Capítulo 9. Amistad.

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Hora libre.

En cualquier otra ocasión ambas chicas se hubieran alegrado muchísimo al escuchar la noticia. Hoy evidentemente no.

Se miraron de reojo pensando que iba a pasar a continuación. Era obvio que una de las dos debía disculparse primero y, ambas tenían claro que no sería Alba.

—No entiendo qué nos está pasando hoy. —tanteó Hope al fin.

—¿Nos? Tú has estado rara desde ayer y hoy colmaste el vaso. —Alba estaba completamente seria. Sentía que Hope se lo estaba poniendo difícil.

—No sé de qué me hablas. Estoy como siempre. Se me olvidó llamarte ayer, sí. No creo que fuera para tanto.

Las dos continuaban molestas, Hope se sentía atacada y Alba creía que Hope solo quería evadirse de su repentino mal comportamiento.

—Hoy me trataste mal, no creo que merezca eso. Y sí, se que estuvo mal irme y dejarte sola, pero creo que si hubiéramos permanecido juntas se hubiera agravado la situación.

—Estoy de acuerdo en eso último. Y perdona, no pretendía tratarte mal. He tenido la cabeza en otro sitio últimamente.

—No pasa nada. ¿En qué? Si puede saberse —Alba le lanzó una mirada pícara. Nunca le costaba demasiado perdonar a sus amigos.

—Pues... Abel... —Hope continuó contándole todo lo relacionado con él y no se dio cuenta de que su amiga había palidecido al escuchar su nombre.

—¿Podrías repetírmelo? —No lo dudó ni por un segundo y comenzó a contar otra vez, en esta ocasión Alba no se perdió detalle.— ¡Vaya! ¡Es genial! Oye Hope, ¿Me disculpas un segundo? Tengo que hacer una llamada.

—Claro.

Alba se levantó y Hope fue con sigilo detrás. Normalmente no le importaba hablar por teléfono frente a ella, eso despertó su curiosidad. Se mantuvo escondida mientras ella llamaba.

—¿¡Pero tu estás loco!? ¡No entiendo como se te ha ocurrido! ¡Te lo advertí mil veces! Es un tema complicado... tú lo sabes bien. ¿Acostumbrarse a verte cerca? ¿Pero tu eres consciente de...? Sí. No, no, ahora ni loco puedes hacer eso... lo has complicado todo. Debemos continuar con eso... Ya, ya sé que lo sientes y que no pretendías... Un error lo comete cualquiera... claro. Pero luego será más duro. Yo también me sentiré fatal. Luego hablamos de esto. Y yo.

Hope corrió de nuevo a su sitio. No le importó mucho la conversación de Alba, estaba claro que no tenía nada que ver con ella y era muy probable que su amiga estuviera exagerando. Hablaba como una mafiosa.

—¿Todo bien? —preguntó cuando Alba volvió a sentarse.

—Sí, todo bien. —Sonrió ampliamente.

—Bueno, también he decidido bajar de peso... sé que será complicado pero creo que puedo hacerlo. Solo imaginar la pareja tan maravillosa que haremos Abel y yo para ese entonces me parece motivación más que suficiente. Ay... ¿Te imaginas? Yo vuelo cada vez que lo pienso.

—Suena bien. Pero no deberías de bajar de peso sólo para encajar con Abel y, no sólo bajando de peso vas a encajar con Abel. Creo que no están tan relacionados como crees esos temas... Igualmente me parece una idea genial, bajar de peso es algo importante para tu salud y sé bien que lo conseguirás. —Alba siempre se había caracterizado por su sinceridad. Hoy para Hope, la sinceridad de Alba apestaba.

De todo lo que Alba había dicho Hope sólo se quedó con la parte de que era probable que ni aún flaca el se viera atraído por ella. Vaya apoyo. ¿Acaso no había oído la maravillosa historia que había pasado entre Abel y ella? Vale que no se hubieran besado, ni abrazado, ni tenido mayor contacto físico que un beso en la mejilla pero... eso era para Hope muy especial. ¿Qué clase de mejor amiga tenía? ¡Eso era un gran avance!

—Por eso no creo que deba preocuparme —sentenció Hope— te conté todo lo que pasó con él. Es evidente que algo hay.

Alba se sintió mal. Hope no estaba siendo objetiva y ella estaba en un apuro. ¿La devolvía a la realidad o simplemente la dejaba seguir siendo una ilusa obsesionada por un chico muy guapo? Cierto era que, a raíz de esos acontecimientos, Hope se mostraba mucho más segura. ¿Tenía ella derecho a arriesgar eso por su opinión sincera? Puede que no. Pero... ¿Qué tal si se ilusionaba con algo que no pasaría? ¿Qué tal si luego el golpe era peor? ¿No era el trabajo de una mejor amiga ser sincera? Sí, sí que lo era.

—Sí, algo hay. Amistad quizás, aún no sabes el qué. No es bueno sacar conclusiones tan rápidamente Hope... eso podría hacerte daño. Es mejor no esperar nada, que la vida te sorprenda. —concluyó al fin.

—No más daño del que tratas de hacerme tú. ¿Pero que coño te pasa? Estás más destructiva que nunca. ¿Te da envidia lo mío con Abel? ¿Él te gusta? Sabes que puedes contármelo. —Sonaba molesta. No, estaba molesta. Y fardaba de lo que le había pasado con Abel. Eso debió molestar a Alba.

—¿¡Qué!? Evidentemente no. Sólo te estoy siendo sincera. Quítate la venda de los ojos, Hope.

—Evidentemente no, ¿Qué? ¿La envidia o que te guste? Quizás que a ta nunca te pasará esto con un chico tan guapo. —parecía solo escuchar lo que quería. Iba a hacer daño aunque parecía no ser consciente.

—Si este comportamiento es el que mantienes contigo misma cada día, entiendo tus problemas de autoestima. —Alba se levantó— Que te quede claro, ni un chico, ni tu peso, te va a ayudar a vivir mejor contigo misma. Cambia por dentro y ya luego te será más fácil hacerlo por fuera. ¿Qué tienes un incentivo? Me alegro. Lo que no tienes es ningún derecho a tratarme así.

Dicho eso Alba se fue cabreada. ¿Qué estaba pasando últimamente? Hope también lo estaba. ¿Quién se creía que era?

Toda esa rabia en ambas chicas fue empleada. En el caso de Alba, pintó con muchas ganas. En el de Hope, esa tarde golpeó como nadie nunca antes el saco de boxeo que sujetaba David.

La Gorda.Where stories live. Discover now