27 veces.

Gran Vía.

Buenas noches nos dé Dios. 

Lo primero, perdón porque he tardado tanto en subir que ni me acuerdo cuando dejé por aquí el último capítulo. Si os digo que tengo tanto curro que literalmente tengo el capítulo acabado desde hace un mes pero no he tenido tiempo de subirlo... cómo os quedáis.

Segundo: me han hecho mucha gracia los últimos comentarios de esta semana donde me decís "no es por ser pesada, pero sube". Agradezco todos los comentarios muchísimo, me dais la vida.

Y tercera cosita.. Aquí la quinta parte. La sexta no está acabada y puede que tarde muuuuuuucho en subirla. Paciencia.

Espero que os guste. 

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GRAN VÍA. 

A decir verdad, la discreción no es una cualidad que se pueda aplicar a ninguno de los dos.

Aitana ya sabía que Luis tendría poco tiempo esos días para estar con ella, y no fueron pocas las veces que le pidió que olvidara nada de verse y que cambiar el billete de tren sólo le costaba una pequeña penalización económica, pero Luis insistió en que eran buenas fechas para bajar a Madrid, pero mentía como un bellaco. Quizá motivado por las ganas de verla, quizá deseoso de pasar un rato con alguien que no te esté hablando de plazos, fechas, tarifas y responsabilidades todo el rato. Que sacar su primer single y empezar a colocar su CD en todas las radios españolas es cumplir un sueño, pero nunca se imaginó que sería tan técnico y llevase consigo unos procesos tan tediosos.

De la parte positiva de todo aquello puede extraerse esta noche, en la que por fin visita de nuevo a Uri para presentar ese primer single de su CD todavía sin fecha de lanzamiento.

La parte negativa de la parte positiva es que tiene a Aitana en su casa.

(En cierto sentido).

A las siete y media de la tarde, el chico se levanta por fin del sofá donde llevan un par de horas tirados, descalzos y devorando entre los dos un helado de limón de Hacendado. Se mete en la ducha mientras ella se adueña de su ordenador portátil y le roba la clave de Netflix.

El gallego regresa al salón un cuarto de hora después con una toalla perfectamente blanca anudada a la cintura y con el pelo todavía algo mojado y liso. Se ha retocado la barba y se toca ligeramente la nuca pensando qué hacer con su pelo.

- Luis, ¿eres consciente de que es un programa de radio y que la gente te va a escuchar y no te va a ver? – le dice ella intentando disimular que ver tanta piel al descubierto la está distrayendo.

- Aitana, ¿eres consciente de que se graba y se sube a youtube? – replica él en tono de burla.

Em, es verdad.

- Me lo voy a secar a ver si se alisa – dice, refiriéndose al pelo.

- ¡Ni se te ocurra! ¡Pelo rizado, Luis! Te lo tengo dicho.

Luis alza una ceja y se acerca despacito al sillón, observándola con un gesto intermedio entre la malicia y la diversión.

- ¿Ahora vas a hacer de novia y me vas a decir lo que puedo ponerme y lo que no?

Aitana se ríe: como si le hiciera falta ser su novia...

La chica le mira desde el sofá, tan cómoda que parece que está en su casa, y observa los abdominales de él acercarse a ella y ya ni siquiera disimula que le esté mirando porque en parte él quiere que le miren o se habría vestido ya. Casi puede oler su piel aun estando todavía bastante lejos, y casi puede sentir también el tacto suave de ésta contra sus manos. Casi. Para más inri, Luis tiene los pezones perfectamente redondeados y los pectorales partidos por una fina línea de vello. Aitana se sorprende a sí misma pensando que ojalá el chico le dejara pasarle la lengua de arriba abajo.