Capitulo # 4

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Estocolmo, año 1914

Después de mantener una guerra con Suecia, Noruega tuvo que aceptar en la convención de Moss la unión con este, sin embargo, con algunas condiciones.

Berwald podía ver que Lukas extrañaba a Mathias, aunque no lo admitiese, pero sobretodo extrañaba a Emil, la pequeña y tierna representación de Islandia, quien ahora estaba con Mathias.

Obviamente Lukas había intentado huir de esa casa, pero no lo consiguió y tuvo que admitir su destino. Tanto Berwald como Lukas trataban de que las cosas marchasen bien; a veces comían juntos, pero casi nunca sucedía eso, pues Lukas era muy diferente a Tino, y prefería la soledad a diferencia del pequeño finés.

Al principio no podían dirigirse palabra, y ya después con el paso del tiempo no les quedó de otra más que volver a tratarse como lo que eran en un principio: hermanos.

—¿Qué has sabido de Emil?

—No te mentiré, me preocupa que aun pregunte por mí. Mathias no sabe qué hacer cuando llora o trata de buscarme, y yo... y yo no puedo hacer nada al respecto.

—Sé que es mi culpa que no estén juntos...

—No todo es tu culpa: Mathias aportó al ayudar a Iván en su plan para arrebatarte a Tino, es obvio que no te darías cruzado de brazos—suspiró pesadamente, dejando la taza de café a un lado—. Solo espero que la guerra entre ustedes termine, y espero que algún día me dejes marchar. Quizá si todos estamos solos...la paz vuelva.

—Sabes bien que no te puedo otorgar la independencia, pero eres una región con cierta autonomía, así que si así lo quieres, puedes marcharte a Noruega.

Estaba muy contento de oír esas palabras, y claro que aceptaría aquella oferta. Era lo mejor que podía hacer.

***

Década de los 60's, siglo XIX, Dinamarca.

Acostado en su cama, yacía un pequeño niño leyendo uno de los libros más novedosos de la época, pues había escuchado que dicho libro hablaba de su pequeño territorio, de aquella isla que era muy misteriosa y extraordinaria para los geólogos.

Se sentía feliz de que aquel libro con el título de "viaje al centro de la tierra" le describiera, porque él era Islandia, la pequeña y adorable representación de Islandia.

Emil, el más pequeño de los cinco nórdicos, y el que no entendía mucho sobre la guerra entre sus hermanos, poco a poco se vio entristecido al notar que hacía tiempo no iba a sus territorios, y que seguramente no debería ser digno si quiera de ser la representación Islandesa por dicho motivo.

Antes de que Mathias se diese cuenta, empacó unas cuantas ropas y dinero, disponiéndose a salir de aquella casa de la que hacía tiempo no salía, yendo en busca de volver a ver a sus territorios, sin embargo, antes de que pudiera salir...

—¿A dónde crees que vas?—exclamó Mathias, un tanto sorprendido de ver a su pequeño hermano con esa maleta

—Yo... yo quiero ir a Islandia, son mis territorios, y hace tiempo que no voy a verlos y... solo quiero ir a donde pertenezco. Por favor.

Se quería negar, pero por algún motivo la tierna mirada de Emil le hacía negar resistencia ante las peticiones que este le hacía.

—Vamos los dos, Lukas jamás me perdonaría que te dejara ir solo.

Dos horas después, ya con maletas en mano, llegaron al puerto y buscaron el primer barco con destino a Islandia, sin embargo, el último barco había zarpado no hacía mucho, por lo que tenían que esperarse una semana aproximadamente para el siguiente viaje.

MEMORIAS DEL SIGLO XIXWhere stories live. Discover now