CAPITULO I

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"DULCE CASTIGO"

¿Cuál es el terror de aferrarse a alguien? -Me preguntaba mientras miraba al sol esconderse en aquel atardecer desde la ventana de mi cuarto. -Tal vez es el miedo de perder algo que realmente te importa...-Me respondí tratando de comprender lo que mucha gente pasaba cuando se inmiscuía en sus emociones.

- ¡Emilio. Elisa ya llego, te está esperando ¡-se escuchó el estruendoso grito de mi madre desde el primer piso de la casa que interrumpió la divagación de mis pensamientos

- ¡Ahí voy ¡ -vociferé tratando de calmar el enojo de mi madre. -Es verdad, me había olvidado los planes que había hecho con Elisa.

Me cambie lo más rápido posible agarrando lo mejor que tenía en mi ropero: una camisa azul a cuadros , un pantalón  negro semipitillo , revisando que no estuviera arrugado y que se me viera lo más presentable posible ya que Elisa era muy curiosa con lo que llevaba puesto. Abrí el cajón de zapatos , me puse unas zapatillas negras con rayas blancas , me eche el mejor perfume que tenía y me enjuague la cara para despertarme un poco.

Al bajar por las escaleras que iban directo a la sala de la casa, al verla sentada en  uno de los tantos  muebles pude notar algo extraño algo no andaba bien. Normalmente cuando veía a Elisa era como si todo lo demás desapareciera, como si sintiera calma dentro de mí ser, pero aquel momento lo único que sentí era miedo, como si mi instinto me estuviera advirtiendo algo. Un pequeño escalofrió recorrió por mi cuerpo, pero no le di importancia. Tampoco vi a mi madre.

- ¿Emilio ya estás listo? -Elisa se pronunció  al verme parándose rápidamente del sillón. Sus labios formaron una bella sonrisa soltando una mirada ensoñadora que calmo un poco aquel sentimiento de miedo que tenía.La observe perdiéndome en su persona .Llevaba un vestido blanco que hacia resaltar su hermosa figura y su lindo rostro lo cual me hacía recordar la primera vez que nos conocimos, también llevaba un collar color escarlata que combinaba perfecto con su cuello semidesnudo y su cabello pelirrojo que junto con sus aretes rojizos se llevaban bien con el tono rosado de sus blanditos cachetes.

- Sí, estoy listo... -Nervioso correspondí su sonrisa con la mía.

- ¿Estás seguro? -Se acercó hacia mí sin decir ninguna palabra más.

Me miro con mucha atención desde los pies hasta la cabeza como si de una inspección se tratará. Levanto sus ojos hacia mi cuello ; con una expresión de victoria, como si hubiera encontrado el error que la hacía tener razón elevo sus delicadas manos hacia el cuello de mi camisa que estaba mal colocada, arreglándome tiernamente. Enseguida bajo sus manos lentamente por mi cuerpo. Fue ahí cuando su sonrisa desapareció. Note algo extraño, la conocía bastante y sabía que algo le pasaba. Sus manos temblaban y antes de que pudiera decirle algo, elevo su cara, me miro a los ojos e hizo un gesto de silencio. Enseguida arreglo mi cabello que estaba un poco alborotado- ¿Ves que no estabas listo?-Recobro aquella alegría que tenía.

-¡Es mejor que se apuren que se hace tarde! -grito mi madre que salía de la cocina la cual se encontraba al fondo del pasadizo. -Los minutos son preciados y el tiempo escaso, vayan a divertirse. -Nos dio un beso en la frente despidiéndonos y retirándose de inmediato hacia su habitación.

Elisa tomo mi mano y me llevo afuera de la casa rápidamente. Yo simplemente seguí el paso , no entendía el porqué de tanto apresuramiento pero el estar con Elisa era una de mis alegrías. Con solo verla de reojo cada día me bastaba. Así que lo único que hice fue sonreír y apretar su mano de igual manera.

-¿Te parece bien si vamos a pasear por ahí antes de ir a la fiesta? -Me pregunto Elisa señalando con el dedo un parque que se encontraba a espaldas del siguiente vecindario.

El secreto de ElisaWhere stories live. Discover now