Recién Molido

10.- Epílogo

La cafetería de Harry, The Coffee Kiss, era el lugar de moda en la ciudad. Al grado que el café Delacour, terminó convirtiéndose en una sucursal de The Coffee Kiss, pero Fleur seguía siendo la jefa. Habían pasado 5 años desde que Harry y Severus se habían conocido y enamorado, ahora Harry tenía casi 26 años y era un empresario exitoso por sí mismo y gracias a la ayuda de su familia.

Harry dejó de ser un Weasley apenas acabó la escuela, para convertirse en un Snape, luego de que se casaron en una boda relámpago en Canadá. Imitando el ejemplo de Draco y Charlie y luego de Sirius y Remus, Ahora Charlie era Charlie Malfoy y Remus era Remus Black.

Como el cambio de nombre se hizo legal en Canadá, tuvo que hacerse válido en Inglaterra.

Severus y Remus hablaron largo y tendido luego de que Harry se había aclimatado nuevamente en su rutina de escuela y antes de que Severus partiera a esa gira de presentaciones. Ambos acordaron ser amigos, ya que su relación en realidad, nunca escaló a nada, solo eran deseos reprimidos y ambos habían encontrado a alguien que los amaba como a nada en el mundo.

Eso hizo todo más fácil.

Incluso Mundungus encontró un nuevo empleo como informante y asesor de Scotland Yard, ya que él conocía todo lo que debía saberse del bajo mundo y toda la red de Riddle cayó como una casa de naipes luego de un par de años.

Regulus fue a terapia durante unos años, para ayudarse a superar su encierro. Fue en una sesión de grupo que conoció a un tal Fenrir Greyback, un hombre que había sido criado como animal por su padre, que tenía una enfermedad que le hacía creer que ellos eran hombres lobo. Fenrir había pasado toda su adolescencia en instituciones psiquiátricas y cuando fue un adulto, empezó una vida a medias, pero fuera de las paredes de un manicomio.

Aun así, tenía estas sesiones en grupo para víctimas de encierros prolongados, fueran del tipo que fueran. Regulus y Fenrir empezaron a platicar, luego a hacerse amigos, luego empezaron a tomar un trago y luego una copa. Luego de un año, fueron a cenar y al final de la noche, Regulus estaba saltando sobre el regazo de Fenrir y montando al hombre como si la vida se le fuera en ello.

Sirius fue el primero en notar los chupetones al día siguiente y le dio a su hermanito "la charla", lo cual le gano un zape de parte de su hermano y otro de parte de Remus.

Esa relación floreció y ambos compraron un departamento cerca del Támesis y se mudaron a Londres donde continuaron sus terapias, pero ahora iban juntos y tenían una vida plena luego de sus experiencias pasadas tan horribles.

Fenrir pensaba en lo lindo que era Canadá en esa época del año desde hace meses. Regulus pensaba exactamente lo mismo y planeaba pedirle a Fenrir que lo acompañara a visitar a Sirius, quien se mudó permanentemente a la ciudad cercana a Hogsmeade para visitar a Harry, amenazar a Severus con castrarlo si le hacía daño a su ahijado y tener sexo con Remus en cierto claro del bosque donde podían verse muy bien las estrellas.

La noche anterior al cumpleaños de Harry, Severus preparó una sorpresa especial para su marido.

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—Severus, ¿a dónde me llevas? —Harry iba con los ojos vendados en el auto de Severus.

—Es una sorpresa, no seas tan impaciente amor—.

Condujo un rato más en círculos mientras el personal del hotel preparaba todo, cuando le enviaron un mensaje diciéndole que estaba listo, Severus estacionó y sacó a Harry del auto y lo guió hasta la habitación.

>> Listo, ya puedes abrir los ojos—Dijo Severus luego de quitarle a Harry la venda.

La habitación era la misma donde habían hecho el amor la primera vez. El modesto motel había sido cómplice de la sorpresa de Severus luego de que este les dijo que quería celebrar su aniversario con su pareja ahí, ya que ahí se habían enamorado. El personal del motel estaba más que feliz de ayudar.

La habitación tenía todo para una noche romántica, velas, pétalos de rosa y sales en el baño, una botella de champaña bien fría al lado de la cama, chocolates, fresas, crema batida, miel y bastante lubricante.

—Sev, esto es... yo... —Severus acuno a Harry entre sus brazos, abrazándolo de espaldas y dejando que su voz se filtrara en los oídos de su marido.

—La mejor decisión de mi vida fue venir aquí, independientemente de que fuera una recomendación de Lucius Malfoy. Aquí te conocí, y me enamore de ti, hiciste mi vida mejor con solo tu sonrisa y casi te pierdo para luego reencontrarte. Cuando te vi entrar a esa sala, mi alma regreso a mi cuerpo y supe que jamás volvería a dejarte ir. Te amo y te amaré el resto de mi vida—.

—Sev... Hazme el amor—La voz de Harry era apenas un hilo, luego de semejante declaración, su cuerpo solo pedía ser poseído por su esposo, como venían haciéndolo desde ese día en que la pasión los unió.

—Sus deseos son órdenes señor Snape—.

Un camino de prendas fue quedando a medida que Severus iba desvistiéndose y desvistiendo a Harry, hasta que quedaron desnudos uno frente al otro y sus miembros empezaron a frotarse arrancando gemidos de ambos hombres, mientras se besaban y quedaban convertidos en un charco gelatinoso.

Las manos de ambos buscaban, se aferraban, apretaban y volvían a recorrer sus cuerpos y cuando Severus se introdujo en Harry, este solo gimió de gusto al sentirse unido a su esposo. Severus le hacía el amor de forma dulce y pausada. Cuando terminaron, comieron algo de fresas con chocolate, para luego retomar de vuelta el sexo, ahora con Harry montando a Severus mientras este disfrutaba viendo a su pareja usarlo para su propio placer.

Hicieron el amor muchas veces esa noche, hasta que llegó la medianoche y Severus le dijo "feliz cumpleaños" luego de un beso post-orgasmo, para retomar sus actividades previas y volver a introducirse en aquel hermoso cuerpo de ojos verdes.

Harry tenía 26 años ahora, estaba casado con un escritor famoso con la saga de novelas "rosa" más popular del momento, era rico por esfuerzo propio y su familia adoptiva ahora tenía todo lo que necesitaba, Ron era feliz, su amiga Hermione era ahora su cuñada y tenía unos hermosos sobrinos. Remus era feliz, Sirius era feliz, Reg era feliz y Severus definitivamente era feliz si esa sonrisa de estúpida felicidad en su cara indicaba algo.

Harry nació como un Potter, fue salvado por una Weasley y tuvo una vida llena de baches, pero ese día, en brazos de su esposo que olía a café, lo supo. El café si olía a cielo recién molido. Su cielo era Severus Snape.