XI. Reunión.

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—Vuestras pertenencias han sido cambiadas de sitio y se os han asignado nuevas habitaciones.

La directora McGonagall acababa de pedir a todos los Premios Anuales que se reunieran en la sala común de la torre para informarles de los cambios que se habían producido con efecto inmediato tras lo ocurrido la noche anterior.

—La señorita Lovegood y la señorita Bone tomarán las primeras escaleras, las de la izquierda, para ir a sus respectivos dormitorios —les dijo—. Las señoritas Clearwater y Abbott tomarán las últimas, las escaleras de la derecha.

Las cuatro nombradas se despidieron y fueron a sus dormitorios para adaptarse a ellos. Solo quedaban Harry Potter, Draco Malfoy, Astoria Greengrass y Hermione Granger.

—Como dije ayer, Potter compartirá torreta con la señorita Greengrass. Tomad las terceras escaleras, las segundas de la derecha.

Sin rechistar, los dos alumnos se fueron por las escaleras hasta los que iban a ser sus nuevos dormitorios por el resto del curso. Malfoy y Granger aguardaron, esperando que la directora les asignara la última torreta que quedaba libre: las segundas.

—Señor Malfoy, señorita Granger —McGonagall parecía un poco nerviosa—. Me temo que he tenido que tomar ciertas medidas tras lo sucedido. De modo que no van a dormir en cuartos separados, sino en un solo dormitorio lo bastante amplio para ambos. Cada uno tendrá su propio baño, su escritorio, su cama, su armario... pero compartirán el mismo espacio. ¿Creen que podrán aguantar así al menos hasta que se resuelva todo este barullo?

La noticia los cogió tan desprevenidos que ninguno de los dos fue capaz de articular palabra. La directora no podía estar hablando en serio. ¿De verdad era necesario llegar a todo eso? ¿Acaso Hermione Granger necesitaba tanta seguridad? ¿Por qué? ¿No estaba a salvo en Hogwarts, dentro de los muros del castillo? Había algo muy extraño en todo aquello.

—Bien, supongo que eso es un sí —la profesora se cogió las manos por delante, como muchas veces solía hacer—. Pueden subir a su dormitorio para colocar como gusten sus pertenencias. Nos vemos en la cena.

A pesar de la estupefacción, Hermione logró despertarse de aquella especie de pesadilla.

—Espere, directora —McGonagall se giró hacia ella con un ceja arqueada—. Necesito respuestas y sé que usted las tiene. ¿Qué es lo que no me cuenta?

Ante el dolor de la chica por no saber lo que estaba ocurriendo, la profesora suspiró.

—Después de la cena pueden subir los dos a mi despacho e intentaré darle todas las respuestas que anda buscando, señorita Granger, pero tenga cuidado. A veces la ignorancia es el mejor camino.

—Nunca me ha gustado la ignorancia, profesora, usted lo sabe —esbozó una pequeña sonrisa.

McGonagall asintió y volvió a darse la vuelta para marcharse.

—¿Puede subir Harry con nosotros? —le preguntó la chica.

—Seguramente sería mejor que el señor Potter estuviera al corriente de todo, pero nadie más. No es algo que quiera que se divulgue por toda la escuela.

Y dicho esto, la profesora se marchó, dejando allí a sus dos alumnos sin saber muy bien qué hacer.

—Deberíamos subir —comentó el Slytherin.

A Hermione le pareció una buena opción, de modo que hizo caso de su sugerencia y comenzó a caminar hacia las escaleras. Malfoy le cedió el paso y ella subió, seguida muy de cerca del rubio. Al final se encontraron con una puerta de madera que la chica abrió lentamente, sin saber muy bien si quería descubrir lo que había detrás.

DESTINO  [ Dramione ]Where stories live. Discover now