XIV

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Kid se había quedado en el agua durante unos minutos antes de nadar hasta la orilla, una vez fuera del agua se sentó en la arena y fijó su vista al agua. Se sentía estúpido, ahora todo parecía bastante obvio. La manera en la que hablaba, el como no parecía entender del todo las cosas del alrededor. Si no hubiese sido tan ciego y estúpido lo habría notado, si no se hubiera perdido en aquellos ojos que parecían inocentes y hermosos, no habría sido engañado.

Se regañaba mentalmente mientras recordaba todo el tiempo que pasaron juntos, la manera en que se encontraron. Un humano normal no habría sobrevivido entre tantos tiburones y mucho menos a la tormenta por la que pasaron cuando se conocieron. Tenía que admitirlo.


—Me engañaste por completo... - Dijo en voz baja para si mismo antes de cubrir su rostro con ambas manos.


Se quedó sentado en la arena hasta que el sol abandonó los cielos para ser remplazado por las estrellas, fue entonces que Kid se levantó y sacudió su pantalón. Se había secado de estar todo el tiempo en ese lugar, pero eso no podría importarle menos, ahora lo que era su prioridad era subir a su barco e irse de esa isla e intentar olvidar todo lo que había pasado en y antes de ella.

Law no se preocupó del rumbo que tomó, ni siquiera pensaba en orientarse para saber donde se encontraba, solo quería seguir así, nadando sin detenerse, a menos que fuese para cazar. Subió hasta la superficie para mirar alrededor, ya se encontraba en mar abierto, no se veían islas cercanas. Ahora si estaba solo. Bajó la mirada a su pecho, encontrándose con la camisa del pelirrojo que aún traía puerta, la sujetó con ambas manos y pensó en rasgarla para quitársela, pero no lo hizo. La soltó y se sumergió de nuevo en el agua.



Los meses pasaron hasta que las estaciones cambiaron, ahora el frio era lo que más se notaba por todo el lugar. Eso no era molesto o incómodo para Law, ya que al ser un tritón orca, estar en ambientes fríos le resultaba agradable. Hace tiempo que había perdido la camisa del humano que fracasó en cazar, de cualquier manera, su especie no era del tipo que guardaba cosas materiales para recordar algo y en su caso, no tenía razones para querer tener algo que recordar del pelirrojo.

Desde que su mente se había aclarado, volvió a su rutina de siempre; nadar por todos lados, cazar tanto a peces como a humanos y luchar contra algún tritón territorial como lo era el que le había hecho abrir los ojos de lo que estaba haciendo. Hacía poco había comido, por lo que ahora solo se dedicaba a nadar sin rumbo aparente, al menos así era hasta que notó como otro tritón se acercaba a él.


—Oye, eres el del otro día. ¿Y tú humano? – El moreno no respondió, al contrario, comenzó a alejarse sin prestarle atención. —Oye, no me ignores, podría matarte. – Dicho eso se acercó para abrazarle por la espalda rozando sin cuidado su cola con la del mayor.


—Tu veneno es muy pobre para usarlo en mí y si no te alejas, créeme que te tragaré.


—Que miedo. – Dijo con burla mientras le soltaba. —Solo tenía curiosidad, ya que lo protegiste en aquel barco de humanos.


—Aléjate de mí, es mi última advertencia.


—No tienes que ser tan aguafiestas, solo tengo una duda. ¿Quién mató a todos esos humanos? Para cuando estuve bien, Luffy me informó que ninguno estaba vivo en el barco. ¿Fuiste tú?

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