Capítulo 21

1.1K 91 26
                                    

Anahí y Alfonso conectaron sus miradas, que en ese momento brillaban especialmente.

Podían ver sus almas reflejadas en las púpilas del otro.
Podían decir miles de palabras si seguían mirándose de esa manera.
Y podían sentir los labios del otro cuando se sonrieron entre sí.

De pronto no sabían exactamente porque sentían todo lo que sentían, por qué existía el amor entre ellos.

Simple y sencillamente, de esto se trataba el amor. De no saber exactamente porque quieres tanto a una persona.

Sólo hay que amar sin frenos.

—Gracias Poncho —contestó Anahí con una sonrisa imborrable.

Alfonso se acercó, la tomó de la mano, no sin antes dejar un beso delicadamente en el dorso de ella. La ayudó a bajar los ultimos escalones, le echó una mirada de complicidad y agradecimiento a Ana Paula que espectaba todo con una sonrisa.

—Que les vaya muy bien —dijo Ana Paula antes de retirarse.

—Gracias a ti también Ana Pau —se acercó para darle un beso en la mejilla como gradecimiento—. Te quiero mucho.

—Yo a ti —respondió—. Adiós tortolos.
Dicho esto, salió disparada escaleras arriba.

—¿Nos vamos? —preguntó Alfonso. Anahí asintió.

Salieron afuera hacia el coche, Alfonso abrió la puerta del copiloto como todo un caballero. Anahí subió y seguido él cerró la puerta trás de ella.

—¿Y ya me vas a decir a dónde vamos? —preguntó Anahí.

—Es sorpresa.

—Ay, por favor, dime —dijo haciendo puchero.

—Como me encantaría decirte, porque con esa carita no podría decirte que no —dijo Alfonso y rió levemente—. Pero es que no sé a donde vamos... Como ya te dije, esta cena fue organizada por alguien muy especial.

—¿No sabes a dónde vamos? —él nego— ¿Y entonces cómo vamos a llegar?

—Tengo la dirección, no te preocupes.

—Okey... Alfonso, gracias por invitarme.

—Gracias a ti, por aceptar.

...

—¿Es aquí? —preguntó Anahí.

Era un lugar muy bonito, pero no había nada de gente. A salvo de un par de personas que estaban en la puerta del establecimiento, cómo si estuvieran esperando a alguien. En este caso a ellos.

—Aquí me mandó la dirección.

Se acercaron a la puerta y las personas les sonrieron amablemente.

—Bienvenidos. ¿La señorita Anahí y el señor Alfonso? —preguntó uno de los señores.

—Así es —respondió Alfonso.

—Queremos que tengan una velada maravillosa, por favor pasen. Todo está preparado y listo para ustedes —dijo la señora. Ambos abrieron las puertas y les dieron paso hacia el lugar.

La mecánica del lugar era que, era un lugar reservado, solo estarían ellos dos en toda la velada. Pero antes, los mejores chef's preparaban un menú elegido por el que reserva el lugar. En este caso Ana Paula. También quien reserva, elige la decoración, la música y todo para que la pareja pase una perfecta noche.

Doble Vida.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt