Sants.

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Este fic sólo iba a tener una parte y ya voy escribiendo la quinta. Ea.

M u c h a s gracias por todos los comentarios, algunos me arrancaron carcajadas y otros incluso me emocionaron, me encanta ver que una historia tan pequeñita y tan poca cosa os emociona y os llega y os transmite tanto. De verdad, mil gracias.

Aquí dejo la cuarta parte, es un poquito más larga pero un poco menos intensa que las demás. Creo. No sé. Ya me lo diréis en los comentarios.

Iré actualizando cuando mi trabajo me deje.

Graciñas y feliz lectura.

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SANTS.

Si hubiera que definir la estación de Sants con una palabra probablemente Aitana escogería "caos". Ha perdido la cuenta del número de vías y andenes que tiene la estación y sólo a base de repetir el trayecto una y otra vez se ha acostumbrado a dónde está la vía que conecta directamente con Madrid-Puerta de Atocha. Si no fuera por la cantidad de aves que ha cogido acompañada de su representante durante los meses que duró la gira de OT, ahora mismo estaría un poco perdida.

Sólo cuando se ve sentada en el asiento, su maleta colocada en el mínimo espacio que hay junto a las puertas de los vagones y ya le han repartido los auriculares baratillos con los que te obsequia Renfe, se relaja y saca su botella de Nestea.

Se coloca el flequillo y piensa que en las cientos de fotos que se ha tomado mientras hacía tiempo en la estación ha salido con el flequillo abierto. Qué horror. En un rato entrará a twitter a comprobar si las fans las han subido y ver si queda muy ridícula con la frente al aire. Pero lo que sí que hace es recogerse el pelo en una cola de caballo, el calor de un primero de agosto pegado a su nuca y cuello.

En el tren hace quizás demasiado frío. La chica aparta los auriculares morados, se conecta los suyos y pone la batería en modo ahorro antes de acordarse de que ha pagado más de setenta euros por viajar en un ave directo de Barcelona a Madrid y que tiene una toma de corriente bajo su asiento. Golpea al chico que hay sentado a su lado intentando conectar el cargador del móvil y le pide perdón con una sonrisa. Qué desastre.

Pero allá va.

"Estoy de camino. Llego a las 12:18", escribe en whatsapp, y lo envía.

Son las diez y un minuto de la mañana. No ha desayunado por los nervios y ahora se muere de hambre.

Luis contesta un segundo después.

"Bien. Llegaré con el tiempo justo al parking. Si se retrasa avísame".

"Ok, Pedrito".

Luis lo lee y ya no contesta.

Aitana suspira.

Hace casi un mes que no se ven. Un puto mes. Un mes después de Ourense. Y Luis ya ha sacado su single, y ya lo ha colocado en el número 24 de Los Cuarenta Principales en sólo quince días y ella todavía no ha podido decirle a la cara lo orgullosísima que está de él.

Joder, un puto mes. Ni siquiera sabe cómo Luis ha accedido a acogerla un par de días en su casa metido como está de lleno en trabajos de promoción y de comercialización del sencillo.

"Si no te viene bien, cancelo el billete y lo vamos viendo", le dijo ella hace un par de días escasos, esperando que él se negara pero entendiendo que en el fondo quisiera cancelarlo. La respuesta del chico no le defraudó.

"Si lo cancelas y no vienes cojo el coche y me planto yo en tu casa", fue todo lo que él le respondió.

Este último mes todo entre ellos ha sido un "lo vamos viendo" constante, y Luis está harto. Quiere verla, en toda esta vorágine de medios de comunicación, entrevistas que se le siguen dando muy pero que muy mal y reuniones a las siete de la mañana, necesita algo que le ancle al suelo y le devuelva un poco el sentido de la realidad. Y qué cojones, no hace falta buscarle un sentido tan transcendental. Le apetece volver a pasar tiempo con ella y punto.

27 veces.Where stories live. Discover now