Parte 10

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Ary despertó casi al anochecer, Carmina estaba sentada en el sillón frente a la ventana y leía un libro. Ary la saludo y ella se acercó enseguida, la ayudó a enderezarse mientras le preguntaba distraídamente como había estado su siesta. Ulises irrumpió en la habitación y le informó de manera cortante a Carmina que William necesitaba hablar con ella, Ary se paró al lado de la vampira enseguida y el vampiro negó con la cabeza.

_Tu no vas a ningún lado, tu presencia no es requerida, le dijo bruscamente el vampiro.

Ary se apegó aún más a Carmina, les tenía pavor a Ulises y Dante, no entendía como Valy podía estar cerca de ellos, la vampira parecía ser tan amable, incluso buena, todo lo contrario a su hermano y su marido. El vampiro sonrió malévolamente hacia ella al ver sus pensamientos y le volvió a repetir a Carmina que William la necesitaba. A penas se vio sola en aquella habitación Ary entró en pánico, cualquiera de los que la odiaba podía entrar allí a asesinarla y no estaría cerca ninguno de los Dávalos, los Di saronno, o Declan y Nono, seguía pensando en ellos dos como los mejores guardianes que alguien podía tener, cerró los ojos y rogó a dios para que ellos estuvieran bien y muy lejos de su Raquel. No podía pensar en ellos, se estremeció con la sola idea de que uno de los vampiros viera sus pensamientos en esos momentos, se puso de pie para cerrar la puerta con seguro pero la habitación desapareció ante sus ojos, vio a un niño arrinconado llorando mientras el calor abrazador del fuego le escocia la piel, Ary miraba a su alrededor pero solo veía las llamas consumiéndolo todo mientras el niño lloraba aterrado y gritaba pidiendo ayuda. Cuando una de las paredes se derrumbó el niño dio un grito y lo mismo hizo Ary, la visión desapareció y ella salió corriendo del cuarto, se topó con Emy a la subida de la escalera y no supo de nada más. La vampira le apoyó la cabeza en el suelo y llamó a los vampiros que estaban en el primer piso. William envió vampiros al pueblo y sus alrededores para ver que todo estuviera bien. Ary fue llevada a su dormitorio y varios vampiros se quedaron allí observándola, la niña les daba escalofríos.

Horas después fueron llegando los vampiros que habían sido enviados a averiguar si todo estaba bien en los pueblos y ciudades vecinos. André les dijo que se habían quemado dos casas en la ciudad que quedaba a un par de horas de allí y había muerto un niño de diez años que no pudo salir de su cuarto. Al describir al niño los dos vampiros coincidieron en que era el niño que Emy había visto al ver en los pensamientos de Ary antes que se desmayara. Esto los convenció aún más de que Ary efectivamente tenía el don de los antiguos nórdicos y podía ver el futuro no solo de sus más cercanos sino también de extraños y al parecer la distancia no era ningún inconveniente.

Tristán preguntó si había podido averiguar cómo se había iniciado el incendio, el vampiro le dijo que el responsable había sido el jefe de familia, él había iniciado el fuego estando borracho, los cazadores o lobos no habían tenido nada que ver. Esto relajó a los vampiros que habían estado esperando ver llegar a los cazadores o sus esclavos en cualquier momento. Cuando se dieron cuenta que nada malo sucedería Ary fue lo primero que vino a sus mentes y hablaron de ella durante horas, el don de la niña los podía beneficiar a todos ellos, pues ella podría ver a los cazadores o lobos cuando estuvieran cerca de la ciudad subterránea y podrían prevenir cualquier ataque en su contra. En ese momento acordaron que habría siempre un vampiro cerca de ella para no perderse ninguna de sus visiones. William aprovechó ese momento para informarle a los hermanos Dávalos que Aryela Leppala jamás saldría de allí. Viviría con ellos hasta su último día de vida y no volvería a tener contacto con ningún otro ser humano, ni siquiera con su madre. Ella jamás saldría de la hacienda.

Ulises le aconsejó a Carmina informarle cuanto antes aquella determinación a la niña para que dejara de hacerse ilusiones de volver a ver a su madre, sus amigos, o de vivir en Seinaj al lado de todos ellos. Era una Leppala y su prisionera y lo sería por siempre.

Carmina al igual que sus hermanos y otros vampiros se quedaron con la boca abierta ante aquellas frías y duras palabras. Hablaban de Ary como si fuera un monstruo que había que esconder del mundo, cuando ella no era más que una inocente niña que solo quería tener una vida normal.

Carmina vio al determinación en el rostro de su marido y supo que nada de lo que dijera o hiciera lo haría cambiar de idea, al menos no en eso momento, miró a sus hermanos y vio que estaban tan sorprendidos como ella y otros con la determinación de William, sin embargo Ulises, Dante, Emy, Alejandro y una veintena de vampiros se veían como si aquello no fuese ninguna novedad. Carmina solo asintió con la cabeza y se fue caminando tranquilamente para ir a ver a Ary. Sabía que William estaba enojado con ella por lo que había pasado en la ciudad subterránea el día que Ary había sido llevaba allí, pero jamás cruzó por su cabeza que él tomaría una determinación tan drástica. Pensó en Ary y se preguntó cómo se tomaría las noticias. William miraba a su esposa mientras salía muy calmada de allí, iba demasiado tranquila y no había dicho ni un solo reclamo. Aquello no podía ser bueno, un escalofrió lo recorrió de pies a cabeza. Si su mujer se tomaba las cosas tan bien solo significaba que problemas para él. Miró a sus cuñados y ellos se estaban mirando entre ellos pensando seguramente lo mismo que él. Cuando sus miradas se encontraron, el mayor de los Dávalos le sonrió maliciosamente y levantó levemente los hombros, William tragó duro ante aquel insignificante gesto y se preguntó cómo se desquitaría su esposa.

CIUDAD SUBTERRANEA ( Libro III de  La Pequeña Ary)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora