Anuncio importante

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(Por: Christopher)

—¿Entonces crees que la viuda negra le ganaría una pelea a Harley Quinn?

Repito el audio una y otra vez, con la voz de Darla siendo extremadamente sexy, lo cual me hace sentir como un guilty pleasure. me Hemos hablado por horas en whatsapp y parece bastante jodido por parte de la vida que en el momento en que decidí que ya no me importaba, ella decida que no puede dejar de escribirme.

—¿Por qué parece que quieres matar a alguien? —Pregunta Adrian cautelosamente.

La pregunta me sorprende y felizmente pierdo la mala cara, porque su padre está viniendo a saludar en ese preciso momento.

—Buenos días, Christopher.

—Buenos días.

—¿Qué ha pasado hoy con tu auto?

Todavía sigo un poco perdido, y termino mirando alrededor, como si me acabara de dar cuenta que no está. Debo parecer un completo idiota.

—Oh, mi papá había dejado el suyo para una reparación, y tuvo una emergencia, así que se llevó el mío.

—¿Los acompaño a tomar el bus?

—No te preocupes, es solo una cuadra y media —interviene Adrian—te avisaré cuando lleguemos, al subir al bus y cuando esté en la escuela.

Su padre nos deja ir pero se queda en la puerta mirando cómo nos alejamos.

—Creo que Lucas y Aaron toman el bus allí también, me moriría si me los cruzo con mi papá haciendo de niñera.

—Oh, vamos, ya se le pasará en la universidad cuando te vayas a Juilliard.

Adrian suelta un suspiro agotado, ni siquiera consciente de mi broma.

—Eso espero.

Pero está perdido en sus recuerdos, seguramente. Aunque por cosas del azar, consiguiera ser aceptado en esa academia súper exclusiva que solo se ve en películas de Hollywood, sé que Adrian ni siquiera imagina irse a estudiar a otra ciudad, mucho menos a otro país.

Después de que su madre falleció, él y su papá se volvieron co—dependientes. He intentado ayudar en todo lo posible, pero ha sido una batalla larga traerlo de ser el niño feliz y bromista que solía ser.

Quizás por eso es por lo que no le menciono las canciones, de las que pensaba burlarme hoy, porque cuando llegamos a la escuela y él encuentra a Marissa, la empieza a fastidiar con una tarea de un curso que no llevamos juntos.

No suelo ser la persona más observadora del mundo, pero conozco a Adrian de lo que se siente como toda la vida. Al inicio de este año no imaginaba que pudiera ser este chico riendo de las caras que pone Marissa cuando él empieza a hablar de lo lindo que es su cabello, fingiendo ser su novio. Maldita sea, calculaba al menos que llegaría hasta el tercer año de universidad. Claro que, como me recuerda mi nota en el último examen de matemáticas, no soy el mejor en hacer cálculos.

—Ah, maldita sea, voy a tener que sacar una muy buena nota en el final para superar esto.

Adrian me pasa su hoja y no puedo evitar soltar un gruñido frustrado. Tiene noventa y dos.

—Esto es una afrenta personal —murmuro—, eres mi mejor amigo y estudiamos juntos todo el tiempo. ¿Cómo puede ser que tengas como quince puntos más que yo?

—Necesitas recuperar ese brazo —bromea Adrian.

—Necesitas encontrar mejores burlas. Lo digo en serio, es la más obvia al llegar el brazo derecho lastimado a un grupo de adolescentes.

Camina al INFIERNO en mis zapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora