Seduciendo a una nerd © [3era Temporada]

Capítulo 13.- Estamos viejos.

Acorruque mis mantas mientras dormía plácidamente en mi cama. Si estaba sonriendo porque era sábado y eso significa que dormía hasta tarde.

Me sentía tan feliz estas últimas semanas. Tenía un trabajo, me iba a casar y por fin me titularía de la Universidad.

Aún tenía la marca de la bala en muslo. Yo había sentido que habían baleado por todas partes, ya que era el primer dolor grave después de las caídas de mis dientes y otras fracturas. Pero solo fue un disparo en la pierna. Puedo decir que tengo una marca de por vida de mi primer año de Universidad.

Desperté al recordar eso, creo que tenía la suficiente conciencia para darme cuenta que ya no podía dormir. Lo primero que veo, es uno de los gatos de mi madre, quien dormía plácidamente a la orilla de mis pies.

—Buen día pequeño —le digo cuando me siento en mi cama—. Qué hora serán...

Veo en mi celular y veo que eran casi las diez de la mañana y sonríe. Había dormido mucho.

Me levanto para ordenar rápidamente mi habitación para después ir a bañarme y vestirme para bajar a la cocina a tomar desayuno. Para mi sorpresa veo Alonso, Justin, Santiago y Jason.

—¿Por qué siempre invaden esta cocina? —ellos se giran a mirarme.

—Buenos días —me saluda Justin en seguida.

—Buenos días —le digo a él y a los demás.

—Buenos —dicen los otros.

Veo que Santiago estaba comiendo panqueques y le robe un pedazo.

—Ladrona —me dice y le saco la lengua.

—Si tienes ganar de comer eso, dime y te preparo —me dice Justin.

—La verdad tengo ganas de comer lo que tiene Alonso —digo mientras me acercaba a mi primo—. ¿Me darás primito de eso?

—No —me dice ignorándome.

Jason se ríe levemente mientras me miraba. Justin miraba a la situación atento mientras Santiago comía su desayuno.

—¿Me darás primito? —le pregunto de nuevo.

Alonso me mira.

—No y sale de aquí —Me dice tranquilo.

—Simio —le digo rápidamente.

Justin saca algunas cosas de la nevera para hacer algo de comer.

—Te hare el desayuno.

—Gracias —le sigo cuando me siento.

—¿Cómo te ido en el trabajo? —me pregunta Jason de pronto.

—Bien ¿y a ti con las armas? —le pegunto.

—bien —me dice tranquilo.

—Si no fueras tú, ya te hubiera golpeado con un bate —le dice Alonso.