Capítulo 2 "Brasil"

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Mientras, el hombre no sabía cómo parar a su esposa, quien camina rápidamente para desaparecer de su vista, al menos para que el se sienta culpable.

-Melissa.

-No me sigas.-Enojada.-Andate, después de todo, no te importa nada de mi.

Suspira y sigue caminando para alcanzarla.

-¿Podes dejar de montar un circo? No entiendo porque te enojaste, si el que tendría que estar enojado soy yo.

Ella da media vuelta y lo enfrenta.

-¿Vos?

-Si, estoy cansado que te quejas de todo lo que yo hago. Todo lo que hago está mal, hice este viaje para hacerte sentir mejor y mirate, no paras de hacer lo mismo.

Hace meses que el esta cansado, quería mejorar las cosas aunque ya no sentía amor por su esposa pero parecía que su esposa no ayuda en su intento de mantener el matrimonio.

-¿Yo te pedí viajar a este país de mierda? No, no te importa nada lo que yo te diga.

-Pero si te encantó la idea.-Alterado.-No entiendo que te pasa.

-Quiero un poco de atención Rodolfo.

-Vamos al hotel y hablemos en calma.

Tardan unos diez minutos para regresar al hotel y van hacia su habitación.

-Ahora si podemos hablar.

Melissa quería hacer que se sienta culpable, al menos sabía que Rodolfo quería que el matrimonio mejore pero ella quiere otra cosa, era algo más facil pero para su esposo, no lo es.

-Hace mucho tiempo que no me tocas, no se como decirte que me hagas el amor.

Traga saliva y se sienta.

-Melissa, hace tiempo que buscas cualquier pretexto para pelear.

Ella se cruza de brazos.

-¿Ves? No soy la única que tiene un problema.-Llora.

Ya no sabia que hacer, siempre la misma discusión, no puede explicarle que ya no tiene ganas de tocarla, ni siquiera de darle un beso. Las discusiones habían apagado la poca pasión que tenía el matrimonio. El no dijo nada y ella se va a la puerta. Melissa siempre le salía bien la idea de controlarlo y manipularlo, después de todo, ella no esta "bien"

-Si tienes la decencia de pensar, espero que me busques después. Adios Rodolfo, no me esperes temprano.

Con eso, cierra la puerta dando un portazo y Rodolfo suspira, ya no tenía ganas de aguantar.

El siempre pensaba la manera de pedirle el divorcio pero la inestabilidad de Melissa hacía que deje de lado la idea del divorcio, al menos, hasta que se entere de la verdadera cara de su esposa.

Melissa salió del hotel y frunce el ceño, todos los planes de atraerlo más había fracasado rotundamente. ¿Qué más podía hacer? Esperaba que el estuviera tras ella pero no paso, dejándola desconcertada.

-¿Que hago? ¿Que hago? Ay Melissa, ¿no podes estar callada dos minutos?-Piensa.-Pero si no le reprochaba nada, ni siquiera me miraría.

Se pone a pensar pero no obtiene ninguna idea para retenerlo, solo tendría que esperar y calmarse un poco, ahora quería jugar a la esposa reflexiva.

Se tomó un taxi y le pidió que la llevara a un bar.

Rodolfo entro al baño para darse una ducha, el agua caliente pudo sacarlo de sus pensamientos. Ya se arrepentía de cancelar todas sus citas, no tenía idea de como aguantar cuatro días más. Estaba al límite, no podía aguantar más.

Mientras, Amanda estaba haciendo la cena cuando escucha el sonido del timbre, camina a la puerta y cuando la abre, ve a su amiga.

-Beatriz.-Animada.-Pasa.

Tenia unas bolsas y se dio cuenta que era helado.

-Traje algo para el postre.

-Te invitaste sola pero sabias que te queria ver.

-Te leo la mente, Amanda.-Sonríe.

Dulce ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora