20.

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Como acto seguido tomo las rosas y las botó, no le dije nada porque no quería problemas.
Tomo su celular y  marcó a alguien, pero dejo las cosas en claro.

"No quiero ver un ramo de rosas tratando de entrar a mi casa y menos si son para mi esposa y no son de mi parte, haga lo contrario y dormirá en la maldita calle."

Lo miré, estaba furioso, tal vez era porque Nick no era de su agrado o porque simplemente le molestaba verme feliz.

-Solo son rosas.-Dije y me miro.
-Cuando quieras rosas, házmelo saber para enviarte todas las malditas rosas del mundo si es posible, pero no quiero ver rosas de otro hombre en esta casa.
-No importa cuantas rosas me envíes, importa el amor con el que lo haces.
-Sí claro, puedo fingir todo el amor que desees.

Salió de casa y me dejo sola. Quería saber cómo Nick había conseguido mi dirección.
Y se me ocurrió que quizás Sandra haya ayudado en eso, por lo que recordé que tenía que darle una cita por el trabajo.

Tome mi celular y envié un mensaje a Sandra pidiéndole disculpas por no haberme comunicado antes con ella y prometiéndole una entrevista lo más pronto posible.
Fruncí el ceño cuando segundos después cayó un mensaje a mi teléfono y era de Harry. 

"Ya no hace falta que tenga un trabajo, el dinero que le daba a Dereck por su trabajo aún lo depositó a su cuenta, estará bien."

¿Qué demonios?

"¿Como supiste que le he enviado un mensaje a Sandra?"

"Si tengo que impedir que tengas. Cualquier clase de comunicación con Nick, lo haré bien."

"Déjame en paz."

Apague el teléfono y subí corriendo a mi habitación, me lance a la cama y admire más de lo normal la habitación, pues sería el único lugar que vería de ahora en adelante.
Tome una larga siesta, para cuando desperté Harry se cambiaba de ropa.

-¿Es muy tarde?-Pregunté.
-No lo suficiente.
-¿Podemos hablar?
-No lo creo.
-Harry es importante.
-¿Estás embarazada?
-No...
-Pues entonces no lo es.-se acosto y se se arropó completamente.

Aunque el no quisiera escucharme lo obligaría, así que le quite la sabana y me miro molesto.

-Nunca te sería infiel, no tengo el valor de engañarte.-Dije y me miro.-No es que te tenga miedo, aunque debería lo sé.
-¿A qué quieres llegar?
-Solo quiero dejar las cosas claras.-Se sentó en la cama al igual que yo.-No tienes que poner un chip dentro de mi para saber en donde estoy. Tampoco tienes que controlar mis mensajes, no tienes porque dudar de mi.
-¿Y por qué no lo haría?
-Porque yo si te amo.-Dije y Harry me miro de inmediato.-Te amo a pesar de todo.

Me acerqué a él y bese su mejilla con suavidad, le sonreí cálidamente y acaricié su hombro.
-Buenas noches.

Me acosté y le di la espalda. Lo sentí hacer lo mismo. Todo lo que había dicho era cierto, sí lo amo y mucho, soy muy estúpida, lo tengo claro, pero no puedo dejar de quererlo aunque lo intente.

Al día siguiente miré a Harry de pie hablando por teléfono muy feliz, me miro y me sonrió. Algo malo está pasando.

-Buenos días.-Me puse de pie y le sonreí.
-Buen día cariño.-De acercó a mi y besó mi frente.-No sabes lo que me acaba de pasar.
-Algo bueno supongo.
-¿Bueno? ¡No!-Sonrió.-¡Es fabuloso! Hoy será la apertura de mi nuevo hotel en Manhattan y estoy tan feliz. Saldré allá en unas horas y tú vendrás conmigo.
-¿Yo?
-¡Claro! Eres mi esposa, y tendrás que decir unas lindas palabras hacia mi.
-Claro, el juego de la pareja perfecta.
-Leah, es un buen día para mi, no lo arruines.

Me esquivo y salió de la habitación, no sin antes gritar "Arregla tus cosas o te quedarás en casa." Le obedecí.

Era la primera vez que Harry iba a presentarme como su esposa ante el mundo. Aunque no lo crean, solo sus amigos más íntimos me conocían y estos nunca han dicho nada. Supongo que en New York ni siquiera saben que está casado.

Arregle las maletas y ordene algunas cosas, pero de hecho me hacían falta unos utensilios así que decidí salir a comprarlos.
Los guardias me detuvieron pero cuando les expliqué que solo iría a comprar rápidamente se ofrecieron a ayudarme. Así que acepte.
Fuimos al centro a comprar algunas cosas que quería dejar listas para cuando volviera de Manhattan, también compre un lindo vestido para la apertura del hotel de Harry, él estaba tan emocionado.

Pero cuando regresamos a casa, sentí un vacío. Y no por el hecho de que me sintiera sola, sino más bien, que no había nadie en casa, y con nadie me refiero a Harry.

B E A S T. /hs (Completa)Where stories live. Discover now