Capitulo 3

2.8K 152 6
                                    

Estoy encarrada en el baño, no para de llorar

Miro una vez más mi reflejo y trato de cubrir el moretón de mi ojo con maquillaje. Con cada toquecito, por suave que sea, el lugar duele como el infierno. 

Con frustración, golpeo la pared, dejando mis nudillos rojos

- ¡LAS QUIERO A TODAS AQUÍ AHORA! - el gritó del hombre me sobresalta, me duelen las piernas pero me pongo un poco más de corrector en el morado y bajo corriendo.

Ahora solo hay tres personas que han estado aquí conmigo: Valentina, y dos niñas de casi 18 años que pronto podrán salir: Samara y Juliana

Nos sentamos a comer, algunas papas fritas y un pedazo de pan duro es todo lo que hay en el plato.

Terminamos de comer, y me voy a levantar pero alguien toma mi brazo


- Joséeeee - La voz tediosa de Emilia pronuncia mi segundo nombre - José, ven - Suena el golpe de un plato sobre el suelo, rompiéndose - Limpia esto, zorra

La chica me empuja contra el suelo, dejándome de cara contra los vidrios rotos, algunos de ellos rozan mi rostro, dejando algunas cortadas leves.

- Ay, miren, la rata está en su hábitat natural - Marcos se ríe, pateando un poco mi costado.

Las tres personas restantes sueltan carcajadas.


- ¿QUE MIERDA ESTÁ PASANDO AQUÍ? - Hugo, el encargado del orfanato entra al comedor gritando con fuerza, Emilia es su hija, y Marcos el novio de ésta.

- Papi, la rara dejó caer el plato y lo rompió - yo miro con furia a la chica de ojos azules 

- Ustedes dos, lárguense a casa...Ámbar, Camila y Paula, a sus malditas habitaciones, ahora mismo.


Marcos, Emilia, Ambar y Camila obedecen, pero Paula se queda en una esquina.


- Y tú, pendeja, me recoges este desastre y te vas a tu cuarto, mañana no vas a salir de ahí, te quedas sin comida por estúpida y torpe - Hugo me mira con ira y se va.

Me quedo observando a Paula, que solo me mira...Unos segundos después se acerca a donde estoy e intenta tomar un trozo de cristal, pero se corta un dedo.

- ¿Que haces? vete a tu cuarto, te van a castigar - Ella me ignora así que la empujo un poco - Que te largues a tu cuarto, ¿acaso no escuchas? van a dejarte sin comer.

- Maria José, no me empujes - ella sonríe y vuelve a agarrar un trozo de vidrio

- Entonces vete - le ruedo los ojos y me levantó a botar los pedazos que ya recogí.

- Déjame ayudarte, enana - se ríe ya que al levantarse es casi 20 centímetros más alta que yo.

- Si me ibas a ayudar para molestarme, mejor te ibas - le reclamo, moviendola a un lado para poder tomar la escoba.

- Lo siento...Por lo que hace Emilia - me mira con lástima, quizás

- No te lamentes, no eres tú, es ella - soy fría y digo eso con dureza.

- Pero me río, suelo reírme porque si no lo hago, me van a golpear a mí.

- Ni te preocupes, mejor una sola que varias, ¿no? - lo digo burlándome, pues es estúpido que se deje manipular así

- En serio lo lamento...Yo...yo la he...tratado de frenar, pero es imposible - yo solo la ignoro y me voy a mi habitación.


***

Allí reviso nuevamente mi rostro, hay dos cortadas, sangre seca cubre mi mejilla derecha.

Busco algo para limpiar mi rostro, encuentro una toalla y la mojo con agua oxigenada, luego pongo el trapo sobre mi cara y presiono los lugares heridos.

Siento rabia, dolor, frustración, enojo, desesperación...Las lágrimas van rodando poco a poco. 

Termino de limpiar mi rostro, y es inevitable, tomo una lámina del cajón y la paso por mi piel.

La sangre corre por mis brazos, me lastimo constantemente, y sé que en serio necesito ayuda. Pero estoy atrapada aquí, en un orfanato lleno de gente que nos lastima.

Abro la llave de la ducha, el agua fría empieza a caer, esto es justo lo que necesito, entro al agua, aún con mis panties y una blusa. 

El agua se borra el rastro de sangre de mis brazos y calma mi respiración al punto de quedarme casi dormida.

Salgo de la ducha más tranquila, pongo una gasa en mi brazo y cubro las heridas, daría todo por poder huir de aquí.

***

Me despierto al sentir ruido abajo, miro el reloj que hay en la entrada de la puerta, son las 10 de la mañana. 

En la cama de al lado está Valentina, que duerme profundamente.

Me levanto y la balanceó un poco, una niña de 7 años es muy difícil de despertar. 

- Valen, ve y desayuna - le susurró. Ella abre los ojos y se los restriega. 

Entre dormida se levanta y va a desayunar. Cierro la puerta con llave, no quiero que Hugo me golpee de nuevo y hoy tengo prohibido salir. 

Entro a bañarme, y decido vestirme algo cómoda.

El resto del día la paso leyendo y escribiendo poesía e historias imaginarias.

*****  



Remember Me / CachéWhere stories live. Discover now