Epigolo

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Cuatro años después

La nueva casa que habían comprado Terry y Candy era un caos completo. ¿El motivo? Estaban realizando todos los preparativos para el cumpleaños número treinta de Terry.

-Leah, Leia, por favor, no toquen eso, eso es para papi.

Regañaba Candy a sus terribles gemelas de tres años que al tener como maestros y ejemplo a Jeremy y a Kyle eran dos armas de temer y más si sabían que Terry no estaba cerca, pues a pesar de lo consentidor que era él, a él sí lo respetaban. Eran dos hermosas rubias, de pelo rizo y pecas como su madre, con los ojos tan azules como su padre, con la boquita y naricita respingona de Candy, sólo sus ojos eran de su padre. Terry cumplió su objetivo de embarazar a Candy en la luna de miel y vino por partida doble, gemelas idénticas.

-¡Mamá! Yo te ayudo.

-¡No! Yo dije que yo la iba ayudar.

Jeremy y Kyle peleaban por participar de los preparativos. En todo eran así, tenían seis y cinco años respectivamente, pero dado que Jeremy sólo le llevaba diez meses a Kyle, se juntaban en edad en determinado momento.

-¡Ya basta, chicos! ¿Quieren ayudar? Entonces llévense a estas dos princesitas al patio a jugar y cuídenlas bien, mientras tía Pau y yo terminamos acá.

-Kyle lleva las gemelas y yo llevo a Rossy.

Dijo Jeremy, pero...

-¡No! Yo voy a llevar a Rossy y tú a las gemelas.

-Yo puedo ir solita, soy grande.

Dijo la hermosa Rossy con autosuficiencia y harta de ver a sus primos pelear por ella.

-Niños, ya es suficiente. Sólo llévense a Leah y a Leia, Rossy los seguirá.

Esta vez fue Paula la que habló, Jeremy y Kyle obedecieron con una cara de pocos amigos, Terry puro.

-Te dije que yo llevo a Leah y tú a Leia.

-¡Yo llevo a quien yo quiera!

-Bueno, chicos, ya, ¿cuál es la pelea?

-¡Papi!

Se le colgaron las gemelas a Terry y él las cargó a ambas al mismo tiempo, mientras con fingida severidad miraba a sus dos clones.

-Les hice una pregunta, chicos.

-Es que... que queríamos ayudar a mamá y... Kyle siempre arruina todo.

-Tú arruinas todo, yo iba ayudar a mamá.

Terry hacía su mayor esfuerzo para no reir, si había algo que él no pudiera negar aunque quisiera, era a esos dos niños que habían heredado todas sus virtudes y perfectos defectos.

-Pues yo creo que la ayudan más yéndose a jugar al patio y llevándose a las chicas. Tienen que cuidarlas como los hombrecitos que son.

-Sí, pero yo iba a cuidar a Rossy y Kyle a las gemelas...

-Pero yo lo había dicho primero, papi, yo cuido a Rossy, las gemelas le tocan a Jeremy.

-¡Que yo puedo ir solita!

Grito Rossy y ya Terry estaba volviéndose loco mientras Candy y Paula seguían en lo suyo disimulando sus risas.

-Bueno, yo creo que habrá que castigarlos para que aprendan a compartir y no pelear tanto...

Dijo Terry poniendo a sus hijos a prueba...

-¡No! Ven Kyle, las cuidaremos los dos a todas.

Muy listo era Jeremy y Kyle que no se quedaba atrás, tampoco protestó por la idea. Terry bajó a las niñas y cada uno tomó a una de la mano y se dirigieron al patio seguidos de Rossy.

Candy Candy: Amor de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora