Capitulo 30

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PO.v _______.

Vacaciones, mis hermosas y merecidas vacaciones.

Ya estaba completamente feliz, estuve en el acto de grado de Kai y sus amigos, él estaba contento, por fin dejaría la secundaria, no paraba de repetírmelo, no paraba de decirlo a sus padres y amigos, estaba loco, por algún momento creí que le iba a lanzar una bomba al colegio. Aunque su sonrisa cayó cuando le dije que aún faltaba la universidad. Su cara estaba hecha un poema.

Fuimos a muchos lugares, sus amigos resultaron tan tiernos y lindos. Lloré a mares cuando me prometió que estaría para mi graduación, es tan lindo cuando sientes la misma emoción que siente una persona la cual quieres demasiado.

No pude resistirme a meter la cara de Kai en un pastel, hicimos un desastre en la tienda, pagamos, sí, pero nos divertimos.

(...)

Ya era de noche, estaba algo cansada, pero aún tenía mucha energía como para esperar la cena, la comida va primero, anótenlo.

Mi hermano estaba en casa de nuevo, su esposa y Richi estaban en el patio trasero jugando con mi padre, mi madre estaba en la cocina junto a la madre de Kook. Nuevamente haríamos una cena familiar o algo así. Me gustaba este ambiente, amaría demasiado que las cosas siempre fueran así.

El timbre sonó y me levanté del sofá rápidamente para abrir la puerta.

-Legué. –el padre de Kook apenas pudo formular palabra gracias a que en una mano traía una caja de pizza, en la otra traía varias cajas de comida rápida, en su boca las llaves de su auto y sostenía con su cuello y hombro otra pequeña caja.

-¡Dios mío! –susurré, rápidamente le ayudé con la pizza y la caja que traía en su hombro, el suspiró aliviado y fuimos hasta la mesa para poner las cosas.

-Gracias. –sonrió. –De verdad me sentía incómodo. –rió.

-No tiene que agradecer, padre. –él sonrió ante el apodo. –Tenía toda la tienda encima.

-Ya me está pegando la edad. –bromeó. – ¿Y tu madre?

-En la cocina, las dos están ahí.

-¡Oh! Esas mujeres aman cocinar juntas.

-No puede negar que lo hacen genial.

-Las mejores. –sonrió. -¿Y tu padre?

-Está en el patio trasero con Richi y su madre.

-Gracias. –desacomodó mi cabello y fue directo al patio trasero, no sin antes halagar a su esposa y a mi madre por tan delicioso olor que salía de la cocina.

Fue hacia la puerta nuevamente para cerrarla, pero Kook apareció primero.

-¿Mi padre ya está aquí?

-Sí, entró en forma de bastón.

-¿Bastón?

-Sí, estaba como... -me detuve. –Nada, adelante.

Le invité a pasar, él se fue directo a la cocina, le gustaba comer, ¿a quién no?

Por mi parte volví nuevamente al sofá a relajarme un rato, cerré mis ojos por un momento pero al hacerlo sentí un peso sobre mí que hizo que abriera mis ojos de golpe.

-¿Richi? –he aquí el niño más travieso de todo el mundo.

-Tía, tío Kook ya está aquí. –habló feliz, mostraba una sonrisa hermosa.

-Sí, lo sé, pequeño. –le sonreí.

Aun no lograba descifrar por qué siempre que está alegre me salta encima, su sonrisa era tan autentica, dejaba mostrar todos sus dientecitos y cerraba completamente sus ojos.

-Vengan a comer..

La voz de mi madre se hizo presente, me levanté junto con Richi y ya todos estaban en la mesa, bastante rápido, demasiado.

Me senté al lado de Richi y comenzamos a comer mientras hablábamos y contábamos historias, decíamos chistes, así pasamos toda la cena, sin contar que a mi padre se le derramó el vaso de jugo dos veces.

Hoy por alguna razón era diferente, se sentía diferente todo, no presté atención y seguí.

Al acabar la cena nos sentamos en el patio trasero, Kook se fue primero, Richi se fue a dormir, los demás aun estábamos ahí, mi hermano contaba cosas vergonzosas que hacía de pequeño, su esposa reía a carcajadas al escucharlas. Un teléfono sobre la mesa comenzó a sonar, varios mensajes al mismo tiempo.

-¡Oh! Mi niña, ¿podrías llevárselo a Kookie? –la madre de Kook habló.

-Sí, claro. –tomé el aparato para luego dirigirme a la casa de Kook.

No me sorprendí que se le quedara el teléfono, siempre lo deja tirado donde sea, es muy de él. Pasé a su casa ya que la puerta estaba abierta, cerré la puerta detrás de mí y me quedé en la sala de estar.

-Kook...

Nada..

-Oye..

Nada..

-Jeon JungKook, contesta.

-Estoy arriba. –gritó.

Rodé mis ojos y me dispuse a subir las escaleras, mis piernas dolían y era un martirio subir escalón por escalón. Me dirigí a su cuarto y toqué la puerta.

-Adelante. –Se escuchó del otro lado de la puerta, sin duda pasé rápidamente.

-Kook, tu tele- . –me detuve al ver lo desordenado que estaba su cuarto. –Fono. –completé.

-Gracias. –sonrió al tener su teléfono en manos. –Tantos mensajes.

-¿Qué es lo que haces? –pregunté curiosa.

-Estoy empacando. –dejó su teléfono a un lado.

-¿Empacando para? –contuve la respiración por un momento, el terminó de cerrar una de las maletas y me miró.

-El avión sale mañana en la tarde.

Fueron palabras suficientes para destruirme, él no lo sabía porque yo no demostraba nada, pero una parte de mí se quebró por dentro. Sin embargo sonreí.

-Estoy feliz por ti.

Lo quiero, pero no estaba feliz.

-Cuando una persona de verdad está feliz se ve en todo su rostro, tu solo tienes una sonrisa a medias.

-Estoy feliz, Kook.

-Si me pides que me quede te juro que lo hago. –se levantó.

-Tu futuro está planeado, te vas, luego se va Leeila, se casan y así termina la historia.

-Si me pides que me quede te juro que lo hago. –repitió.

-Ahí está tu felicidad, no te la voy a arruinar.

-Si solamente me lo pides. –se acercó.

-Detente, ni se te ocurra acercarte más. –susurré e hice que se detuviera.

Me derrumbaría por completo si apenas me toca.

-Por favor...

-Si quieres irte, vete.

Cada palabra la dije mientras miraba sus ojos cristalizados, me dolía más que a él. Sin embargo salí de ese lugar ignorando todo lo demás. 

¡Que odioso, Jeon! -Jungkook y tu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora