El sol de mi cielo ahora brilla distinto, pues no calienta mi alma, aquella llena del abrumandor frío del amanecer, tampoco abriga aquellos recuerdos solitarios en el crepúsculo, en la llegada de una noche falaz, de una bruma atroz.
Quizá esta noche ya no me recuerdes, quizá, o muy probablemente, ahora estás en otros brazos, quizá ahora, escuchas susurros de otros labios, quizá ahora sientes el calor de otro cuerpo
Quizá me recuerdes hoy, pero sólo tal vez sea por esta noche, mañana seré sólo un soplo de viento efímero, que alguna vez recorrió tus cabellos necios, ese que rozó tu piel y besó tu boca tímida.
Taciturna noche, mañana de olvido
La inocencia ya es mujer, ya es devoradora de pasiones desenfrenadas, carnívora por naturaleza.
La pequeña rosa estrenó sus espinas al brillo del sol, dónde quizá en cada noche, muere desangrado aquel ruiseñor,
Por amor, por tristeza, por dolor.
Lo funesto llega con la aurora
Ahora es tiempo de ser hostil, quizá en este nuevo jardín, renazcas, criatura, miserable, víctima de palabras fugitivas, de cielitos imaginarios, de promesas sin razón.
