14 de Febrero

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Quizás no había salido de la manera en la que había esperado.

Magnus se había acercado hacia él con la pequeña cajita y parecía tan emocionado con su propio regalo que lo abrió por él y se lo mostró con una inmensa sonrisa de dientes blancos de leche.

-¡Mira!-había exclamado mientras sacaba el regalo, Alec aún no había podido hablar de la emoción de que estuviese ahí. Los ojos azules se llenaron de luz pero no se movió, como si no entendiera qué era y a la vez sí, como si no creyera que fuera para él. Era una vaquita, no muy grande ni pequeña, y parecía suave. Era hermosa.-¿Te gusta? ¿por qué no dices nada?-mientras él admiraba la vaquita, Magnus no había dejado de hablar, por lo que no notó cuando su novio moreno empezó a hacer un puchero-¿No te gusta?-preguntó al borde del llanto. Con los ojos cristalinos, se giró hacia sus padres-¡Mami!-sollozó-¡A Alec no le gusta! ¡Me mintieron!

Y luego se largó a llorar. Lo cual despertó a Alec de su trance, abrazando a Magnus felizmente, mientras tomaba la suave y regordeta vaquita entre sus flacos brazos, y los apretaba contra sí. Riendo.

-¡Claro que me gusta! ¡La amo!

Los padres de ambos se vieron confundidos por lo extraña que era la situación, nadie los había preparado para presenciar escenas así ni cómo reaccionar a ellas. Un hijo no venía con manual de instrucciones, lamentablemente. Pero hacían lo mejor que podían.

Como cualquier niño, Magnus inmediatamente se calmó y le sonrió enormemente mientras dejaba un casto besito en sus labios. Alec pudo saborear el gusto de las lágrimas de decepción que había derramado su novio. Entonces se dio cuenta que Magnus llevaba la corona de su juego de Príncipes y Piratas y río, tocándola. Antes de notar las flores blancas en su mano olvidadas.

Las ofreció tímidamente, avergonzado de no haber podido encontrar algo mejor, pero al menos le agradecía a su padre internamente no dejar que quedara en vergüenza con las manos vacías.

Magnus las tomó con emoción, dejando un beso en la mejilla de Alec y oliendolas. Alec pudo notar que los padres de Magnus se despedían de los suyos y que los hermanos de Magnus ya estaban ahí, Effy jugando con Izzy y Jace siendo molestado por el chico rubio mientras que Maryse se llevaba a Circe donde supongo estaría en la misma cuna que Max.

- Alec-le llamó Magnus con el ceño fruncido, viendo hacia el ramo de flores.
-¿Qué pasa?-respondió, asustado de que algo estuviera mal y abrazando a su vaquita fuertemente contra su pecho.
-¿Estas no son las flores de tu jardín?

Robert se ahogó con el vaso de agua que tomaba, pero lo disimulo bien antes de regañar a Jace para no levantar sospechas. Claro que el rubio se vio claramente ofendido porque su padre lo usara para disimular, ya que bufo y se sentó a ver la televisión de brazos cruzados y ceño fruncido.

-Eeeeh...- dijo Alec, él no sabía mentir. Su mami decía que estaba mal así que tampoco había querido aprenderlo. No quería ser malo. Pero ahora parecía necesario-. Yo, eh...-suspiró-. Sí.

Magnus sonrió enormemente de nuevo y Alec se preguntó por qué siempre que lo hacía el estómago se le llenaba de una sensación tan agradable y cálida. Si es que eso tenía algún sentido.

-¡Me encanta!- dijo, oliendo una vez más y tirándose sobre él en un abrazo luego de ello-. Amo tu jardín.

Alec sonrió aliviado, mientras lo abrazaba con la vaquita entre medio de ambos. Sintiendo la calidez del cuerpo de Magnus y su cariño.
¿Se podía sentir el cariño? Porque él juraba poder sentir el amor manar de Magnus como si fuese algo palpable.

Quizás fuese porque era Magnus. O porque lo amaba. O por un montón de razones que quizás no entendía porque era muy pequeño para entender.

Robert hablaba con Maryse ahora, un Max bebé en su brazos tomando su leche mientras que Maryse tenía en brazos a la menor de los Bane. Effy pintaba el rostro de su hermano menor junto a Izzy, ya que este se hacía quedado dormido sobre el sillón. Jace se vio interesado por participar pero era demasiado orgulloso, no fue hasta que ellas lo invitaron que se acercó con una sonrisita maliciosa y entre los tres pintaron el rostro del mayor de los Bane.

-Deberías ponerle nombre-sugirió Magnus, mientras besaba su mejilla repetidas veces.
-No sé de nombres-respondió con un tierno puchero.
-¡Puedo ayudarte!-exclamó el moreno con su tono siempre alegre y Alec no pudo evitar que se le contagiase.
-¡De acuerdo!
-Uh, uh-dijo Effy-. La vaquita será como su hija. La hija de Magnus y Alec.
-¡Nooo!- se quejó Jace, celoso.
-¡SI!- Dijo Izzy con emoción, apoyando a la mayor-¡Es la hija de un Pirata y un Príncipe!

Quizás fue por la forma en la que Izzy lo dijo, pero eso pareció entusiasmar a Jace.

-¡Tenemos que jugar! ¡Los malos secuestraron a la princesa vaquita!

Y entonces todo se volvió un desastre de risas y niños corriendo, la felicidad de los niños llenando el lugar.

Alec miró a su alrededor y se sintió feliz.

Era como estar un día en familia y le gustaba eso. Claro que no contaba con que ambas familias juntas eran un desastre.

Sabor A Chocolate [Malec/AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora