Capítulo Tres

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Louis hizo una pequeña pausa, tomó su vaso de colores y pequeños stickers de osos, bebió una rápida bocarada de zumo de manzana y continuó, había leído dos cuentos hasta ahora y no podía parar debido a los reclamos de sus estudiantes.

—Después de derrotar al gran y fuerte dragón, el príncipe rescato a la princesa de la Torre y pidió su mano en matrimonio, la princesa aceptó y se festejo su compromiso durante dos días en todo el reino, así, cumpliendo la promesa que hicieron de niños vivieron felices para siempre, fin, ¿A que estuvo hermoso?. —sonrió animado Louis, desde chico siempre le habían encantado los cuentos y más aún cuando su madre se los contaba a la hora de dormir.

—Eso fue tan hermoso, ¡Una verdadera historia de amor!.— Gemma era una niña demasido romántica con respecto a las historias de amor, las historias relatadas por su maestro eran sus preferidas, en casa la única persona que leía la infinidad de libros que tenía en su repisa era Meredith, su nana.

—No tiene lógica, fue una historia tonta y sin gracia.— Louis observó el semblante serio de Harry, minutos antes había insistido en hacer que escuchara el cuento junto a sus compañeros, no podía esperar menos con el carácter que traía consigo desde la mañana.

Todos incluyendo a su hermana miraron con curiosidad a Harry, las palabras que utilizaba comúnmente eran frecuentes en el vocabulario diario de sus padres, no en niños.

—¿Qué?, es la verdad, ¿Porqué siempre la princesa debe esperar a que la rescaten?, ¿Acaso no puede hacerlo por si misma?, siempre es el mismo chiste sin gracia, es aburrido.— Louis sonrió, la actitud del pequeño alfa siempre terminaba por sorprenderlo, aquella seriedad al hablar, la fluidez y madurez con las que decía las cosas era sorprendete.

—En parte es cierto, gracias cariño por tu comentario tan maduro.— Harry escucho la suave voz de Louis dirigirse específicamente a el, un lento rubor subió hasta su rostro, negó, no podía caer tan fácilmente—.Las mujeres de hoy en día pueden hacer todo tipo de cosas, ¿Verdad mis princesas?, no hay limitaciones para nadie, todos podemos ser tanto como valientes príncipes y fuertes princesas que luchan por lo que quieren.

—¡Si!, yo seré un valiente príncipe que rescate al maestro Louis del dragón.— Louis sonrió apenado, Ed era uno de sus alumnos más divertidos de toda la guardería, todos rieron ante el comentario del pelirrojo, todos menos un castaño.

Harry observaba con rabia al pelirrojo de mejillas regordetas y risa irritante, su comentario había sido por completo fuera de lugar y Louis no hacía nada.

Ahora mismo Harry lamentaba que los castigos físicos que en la antigüedad eran permitidos eran técnicamente un delito, como deseaba ver a Louis darle por lo menos un golpe en la cabeza por la idotez que habia dicho, lo peor era que todos lo tomaban con gracia.

—Bien, mis príncipes y princesas, es hora de merendar, por favor vayan a lavar sus manitos con mucho jabón y agua, quiero verlas limpias.— Inmediatamente todos se levantaron de los pequeños almohadones y se dirigieron a los lavatorios con ayuda de Liam.

Louis sonrió complacido, empezó a recoger cada almohada del suelo y procuro sacudirlas fuertemente. Suspiro agotado, cuidar a pequeños de ocho a diez años era cansado.

El polvo se esparció por el salón, un pequeño estornudo llamó la atención de Louis.

—Mi amor, Harry, ¿Porqué no fuiste a lavarte junto a tus compañeros?.

—No veo necesario lavarme las manos si no voy a merendar nada.

—¿No trajiste tu lonchera mi cielo?, Oh, ya se, ven acércate.— Louis llamo continuamente a Harry, sabía que el pequeño alfa aún estaba molesto y no sabía el porqué pero estaba dispuesto a conseguir su perdón.

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