Nacimos para vivir mientras morimos.

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 Es de madrugada. Mi ojos me arden, mientras el sueño me consume. El dolor me embriaga por dentro. Aquellas heridas, por más antiguas que sean, aún manan sangre. La luna me mira desde lo alto del cielo, probablemente decepcionada, no cumplí con mi promesa, y temo que ya he roto muchas. Siento mis labios temblar, y la lágrimas caer indelebles por mi rostro. Me habían lastimado, y por más que yo deseara olvidar, en lo más recóndito, ese vacío siempre iba a estar. La habitación oscura, tan viva que me atormenta, me agobia y me hace su víctima. Esa tenue luz que osa entrar por la ventana, presiento que este es el final, más no lo he dado todo por querer luchar. Quisiera quedarme en el mundo surreal, sin embargo, hay más motivos para irse a lo benevolente, incluso a lo transversal, aquello que me saque de éste mundo tan disparatado y distraído. Vayámonos a lo lúgubre, visitemos los lugares más sombríos, dejemos descansar nuestras almas en lo más frívolo, que el viento se lleve nuestros más cálidos rencores y nos dejen descansar en paz.  

Demencia LiterariaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin