El Bosque gelido

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Hace demasiado frio, las copas de los pinos están con un aspecto gélido y blanquizco, el hielo abunda en la corteza del suelo, la hiedra crece lentamente en la nieve que cubre cada rincón del bosque, copos de nieve dominan los cielos, unas nubes grises se asoman encima de nosotros, el aire es seco pero a su vez glacial, nada es normal por estas zonas y mucho menos cuando nieva, traemos consigo algunos espíritus de hielo que pueden congelarte en un simple cubo de hielo, te paralizan y tu cuerpo queda inmóvil ante el tiempo, un golem de hielo nos acompaña esta algo dañado por las flechas y cañonazos que recibimos al escapar de aquel mortífero y nefasto lugar.

Una amiga, llamada Anastasia, está herida por completo recibió consigo un sinfín de golpees de diestra a siniestra, es una mosquetera, trae consigo su pesado mosquete junto a su casco con una pluma azul, yo en cambio intento mantenerla con vida mediante hechizos o pociones de curación, unos pequeños seres que iluminan nuestro camino nos guían hacia un valle lleno de electricidad, nos acompaña un zappie (una máquina de estatura baja, con un generador eléctrico sobresaliendo en el centro de su cuerpo de metal y madera, emite consigo unos tipidos y saca consigo unos haces de luz lo suficientes luminosos).

Camino con mis espesas botas de cuero, cargo conmigo a esta Anna quien porta rasguños en su piel cálida, no tenemos con que abrigarnos, solamente tenemos a los espíritus de fuego que nos guían a un lugar seguro, uno nunca sabe lo que le espera, en estos últimos días hemos recibido emboscadas que han acabado con la vida de varios acompañantes, es horrible el pensar que uno ha perdido a varios y está a punto de perder a otro más.

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La nieve cae lentamente en nuestras caras, siento como el aire gélido entra en mi interior y como yo expulso mi calor interior, el aire sopla y las puntas de los pinos siempre apuntan hacia el cielo, siempre, veo como hay flechas clavadas en algunos troncos y como hay cortaduras en muchos rincones del bosque, me siento muy débil y no creo que pueda seguir adelante, no estoy acostumbrado para estar en estas zonas, ni hablar de Anna quien sufre desesperadamente por encontrar un punto donde haya calor, vida y tranquilidad, venimos huyendo de una zona de guerra y destrucción en donde personas y criaturas mágicas pelean entre sí para ver quién es el mejor, eso es una gran estupidez.

Mi amiga muere lentamente, la Curación no ha servido de mucho para mantenerla con vida, necesito a fuerzas un poco de hierbas de calor y luz para poder curar sus heridas, pero creo que es muy tarde para ello, no quedan muchas provisiones para comer o defenderse de los esqueletos ambulantes o los maniáticos que deambulan con sus sonidos fantasmales todas las noches.

Camino con esfuerzo, doy lo mejor de mí, pero no creo poder más, ya no puedo, ya no... si tan solo tuviéramos un globo aerostático en donde viajar y llegar sanos y salvos a una zona segura, pero creo que son demasiadas la ilusiones que uno tiene cuando el tiempo pasa y la nieve y el frio te intentan matar sin más, traigo conmigo una cantimplora, un reloj (hecho hace mucho tiempo atrás en el Electro Valle), ropa abrigadora, una mochila junto a una piernera azul y algo de comida y pociones, mis compañeros son lo único que tengo para defenderme eso incluyendo que porto una llave inglesa, vieja y oxidada pero útil.

Huimos con el único propósito de alejarnos lo más que podamos de aquellos conflictos bélicos que tanto dicen ser de gran diversión tanto para los poderosos como el público que paga monedas de oro para ver cómo se matan unos a otros, eso no es lo único sino que clanes han conquistado zonas y esclavizado a personas, con el único lema de "El poder siempre nuestra pasión", he visto como es el campo de batalla, lo he vivido en carne y hueso, he tomado cartas en el asunto quejándome con los capitanes que portan consigo espadas largas y filosas, lo único que recibo de respuestas son burlas por "cobarde" o castigo para limpiar el desastre que dejan aquellos cerdos que montan los monta puercos.

Mi amiga Anna y yo habíamos planeado esto desde hace mucho tiempo atrás obviamente con ayuda de más personas y seres fantásticos que terminaron siendo parte de mi memoria y recuerdos vagos, en un principio éramos más de una docena magos, mosqueteras, duendes, ingenieros o criaturas inocentes, luchamos hasta nuestro cansancio, llovieron flechas para inmunizarnos o nos lanzaron cohetes llenos de pólvora para que termináramos siendo simple y mal preciado polvo de campo.

Corrimos con todo, nadie volteaba atrás cuando venían atrás de nosotros jinetes con largas lanzas o mosquetes repletos de esferas sólidas y compactas listas para matarnos a todos, algunos se sacrificaron para retrasar aquellos ataques, era de noche, con luna llena y resplandeciente encima de todos nosotros, observando con desprecio a aquellos que nos torturaron y masacraron, la nieve apenas caía en aquel campo abierto, las estrellas palpitaban una y otra vez en el oscuro cielo nocturno, "que será de nosotros?" cuestione al momento de ver que mi mejor amigo daba su vida por nosotros, era un mago de hielo, común y corriente, él podría haber sobrevivido a estas bajas temperaturas pero el destino no lo quiso.

Anna apuntaba consigo su largo mosquete y se escuchaba un chirrido metálico que al impactar en los cuerpos de metal y tela caían desplomándose por completo a las altas hierbas que se alzaban sobre nosotros, uno tras otro caían, algunos con un grito de dolor, pero otros sin decir nada morían, un gran sol se acercaba rápidamente sobre nosotros, era brillante y caliente antes de que impactase encima de unos duendes que nos cubrían de un guardia con una cubeta en su cabeza.

Corrimos más y esta vez fue gracias a la poción de Furia, corrimos como nunca antes, nos adentramos en el gélido bosque junto a varias criaturas fantásticas, no había más personas en nuestro grupo solamente Anna, yo y los seres inocentes, se escuchó un estruendo a lo lejos acompañado de una gran luz que a su vez desaparecía en la penumbra de la noche, "Chispitas..." dije en voz baja, nos alejamos lentamente adentrándonos más al bosque sin rumbo fijo, sin vida alguna, sin ninguna cosa, sin nada y sobre todo sin existencia.

Solamente caminábamos en el tranquilo bosque entre la espesura de la noche y el crepitar de las llamas de los espíritus de fuego, pienso que vamos a morir, pero es algo inserto, ahora solo faltaba esperar, la espera es segura y aburrida como la noche...las provisiones se acaban al paso del tiempo, mientras que Anna me ve con ojos llenos de lágrimas y preocupación, no sé qué hacer y estoy desesperado por encontrar ayuda

Con falsas ilusiones el ingeniero Félix Shane

Crónicas Magníficas: El ultimo caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora