Capítulo 19: Ese Hombre

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Ran Min sonrió afablemente, pero los nobles solo lo miraban sin una palabra.

Wang Hong entrelazó sus manos, lo miró y preguntó, "¿Ran Min? ¿Acaso eres un descendiente de Ran Yong, uno de los doce Filósofos1?"

"Así es", Ran Min replicó con una sonrisa.

Estas dos palabras causaron a la multitud a revolver en ruidos susurrantes.

El peso del estatus de una familia prestigiosa se había trinchado en los huesos y médula de los literarios. La nobleza en las Planicies Centrales sabían claro como el cristal cual apellido descendía de que Erudito. Había aquellos que no leían mucho, pero tenían los linajes memorizados. La introducción de Wang Hong era la única cosa que los Eruditos necesitaban para saber inmediatamente quien estaba parado enfrente de ellos.

Sus susurros eran bajos, todos suprimiendo su voz. Ellos parecían querer evadir el provocar al hombre enfrente de ellos.

Wang Hong suspiró en un murmullo: "Sir, sus raíces provienen de las Planicies Centrales. Su Ancestro también fue el discípulo de un Sabio". Aquí, lo que sea que estuviese pensando, su tono cambio, en su lugar a estar lleno de dignidad: "¿Qué es lo que quieres hacer? ¿Nos darás a Shi Hu? o, ¿Tomarás nuestras propiedades para financiar el ejército?"

Sus palabras comenzaban a perder cortesía.

En este momento, Wang Hong todavía lucía calmado y sonaba elocuente, pero los nobles parados detrás de él habían palidecido al oír 'Shi Hu'. Ellos migraron al Sur porque estaban evadiendo a los bárbaros; ¡ellos nunca imaginaron que aun así caerían en las manos de bárbaros aunque habían cruzado el Río Amarillo!

Además, ¡ellos estaban cayendo en las manos del más temido Shi Hu! Este hombre había ordenado que cualquier hombre de las tribus nómadas podía obtener abiertamente de los Hans cualquier cosa que pudiesen carecer, sean ropas, propiedades o mujeres.

Wang Zhuo estaba parado con una cara tan blanca como un pergamino. Detrás de él se encontraban temblando los niños Wang.

Esta vez, no solo experimentaron desesperación pero también arrepentimiento: ¡Esa joven lady de la Casa Chen evidentemente es un profeta! ¿Por qué no escuchó su consejo? ¿Por qué no esperaron otro día o dos, y luego cruzaríamos el río después de que los exploradores regresaran a reportar sus descubrimientos?

Este arrepentimiento y desesperanza se difundió a través de la multitud en un periodo corto de tiempo. Muchos jóvenes no pudieron mantenerse firmes, y algunos fueron incapaces de suprimir sus sollozos.

Ran Min se inclinó en contra de su gran caballo rojo, sus ojos profundos barrieron calladamente a través de la multitud.

Él solo tenía que estar parado allí para infundir una sed de sangre desorbitante en el aire. Además, había una llama intensa en sus ojos en este momento. Donde sea que ellos fuesen, la gente retrocedía.

Mirando a estas personas tímidas, Ran Min se enderezó lentamente.

Él ya era muy alto. Cuando él se paraba derecho, su físico imponente era incluso más notable. Sus ojos intensos e indescifrables barrieron la multitud, y luego gritó repentinamente, "¡No lloren!"

El llanto vino a un alto absoluto.

Ran Min dejo ir la rienda y dio dos pasos hacia adelante. Las personas retrocedieron involuntariamente con su movimiento. Solo Wang Hong y otros Eruditos de renombre no se movieron, sonriendo y mirándolo calmadamente en su lugar.

Al ver esto, los labios delgados de Ran Min se curvaron hacia bajo en algo como un fruncido.

¿Cómo de imponente era él? Solo una frente fruncida había enviado a docenas de niños nobles a caer al suelo en una serie de golpeteos.

El fruncido de Ran Min empeoró. Él se volteó y miró agudamente a los niños, su voz clara resonando en un rugido: "No se asusten tan fácilmente. ¡No olviden que son hombres!"

Los niños siguieron temblando sin parar, pero algunos Eruditos se iluminaron, mirando el uno al otro.

En este momento la voz de Ran Min se suavizo: "No teman. No perderán sus vidas. Tampoco perderán su dinero y bienes".

Todas las voces se desvanecieron. Incluso aquellos quienes estaban llorando habían alargado sus ojos llorosos en sorpresa, mirando esperanzadamente al vagabundo sin raíces enfrente de ellos.

Ran Min sonrió y volteó a los Eruditos, apuntando un dedo hacia Luo'yang para decir: "¡Caballeros, por favor regresen a sus carruajes! Yo, incompetente Ran Min, los escoltare de regreso".

Después de que los Eruditos se miraron el uno al otro, Wang Hong dio un paso adelante, levantó sus manos entrelazadas hacia Ran Min y preguntó audiblemente, "¿Lord Ran, quiere decir?"

Ran Min sonrió entre dientes, exhibiendo un frio penetrante desde sus dientes blancos: "Nada realmente. Los Hans en el Norte han migrado al Sur. Después de que ellos oyeron estas noticias, los Hu han estado esperando en las áreas cercanas. No quiero permitirles obtener más provisiones, así que los estoy bloqueando".

Sus palabras causaron a la gente entrar en murmullos.

Wang Hong y su grupo miraron arriba, sus ojos observando a Ran Min. Una leve sonrisa apareció en el rostro de Ran Min, mientras indiferentemente los dejaba evaluarlo.

De estas personas, solo Chen Rong creía que lo que este hombre decía era verdad.

Los murmullos se hicieron más ruidosos. Las personas siguieron susurrando, sus ojos evadiendo a Ran Min mientras sorpresa y duda surgía de sus semblantes.

Por fin, Wang Hong repentinamente se volteó y buscando inspeccionó la multitud.

Él vio a Chen Rong inclinándose dócilmente, tan calmada como la superficie del agua. Él tomó su paso y caminó hacia ella.

Todos los ojos estaban en sus acciones. Debería decirse que Wang Hong era el hombre más afamado en la caravana, él era el pilar de todos.

Wang Hong fue al lado de Chen Rong y, después de asentir hacia Wang Zhuo y su grupo, se volteó a ella, colocó su manos juntas y preguntó, "¿Ah Rong, crees que lo que el General Ran dice es la verdad?"

Enfrente de tantas personas en semejante tiempo, él actualmente le preguntó a una pequeña niña acerca de un asunto importante.

De repente, aquellos quienes estaban atónitos no podían ser contados.

Atónito, también, se encontraba Ran Min. Él miraba con interés hacia Chen Rong e ignorando a todos los demás, dio pasos grandes hacia ella y Wang Hong.

Él caminaba muy enérgicamente, y cuando todos automáticamente dieron paso, él llegó detrás de Wang Hong en un instante.

Todos los ojos se encontraban ahora reunidos en Chen Rong.

"Cuando él nos vio", ella replicó mientras reverenciaba hacia Wang Hong, "El General aclamó un apellido Han. Sus palabras no parecen ser mentiras".

Wang Hong la evaluó por un segundo, asintió y murmuró: "Este hombre no tiene reputación por mentiras, que haya oído". Aquí, él sonrió irónicamente, pensando que ellos eran carnes en una tabla de cortar de todas maneras. Ya sea que Ran Min quisiera cocinarlos o molerlos, no había nada que ellos pudiesen hacer. Era innecesario preguntarle a una lady como Chen Rong.

Entonces de nuevo, esta joven lady había estado correcta tres veces en su camino aquí. Sus palabras son fiables.

En este momento la risa de Ran Min se alzó detrás de ellos: "Nunca hubiese pensado que después de todos estos años de mi vida, el quien me entendería sería una hermosa damisela".

Y entonces él se volteó en medio de su risa resonante, su oscura túnica púrpura se agitaba en el viento del río. Él saltó en su caballo rojo, ondeó su mano derecha y gritó: "Vámonos –"

Chen Rong notó con claridad que, aunque él dijo que ella 'lo entendía', sus ojos eran lucidos y ni el mínimo rastro de conciencia que un hombre debería tener por la belleza de una mujer podría verse en su rostro.

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1.- Los 'doce Filósofos' se refiere a los doce eminentes discípulos de Confucio.


Mei Gongqing (La Cortesana Encantadora)Where stories live. Discover now