Capitulo 10

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Nota de la autora.

Existen pequeños detalles que te
dan una idea del verdadero carácter de una persona, no los pases por alto, ni tampoco los excuses. Puede ser el tono
en el cual te habla, si es celoso o te dice como vestir. Si es así en muchos casos esa personalidad se intensifica con el matrimonio o al irse a vivir juntos, toma en cuenta todo eso, y no permitas que te ciegue el amor, pues éste en ocasiones no dura por siempre, sino que muere ahogado, o dañado por quienes decían amarnos.

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Yuli volvió a su casa a paso lento, pensando en Esteban, en como tal vez, si hubiera continuado con él todo sería distinto, tal vez aún estaría en la universidad, seguiría viendo a sus compañeros, lo llevaría a fiestas con fraternidades, con música que a él no le gustará. Probablemente ni siquiera estuvieran casados — ¿Pero que estás pensando Yulianna? — se dijo en voz alta —, ésta es la vida que elegiste, por la cual peleaste con tu madre y te distanciaste de tu familia. Esta es la vida que mereces pues fue tú elección, nadie te obligo, nadie te puso una pistola para que te fueras.

Pasó por una tienda a comprar lo que necesitaría para la cena, tendría que pedirle más dinero a Darío puesto que ya no le quedaba para mañana. En cuanto llegó puso a cocer la carne y se dispuso a limpiar un poco, fue hasta el patio y metió una carga de ropa a la máquina, no le gustaba tener nada sucio. Estaba escuchando un poco de música cuando la puerta de la entrada fue abierta con gran violencia, era Darío quien venía endemoniado, la cerró con tanta violencia que un vidrio se estrelló.

— ¿Darío? ¿Q-que sucede? — Pregunto Yuli asustada por el arranque de su esposo.

— ¡¿Que hacías con ese tipo en el parque Yulianna?! — grito él encolerizado, Yuli lo miraba con miedo en los ojos—. ¡Me engañas con él verdad estúpida! —y no era una pregunta, lo estaba asegurando —¡Es él tu amante! —y la agarró de la ropa zarandeandola.

—¡Darío no! ¿De dónde has sacado semejante estupidez? Suéltame por favor. —exclamó ella con miedo, sabía que probablemente alguno de sus amigos la había visto y le fue con el chisme, pues de habernos visto él, se hubiera ido sobre ellos en ese mismo instante —. ¡Jamás te engañaría! ¿Cómo puedes si quiera pensarlo?

—Te vieron abrazándolo Yulianna, ¡No trates de engañarme! por eso no quisiste ir conmigo al taller, porque preferiste irte de puta... —No pudo si quiera terminar esa frase cuando Yuli ya lo había cacheteando, no toleraria que le hablara así.

—¡No te atrevas si quiera a acusarme de algo asi! ¿Como si quiera puedes pensar eso de mí? —Darío la miraba casi hechando humo —. ¡Yo, que te dado todo, y te lo he demostrado Darío! ¡Deje la universidad! ¡A mis amistades! ¡Incluso deje de frecuentar a mi familia porque no estaban de acuerdo con lo nuestro! ¡¿Que has dejado tú?! ¡¿con qué me has demostrado tu amor?! ¡Con nada!

—¡Te he dado todo de mí Yulianna! ¡Y me has pagado engañandome! — le dió un golpe fuerte a la pared haciendo cimbrar lo que estaba colgado en ella.

—¡Yo no te he engañado! ¡No sé de dónde has sacado eso!

—¡¡¡Deja de mentirme, puta!!! — y estrelló su puño con fuerza en el rostro de Yuli, ella cayó al suelo aturdida llevándose la mano a la mejilla, comenzó a llorar.

—¡¡Vez lo que me haces hacer!! —la culpó Darío— ¡Si fueras una buena esposa jamás te pondría una mano encima!

—¡¡Eres una bestia!! ¡¡¿Crees que con los golpes demuestras que eres hombre?!! ¡¡Solo dejas ver que eres un cobarde!!

—¡¡No me llames así!!

—¡Lo eres! ¡¡Cobarde!! ¡¡Cobarde!!—gritaba ella mientras se agarraba la mejilla con su palma. Él la tomo de la blusa levantándola un poco y le tiró una cachetada que la hizo marearte.

—Tú eres la ramera cobarde —articuló despacio y la arrojó contra la pared tirando una foto que estaba a sus espaldas, el cristal se hizo añicos al caer, ella se quedó tirada en el suelo, adolorida y sobre los pequeños trozos del cristal, sentía como su rostro se iba hinchando poco a poco, podía saborear la sangre dentro de su boca.

—Ya no por favor, no más Darío —suplicó mientras se cubría de él con miedo.

—Acéptalo —y la agarró de la mandíbula apretándo con fuerza, le obligó a elevar  la mirada a él, díme la verdad, y seré benevolente. — Yuli se lo pensó un momento, tal vez si le decía lo que quería escuchar la dejara tranquila, ¿Pero, y luego? ¿Que pasaría después? Darío no era de los que dejaban las cosas así, no, él era un hombre muy violento, iría contra Esteban, y ella no quería que su amigo tuviera problemas por culpa suya.

—No te engaño Darío, no lo hago —Artículo claramente.

—¡Mentirosa! —Y le dió otra bofetada, esta vez con la mano en la que traía un anillo grande, este le dió tan duro, que Yuli sintió el golpe hasta los huesos. La dejo ahí tirada mientras él se iba a la cocina y volvia con una cerveza en la mano.

Yuli trato de levantarse con trabajos y comenzó a ir hacia las escaleras casi a rastras, se agarraba de la barandilla con todas sus fuerzas.

—¡¿A dónde crees que vas?! ¡No te he dicho que podías irte! —la tomo por el pelo y la jalo arrastrándola hasta la sala, ella tomó la coleta con ambas manos para no sentir tanto dolor.

—¿Qué haces? ¡Suéltame por favor Darío! —Decía entre sollozos —. Por favor —La tiró en el sofá con fuerza y se le echó encima besándola y apretándola con furia.

—¡Eres solo mía, comprendes! ¡¡Solo  mia, y no va a venir nadie a apartarte de mi lado Yulianna, antes te mato!! ¿ME HAS ENTENDIDO? — Gritaba mientras arrancaba las prendas de su golpeada mujer, besándola con lascivia. Ella solo lloraba sin parar, le estaba haciendo mucho daño, y a él no le podría importar menos, la ultrajaba asegurando estar en todo su derecho pues ella le pertenecía. Después de saciar sus instintos bestiales dejo a su mujer tirada en el sofá con las prendas totalmente desgarradas.

Salio de la casa cerrando con llave, impidiéndole asi salir. Pero Yuli no quería salir, de hecho solo quería quedarse ahí tirada y morir, las lágrimas caían sin parar por los costados de su magullado rostro.

—¿Por qué? Dios mío por qué yo... —decia entre llanto, su vida había pasado a ser un verdadero infierno, se quedó ahí llorando, con dolor en su cuerpo pero más en el alma.

Después de algunas horas recupero un poco de fuerzas y logro levantarse. Estaba demasiado lastimada, con trabajos subió las escaleras poco a poco, sangraba de la entrepierna, la había lastimado demasíado, pareciera como si hubiese querido matarla. Tenía el rostro tan hinchado que apenas y podía respirar por la nariz. Fue hasta su cuarto y se quitó una a una las prendas desgarradas, se fue al baño y se metió bajo el chorro de agua tibia, se tallaba tan duro su piel que la dejo enrojecida. Estaba tratando de lavarse la miseria, la tristeza, la suciedad que sentía por todo su cuerpo. Él le había arrancado su dignidad, la había violado, la había tratado como a una puta, ella no lo merecía, no lo hacía.

No pudo más y cayo de rodillas llorando, se hizo un ovillo bajo el llover del agua, todos habían tenido razón con respecto a Darío, y era lo que más dolía, ella había estado tan ciega,lo había defendido a más no poder. Ahora no solo tenia moretones por todo su cuerpo, si no que había quedado rota  y con el espíritu destruido, le había arrebatado su alma.




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Ouch, no saben lo difícil que fue para mí el escribir éste capitulo, sentí el dolor de Yuli, y su impotencia. les recuerdo que realmente me ayudan diciéndome que les parece, se los agradecería con el alma.

Besitos y abrazos.

Tras una mirada [Finalizada]Where stories live. Discover now