19

3.9K 408 35
                                    


Inmersa en mis pensamientos caminé por las calles sin destino definido. Ser la razón por la que Ian vería su vida hecha un completo desastre, no era un motivo para sentir orgullo y mucho menos para alegrarse.

En poco tiempo ese hombre me había hecho descubrir facetas de mí misma que jamás pensé conocer y no miento al decir que me había hecho sentir la mujer mas feliz sobre la faz de la tierra. Por lo mismo, ¿cómo me permitiría ser el motivo por el cual él fuera profundamente infeliz? No quiero estar ni cerca de volverme la razón por la cual ese título del "quinto multimillonario en la lista de Forbes" se viera devaluado a la más mínima expresión. No lo merece. No por mí.

― ¿Amy? ―Una voz masculina me sacó de aquella dimensión paralela. Volteé y al verlo, no pude evitar dedicarle una sonrisa, aunque no fue todo lo resplandeciente que él merecía.

―Hola, Rocca ―susurré en el momento en que me estrechó entre sus brazos, brindándome toda esa familiaridad que un abrazo fraternal podía dar.

― ¿Qué pasa? ―preguntó conociéndome bien sin dejar de contenerme.

―Ay ―suspiré― Las cosas iban demasiado bien como para ser ciertas ―confesé.

― ¿Hablamos de tu chico? ―Dejamos el abrazo, pero el rodeó mis hombros mientras continuábamos a paso tranquilo.

―Hablamos de él, de todo lo que lo rodea. No sé, Rocca. No quiero hacerle daño. No lo merece ― ¿Por qué me sentía tan culpable? Hundí mi cabeza entre los hombros.

― ¡Tu no le harías daño ni a una mosca, Amy! ―Rio ante tal posibilidad. Es cierto, yo no le haría daño ni a una mosca, pero curiosamente, a Ian le hacía daño sin siquiera intentarlo.

―Lo amo, Rocca, como nunca amé a nadie ―Mi profunda convicción me contrajo el pecho― La sola posibilidad de ser la responsable de algo malo que le ocurra... ―Sacudí mi cabeza para quitarme la idea de ella.

― ¿Tan malo es? ―inquirió y me limité a asentir lastimeramente con la cabeza― ¿Nada que el amor no pueda remediar?

―Eso quisiera, pero no estoy segura.

―Bueno, pues... ¿qué tal un hot-dog para compensar la mala racha? ¡Yo invito! ―exclamó hablando como payaso y logró sacarme una sonrisa, así que acepté.

Me bastó acercarme al puesto de comida para sentir unas nauseas recalcitrantes, al punto de que tuve que voltearme, correr hasta un bote de basura y devolver lo poco que había desayunado.

― ¿Estás bien? ―preguntó Rocca sosteniéndome el cabello y acariciando mi frente.

―Si. Seguramente fue algo que comí ―justifiqué mientras lograba recomponerme.

― ¿Qué comiste? ―Arqueó una ceja observándome mientras me componía todo lo que podía.

―Ammm... Algo de yogurth, jugo de naranja recién exprimido y algo de fruta.

―Dudo que haya sido algo que comiste ―Cruzó los brazos sobre su pecho y yo tardé en caer frente a su comentario. Ah, no. Eso no.

―No me mires así ―ordené― Soy muy precavida con esas cosas. Este vómito no tiene, ni tendrá nombre ni apellido.

―Lo siento, cariño, pero tengo seis hermanas. Sé perfectamente como empieza todo ―Rio graciosamente como si hubiese recordado todas sus "traumáticas" experiencias.

― ¡Que no, Rocca! ¡Que no! ―solté exasperada. No podía ser cierto. No podía estar insinuando que estaba embarazada. ¡Por Dios!

―Bueno, pues es fácil saberlo ―sugirió levantando la cabeza e indicándome con la quijada el otro lado de la calle. Me volteé y vi una muy oportuna farmacia.

Sobre mi Cadáver  [TERMINADA]Where stories live. Discover now