Capítulo 3: La chica del piano.

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Caminaba por los pasillos al lado de la chica tímida que entró en su escondite. Una vez que habló con ella pudo apreciar mejor sus dos increíbles ojos verdes, algo llorosos, tras unas gafas redondas. Y no sabía qué le pasaba con el clip, pero no se creía que fuera para estudiar. Una excusa un jodidamente mala, la verdad. No la iba a juzgar de todas formas, ella tenía ideas peores seguro.

—Comprueba que no haya nadie por el pasillo, ¿vale? —le dijo a la chica.

—¿Qué?

Agarró el pomo de la puerta de la secretaría, que a esas horas ya no había nadie atendiendo al público, e intentó que hiciera clic antes de dar un fuerte golpe con su hombro para conseguir abrirla. No era la primera vez que lo hacía. Alexa se llevó las dos manos sobre la boca con un ruidito de asombro que le pareció adorable.

—¿Qué haces? —preguntó en un suspiro, y ella la miró mientras se acariciaba el hombro para calmar el pequeño impacto.

—Conseguirte un clip. Habíamos quedado en eso, ¿no?

—Pero esto es robar, pensé que ibas a dejármelo. Uno tuyo.

Sonrió porque era muy mona, antes de bajar la voz para susurrarle:

—Quédate aquí y vigila. Si viene alguien me avisas y te vas para que no te metan en líos.

—Pero...

Se llevó el índice a los labios para que no dijera nada más y le guiñó un ojo antes de entrar y pasearse entre los escritorios en busca de clips visibles. Al no encontrarlos, rebuscó entre los cajones. Bufó cuando vio su expediente una vez más en la bandeja de papeles de Margaret. Joder, ¿y ahora qué había hecho?

Lo cogió y lo miró, viendo un pósit que ponía «advertir a la alumna de futura de expulsión». Quitó el papelito y se lo metió en el sujetador para deshacerse de él más tarde, total, ya estaba advertida. Después volvió a poner el expediente en la bandeja, su lugar de residencia. O eso parecía. Sabía que aún no habrían visto el pósit, porque esos expedientes eran revisados por la mañana del día siguiente, así que eso de robar un clip para hacer maldades había resultado tener algo positivo para ella.

Abrió el primer cajón y sonrió al encontrar una caja de clips de colores. Genial. Los cogió y comprobó que no dejaba nada que la delatara antes de salir de allí, cerrando la puerta tras ella y mirando a Alexa, que tenía rostro algo angustiada.

—Ey, no pasa nada, si vivimos aquí esto es nuestra casa, ¿no? Podemos coger cosas prestadas.

—Pero esto lo has robado.

—Mira, está lleno, seguro que ni los usan. —Agitó la cajita frente a ella, que los miró con adoración. ¿Para qué querría clips esa chica?—. ¿Los quieres o los devuelvo? —la retó, moviendo la caja de un lado a otro y observando divertida cómo la chica no apartaba la mirada de ella.

—Los quiero —dijo rápidamente y ella rio antes de dárselos.

¿Qué le pasaba con los clips?

—Cuéntame la verdad.

—¿Qué verdad?

Alexa la miró a través de sus gafas y ella le sonrió mientras se apoyaba de brazos cruzados en la pared junto a la puerta de la secretaría.

—¿Para qué quieres los clips?

—Para estudiar.

Soltó una risita al escucharla antes de poner los ojos en blanco.

¿Jugamos al escondite?Where stories live. Discover now