Capítulo 3: Inauguración

394 7 0
                                    

Al principio el bar estaba desierto, algo que desanimó notablemente tanto a Martí como a sus dos trabajadores, sin embargo, conforme la noche iba avanzando, el bar poco a poco se iba llenando. La estrategia de Ricky de abrir el mismo día del estreno de la continuación de una saga en el cine más cercano de aquel barrio de la ciudad había dado resultado. No es que se tratase de un gran multicine, pero si había conseguido que se hiciera eco de la inauguración del bar. Eso sin contar que tenían preparado una actuación, claro estaba, si el artista llegaba a tiempo.

―Tenemos una emergencia ―informó Martí a Ricky y Mimi quienes se encontraban preparando múltiples bebidas para servir.

―¿Qué ha pasado? ―Preguntó Mimi enarcando una ceja mientras echaba cubitos en dos grandes copas.

―El cantante que iba a actuar me ha llamado diciendo que se encontraba indispuesto y no podrá venir ―resopló posando sus manos sobre su pelo.

―Mierda... ―murmuró Ricky―. ¿A quién se le ocurre ponerse malo en un momento así?

―¡Oh, venga, Ricky! Cuando alguien se pone malo no piensa en si es momento o no ―le espetó Mimi―. ¿Y qué vamos a hacer?

―No lo sé, pero como la gente se entere se va a marchar, tenemos que buscar una alternativa.

―Pero el cantante que iba a venir no es que lo conozca nadie, quizá no le den importancia ―sugirió Ricky.

―No lo creo, ya me han preguntado varios clientes por cuando empieza la actuación. Les da igual si el tal Juan Antonio es conocido o no, quieren ver algo y no se lo podemos dar ―resopló Martí―. Joder, tenía que haber hecho caso a mi padre, tenía que haber buscado a alguien de fiar aunque costase más caro...

―No te desanimes, así no solucionaremos nada, hay que pensar con la mente fría ―dijo Mimi antes de marcharse a servir unas bebidas a unos clientes.

Seguidamente Ricky fue a servir a otras personas. Cuando Mimi volvió a la barra a servir a varios clientes que esperaban allí, Martí la interceptó.

―Seguro que puedes hacer algo, Mimi, eres nuestra única esperanza ―susurró casi en una súplica.

―Ni lo menciones, Martí ―sentenció ella mientras sonreía a un matrimonio dándoles un cuenco de frutos secos para acompañar a sus bebidas.

―Me refiero a alguien que conozcas ―rectificó él.

―Ya no me muevo por ese mundo, no insistas ―protestó ella manteniendo la sonrisa ante el público.

―¿Insistir en qué? ―Preguntó Ricky cuando llegó a la barra con dos vasos vacíos.

―En nada ―se apresuró a decir Mimi antes de que Martí hablase.

Lejos de lo que la joven esperaba en la reacción de su compañero de trabajo, éste no insistió en interrogarla, algo que agradeció internamente. A pesar de ello, no sabía si lo había hecho porque no quería entrometerse, o porque Ricky miraba fijamente a la puerta del bar, totalmente sorprendido. Mimi miró hacia el mismo lugar y se encogió de hombros, no entendía por qué había reaccionado así, pero tardaría muy poco en descubrirlo.

Somos Operación CaminaWhere stories live. Discover now