustedes lloro yo otra vez... - Se quejaba Ago.


Después de unos minutos sin soltarse, la pequeña de los tres liberó a su amigo y se retiró un paso atrás. "Qué gesto más raro", pensó el moreno.

Justo en ese momento, escuchó un carraspeo a su lado.

Cuando giró la cabeza encontró aquellos sinceros ojos marrones que tanto había echado de menos.

Iba a abrazarle, pero dudó por un momento cuando comentó, con las mejillas al rojo vivo:


- Perdón... Me pasé hablando.


El catalán arrugó un poco la boca haciendo morritos y, con ese gesto sentenció:


- Un poco...


A lo que el canario, con una sonrisa, le devolvió la broma.


- Bastante...


- Un poco...


Entonces, acercándose lentamente, se tocaron la cara como si no hubiesen visto un rostro tan hermoso como el del otro en su vida. El beso que siguió fue lo más dulce que habían probado y, al separarse, unieron sus frentes sonrientes, felices por todo aquello que aún quedaba por venir. 

Juntos, por fin. [RAGONEY] -Where stories live. Discover now