Capitulo 39: un poco de verdad

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Después de que la cena y la charla en la sala de té termino me dirigí de inmediato a mi habitación, solo quería dormir, el cambio de horario, el largo viaje y todo lo ocurrido este día ya me estaba pasando factura. Al entrar mis doncellas estaban allí, tal y como acostumbraban, me ayudaron con mi vestido, fui al baño y me lavé la cara y los dientes, me puse mi pijama, pero justo cuando estaba a punto de entrar en la cama alguien tocó a la puerta. Nuevamente y como una completa estupida, pensé en Gideon, pero cuando Bia después de abrir entro rápidamente solo me decepcione y preocupe a la vez al ver su cara.
— que sucede? — le pregunte rápidamente.
— Lo siento mucho — dijo apenada, supongo que se imaginaba que estaba cansada — pero el Rey la está esperando en su despacho. — dijo, sin pensarlo me paré de golpe, me puse las pantuflas y salí lo más rápido que pude, como rayos lo pude haber olvidado, no podía seguir de esta forma... Al llegar a la puerta me encontré con Gideon, él solo me miro, no sonrió, ni se burlo por mi pijama de cerditos. Había estado así desde que discutimos en el bote, en la cena se la había pasado hablando con mi abuelo o con el padre de Jeremy y para mi desgracia también con Jade quien me miraba de vez en cuando para sonreírme con satisfacción. Al menos no me ignoraba solo a mi, Gideon no se acercó si quiera a saludar a su padre, supongo que después de escuchar que la boda de este con la duquesa sería dentro de dos semanas lo menos que quería era hablar con él, por mi parte, también me mantuve distante, me la pase hablando con Jeremy sobre dibujo o compartiendo ideas para el evento de caridad que todos los príncipes organizan cada año y del cual él era el encargado, también hable un poco con la Duquesa y obviamente evite cruzar más de dos palabras con la Reina Estella a la que estaba segura no le agradaba. Pero ahora después de una larga noche tratando de evitarnos lo tenia frente a mi y lo único que hizo fue mirarme, eso y decirme que lo dejara a él hablar... Aparte mi mirada con decepción y di dos golpes a la puerta, mi abuelo respondió del otro lado pidiéndonos pasar, Gideon abrió la puerta dejandome espacio para entrar primero, solté aire con cansancio antes de entrar... Al entrar hice una corta reverencia.
— veo que ya te preparabas para dormir — dijo observándome, él por alguna extraña razón precia un poco distinto, no en aspecto, sino más bien en comportamiento, se le notaba más tranquilo, más amable y sin ese ceño fruncido que solía tener.
— lo siento, olvidé por completo que tenía que verle después de la cena — dije limitando mis palabras.
— primero quiero que vean esto — dijo deslizando un periódico hacia nosotros, era el mismo que James nos mostró cuando fue a recogernos al aeropuerto, por lo tanto no me impresionó, al contrario me hizo sentir triste, era estupido como todo en New York había sido tan perfecto y aquí todo era una mierda.
— Me alegra que estés cumpliendo con tu parte del trato, siempre y cuando lo hagas tu amiguito podrá seguir en Canterbury — dijo lo que para mi decepción volvió a sonar como él, yo no dije nada, no porque no tuviera nada que decir, sino más bien porque no tenía ánimos de discutir.
— Ahora bien, no me pareció que me mintieras — esta No vez se dirigió a Gideon, un poco más severo. — si querías pasar las vacaciones con Isabella solo lo hubieras dicho, no debiste mentir diciendo que pasarías las fiestas con unos amigos, después de todo el que la prensa los vea juntos, en ambiente familiar nos funciona muy bien — dijo revisando las otras fotos que estaban en el periódico.
— creí que no le parecería la idea — respondió Gideon , por otro lado yo me sentía herida, no creía que esa fuera la verdadera razón por la que Gideon mintió.
— pues creíste mal, no lo vuelvas a hacer, como príncipe deberías saber ya que el Rey siempre se entera primero de todo— respondió mi abuelo.
— ahora — dijo aclarando e la garganta —pueden retirarse — mi abuelo se puso de pie y lo hicimos también nosotros — se me olvidaba, necesito el collar que era de tu abuela — me dijo, yo lo miré sin entender, me lo quité y se lo entregué, mi abuelo lo abrió y sacó la llave que estaba adentro.
— pero... — iba a quejarme pero me calle al ver la expresión de enojo de mi abuelo.
— Esto es para que aprendan a no ir a lugares que no deben — dijo con enojo — y Gideon no hagas que deje de confiar en ti, ahora si, pueden irse — dijo haciendo un gesto con la mano, mi collar no me lo devolvió, me equivoqué al pensar que había cambiado... Cuando salimos del despacho de mi abuelo me fui directo a mi habitación, estaba enojada y aunque quería gritarle a Gideon por lo que mi abuelo había dicho hace rato, no podía, probablemente me exaltaría. Al llegar a mi habitación les pedí a Bia y Lía  por favor me dejaran sola, ellas no preguntaron nada, simplemente salieron...
A pesar de ser sábado me había tenido que levantar muy temprano, tanto así que cuando Lía me despertó aún estaba amaneciendo y es que no podía volver a llegar tarde al desayuno, menos cuando aún teníamos invitados en palacio, así es el Rey Peter y la Condesa Diane aún se encontraban en palacio y Jeremy me había dicho ayer por la noche que también se quedaría hasta el día del evento de beneficencia, según me había contado se realizaban Uno cada seis meses y los fondos obtenidos se repartían en diferentes orfanatos de todos los reinos participantes, así que era un evento muy grande. Ahora me encontraba tomando una ducha en la tina, si algo era seguro era que aún estaba cansada y según Bia eso me ayudaría, ademas según yo me ayudaría a pensar mejor las cosas, necesitaba tomar una desviación, quedarme aquí o ir a casa y tenía hasta hoy por la noche, también necesitaba hablar con Gideon, su comportamiento era tan irritante de repente.
Salí de la bañera en cuando Bia toco a la puerta, lo que me indicaba que se hacía tardé, me envolví en la toalla y salí para ponerme mi ropa interior, Lía y Bia me habían dejado mi vestido para hoy listo en una percha, aunque para ser sincera no tenía ganas de usarlo. No me malinterpreten, el vestido era hermoso, era color menta y lo acompañaban unas zapatilla con un pequeño tacón a las cuales ya me estaba acostumbrando, pero no me parecía el clima adecuado para usarlo.

Operación princesaWhere stories live. Discover now