D I E C I S É I S.

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Maratón 4/5

Capítulo dieciséis: Su verdadera razón no escuchada.

Pov Alex.

29 de abril del 2011, Londres.

Cuando era niño su sueño era ser un gran empresario como su padre. Él era su héroe, su ejemplo a seguir. Nunca tuvo hermanos, debido a que su madre quedó estéril luego de tenerle. Eran sus padres y él contra el mundo; lastimosamente eso no duró mucho.

Un día su padre salió a trabajar, su madre se quedó en casa y él fue a la preparatoria; apenas estaba comenzando en esta y ya había hecho amigos. Ese día llegó tarde a casa, pero lo más extraño fue que su padre no había llegado; normalmente llegaba a diez para las ocho y ya eran las nueve de la noche. Su madre se desesperó así que decidió llamar a la empresa donde él trabajaba, para su mala suerte el que contestó fue el vigilante de la empresa, quién le informó a su madre que ya no había nadie ahí además de él. Su madre pensó que la estaba engañando y que por ello no llegaba. Ya pasadas las once de la noche alguien llamó a la puerta y el pequeño la abrió. 

Dos policías estaban parados en el umbral hablando entre ellos; uno era moreno, alto, con el cabello marrón al igual que sus ojos. El otro era de piel más oscura, calvo y sus ojos raramente eran azules, además, era mucho más alto y robusto que el otro policía. El hombre de ojos azules le indicó con la cabeza al moreno que ya volteara y este lo hizo.

—Hola amiguito. —Lo saludó él moreno. — ¿Está tu madre en casa? —preguntó. El pequeño se cruzó de brazos por el seudónimo por el cual lo había llamado, el de ojos azules se adelantó unos pasos delante de su compañero y se arrodilló delante de él, colocó su mano en su hombro y le dedicó una mirada tierna, que le generó seguridad.

Miró sus ojos y algo dentro de él se rompió. Una idea se pasó por su mente pero decidió alejarla, pero no se alejó. Algo dentro de él decía que era cierto, que sus ojos trataban de decirle algo que no quería oír.

—Hola campeón. —Dijo él, su corazón se estrujó al escuchar cómo lo había llamado. Su padre lo llamaba de esa forma y en ese momento era cuando quería escuchar esas palabras salir de su boca y no de la de ese hombre desconocido. — Necesitamos hablar con tu madre. —Hablaó tranquilamente.  — ¿Puedes decirle que baje? —asintió, se hizo aun lado y los dejó pasar. Subió las escaleras y entró al cuarto de sus padres, su madre se encontraba tumbada en la cama así que decidió acercarse lentamente.

—Mama. —La llamó. — Unos policías se encuentran abajo, dicen que necesitan hablar contigo —ella levantó su cabeza y lo miró, el miedo en sus ojos era inevitable y eso hizo que ese miedo tomara el control de su mente. Su madre se levantó de la cama y se acercó a él, depositó un beso en su frente y luego lo miró a los ojos.

—Cariño no quiero que bajes, quédate aquí hasta que yo vuelva, por favor Alex. —El pequeño asintió ante el pedido de su madre y ella salió de la habitación. Como siempre no le hizo caso así que también salió. Se sentó en las escaleras, escondido para que no lo pudieran notar. — Buenas noches oficiales —los saludó la mujer.

 —Señora, buenas noches —habló el moreno, ambos le extendieron la mano a su madre formalmente.

—Bien, y díganme, ¿Qué se les ofrece a esta horas? —preguntó ella. Ambos hombres se miraron entre ellos debatiendo por quién hablar, ambos volvieron a mirar a su madre y el hombre de ojos azules preguntó;

— ¿El niño está arriba? —su madre asintió, el hombre le hizo una seña a su amigo y este asintió.

—Señora, su esposo... —no pudo terminar de hablar cuando su madre lo interrumpió.

—¿Qué ha sucedido? —inquirió sin poder evitar el nerviosismo en su voz.

—Él ha muerto. —Informó el de ojos azules repentinamente. — Su esposo ha muerto —su madre casi se caía al dar unos pasos atrás. Su corazón estaba a punto de salirse de su pecho, pero dolía, dolía haber escuchado esas palabras. El moreno se llevó a su madre a la sala, pero pequeño siguió sin poder moverse.

Su padre había muerto... No lo podía creer. Sintió una mirada sobre él, abrió sus ojos, los cuales había cerrado por el dolor que habían provocado aquellas palabras en él. Sus ojos se encontraron con los ojos azules del policía que había dado la noticia. Subió las escaleras hasta llegar a su lado y se sentó.

— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó tomándolo desprevenido.

—A... Alex, señor —respondió en voz baja.

—Bien Alex, dime Max, ¿Ok? —. Asintió y él continuó — Debes ser fuerte, ahora tú eres el hombre de la casa, y tu madre te necesitara ahora más que nunca, campeón —lo aconsejó, pero la última palabra hizo que su pecho doliera más.

— ¿Cómo paso? —Preguntó, quería saberlo, necesitaba saberlo. Él lo miró confundido así que volvió a preguntar — ¿Cómo fue que mi padre murió? —lo pensó un poco, evaluando la situación y decidiendo si lo debería hacer o no, hasta que asintió para luego soltar un suspiro.

—Un accidente... Eso se le podría llamar —respondió confundiéndole.

— ¿A qué te refieres? —preguntó para que le explicara.

—A tu padre le dispararon, Alex. —Informó, a lo que el pequeño asintió. — Creemos que fue por que su empresa iba en ascenso y eso asustó a la competencia. —Comentó pensativo. — No tenemos detalles, pero quiero que seas fuerte Alex. Lamento tu pérdida, pero debes superarlo campeón —y así como así, lo abrazó. Lloró como un niño pequeño, lloró dejando salir todo lo que sentía a través de esas lágrimas.

Nunca más lo volvería a oír, nunca más podría abrazarlo, no podría verlo sonreír, ni nunca más podría jugar con él. Ya no habría más noches de vídeo juegos o alguien que lo acompañara a sus partidos, no lo vería crecer, graduarse, y lo peor, nunca más podría decirle "te amo".

She is the FriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora