Pareja

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Habían pasado ya un par de semanas desde que habían regresado de su viaje en la tierra de los muertos, Hiro aun pensaba en la aventura que había tenido y como fue algo único e irrepetible, ahí estaba la palabra clave, irrepetible.

Cuando regresaron al mundo de los vivos, lo primero que hicieron fue reparar el aparato que podía sincronizar a Miguel con la tierra de los muertos, pero como les habían sentenciado, el camino estaba cerrado.

Miguel aun aun emanaba esa aura energética pero era más tenue, como si hubiera perdido poder, sin embargo la guitarra no presentaba esa condicion, ya no había más que hacer, pensó en todo el esfuerzo que había hecho para abrir la puerta, aunque, todo ese esfuerzo finalmente si le retribuyo y bastante bien, incluso gano más de lo que buscaba.

El solo hecho de llegar a la tierra de los muertos había sido bastante ganancia, claro que pasaron un tramo amargo cuando fueron perseguidos y combatieron contra Ernesto y sus secuaces, más aun con eso, cuando pudo ver de nuevo a Tadashi y hablar con él.

Solo con eso había sentido que todo el trabajo, todo lo que había hecho había sido nada en comparación con la recompensa, y aun así, estando más que satisfecho con lo obtenido, encontró lo que quizás haya sido lo mejor, el amor de un pequeño e irritante mexicano.

Mexicano que aun dormía a su lado, desde que habían reconocido sus sentimientos el uno el otro el genio podía jurar que verlo cada mañana le aceleraba el corazón, no recordaba si antes pasaba eso, pero ahora que lo tenía presente no había mañana que no le pasara.

El sol ya brillaba y sus rayos se filtraban por la ventana de la habitación, Hiro observaba a Miguel aun con los ojos cerrados, durmiendo en una pose extraña, eso siempre le había molestado, pero ahora le parecía ¿lindo?, le molestaba admitirlo pero muchas cosas que antes le exasperaban del cantante ahora le parecían lindas.

Ya era hora de despertar, intento traerlo de la tierra de los sueños posando su mano sobre la mejilla de su novio... novio, esa palabra hizo que se le subiera la sangre a la cabeza provocándole un sonrojo, siempre le sucedía, cada vez que pensaba en su actual relación con Miguel terminaba más rojo que un jitomate, froto el dorso de su mano en la mejilla mientras le llamaba, hasta que sintió algo tibio y húmedo.

H- Ugh... saliva – se dijo a sí mismo mientras alejaba su mano – Esto me gano por tratar de ser rom... - de nuevo estaba rojo – ¿Qué?, no, no, no yo no... - dijo llevándose las manos al rostro – ¿Por qué intento ser...?

M- Hiro – le interrumpió el mexicano aun medio dormido que tomaba las manos del mitad nipón apartándolas de su rostro– buenos días – dijo con una cálida sonrisa y una mirada iluminada mientras le plantaba un beso en la frente - ¿Cómo dormiste?

H- Bi... bi... bien... - contesto sonrojado "Por eso lo intentaba" pensó para sí, no había día que Miguel no expresara el amor que le profería – ¿Y tu?, ¿Qué tal dormiste? mi... mi a... Miguel – No podía, simplemente eso no era lo suyo

M- Muy bien gracias – decía mientras apoyaba la cabeza en el pecho de Hiro – Tuve uno de los mejores sueños

H- ¿O sí?, pregunto interesado en el sueño - ¿Qué soñaste? – tal vez podría hacer algo basándose en ese sueño, así podría demostrarle su afecto

M- Soñé contigo, ¿Que más podría ser? – contesto alegremente

Hiro ahora parecía una genuina luz roja, podrían colocarlo en medio de una espesa bruma y seguro se vería a la distancia, intento controlarse pero le era imposible, Miguel no le daba tregua, era una demostración de afecto tras otra, sencillamente no le dejaba volver a su tono natural.

Anomalía [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora