Día 20: Bailando

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Bart no se definiría a sí mismo como un amante de la navidad, pero sí, le gustaban esas fechas. Era su tercer año viviendo en el pasado, muchas cosas habían cambiado en todo ese tiempo, algunas para bien y otras para mal; definitivamente su relación con Jaime había cambiado a mejor. Ya llevaban un año y tres meses siendo pareja, y ese año iban a pasar juntos la navidad.

En ese momento iban saliendo de la casa Allen-West, después de cenar con la familia de Bart. La tarde la habían pasado con la familia de Jaime, por lo que el resto de la noche y la madrugada era sólo para ellos dos. Jaime tenía ya diecinueve años, por lo que sus padres no habían protestado cuando les expresó su deseo de pasar la navidad con Bart.

Bart conducía a Jaime hacia una zona apartada de la ciudad, donde corría un río y los árboles llenaban el paisaje. Estaría oscuro por completo si no fuera por las lamparas que Bart había colgado con anterioridad, y por supuesto, todas eran de baterías. Bart se alejó un momento, corriendo entre los árboles, provocando que decenas de luciérnagas alzaran el vuelo. Volvió de inmediato junto a Jaime, observando a los brillantes insectos. La luna brillaba en lo alto, un cuarto menguante que unos días sería luna nueva.

Jaime abrazó a Bart y este lo abrazó de vuelta. Pasaron largos segundos en que permanecieron perdidos en los ojos del otro, con las frentes pegadas y sus alientos chocando. Bart se recostó en el pecho de Jaime, e imperceptiblemente, ambos comenzaron a moverse. Sin ninguna clase de música, a menos que se contara el canto de los grillos y el sonidos de las hojas de los arboles, se deslizaron a través del pequeño claro del bosque. Daban pasos cortos y lentos, completamente inexpertos, dejándose guiar por la melodía que creaban sus corazones al latir. Dieron vueltas, recibieron y dieron pisotones, se disculparon y rieron. Todo era calmo, perfecto.

Finalmente Bart tropezó con una piedra y ambos cayeron al suelo, llenando el aire con sus risas. Jaime se levantó unos centímetros del suelo, apoyado en sus antebrazos, para besar a Bart, uniendo sus bocas en una nueva danza, llena de amor. La media noche había pasado sin que ellos lo supieran.

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Otro más que es cortito, pero ya comencé a escribir uno bastante más largo para compensar.

Había algo que quería decirles, pero ahora no recuerdo qué era. Yo y mi memoria de Dori.

Por cierto, hay algo que les quiero mostrar. Últimamente me ha dado por volver a dibujar, es más, me dio por experimentar con un nuevo estilo de dibujo, a ver que tal me acomodaba. No es una maravilla, pero no me quejo.

Sí, no lo coloreé aún, excepto el cabello de Bart

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Sí, no lo coloreé aún, excepto el cabello de Bart. La verdad es que no sé muy bien cómo seguir desde aquí, además no encuentro colores que me gusten. Den su opinión, porfa, que toda crítica ayuda a mejorar uwu.

Hasta la vista, beibi :3

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