Eternidad

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Todos nos hacemos viejos, incluso ella, diecinueve años, pequeña e ingenua, la chica solo quería ser por recordada siempre y tener una vida sin nada que temer, siendo libre. Entonces él llegó para hacer un trato con ella. Inmortalidad a cambio de su alma. "Para siempre" era lo que ella buscaba pero no sabía el significado de aquellas palabras pesaban más de lo que podía llegar a imaginar. Ella le prometió ser eterna pero no sabia el precio. Ahora tiene novecientos años y sigue aparentando diecinueve, luchando por sobrevivir y aunque cree que ya no es ingenua sigue creyendo mentiras como aquel "para siempre" que no existe. Ahora es la reina de nada, con su corona de papel, su trono de cartón, ya no sabe que hacer y está cansada. Si pudiéseis ver el color de sus ojos veríais la tristeza que esconden que solo puede expresar con lágrimas porque las palabras no son suficiente. La soledad es adictiva pero llega a un punto que como las drogas te destroza y aquella pequeña chica esta ya muerta por dentro, llorando todo el día, esperando que alguien llegue para salvarla pero eso no pasará porque no existe nadie que sepa quien es o que se acuerde de ella. Pasan los años y ve solo muerte a su alrededor, mueren sus amigos, sus padres, sus hijos, sus amores y ella, con cada alma que se va al mas allá, se va marchitando como una rosa al llegar invierno. Nunca supo como cayó en las mentiras de aquel tipo que le ofreció la vida y acabó mezclándola con la muerte. Acabó sin tener motivos para vivir. No quería seguir. Quería morir pero no podía. Así que para sentirse viva empezó a auto-lesionarse, drogarse, fumar y beber para aliviar su dolor. Su vida se basaba en malos hábitos pero, ¿Qué mas daba ya? Lloraba mientras se cortaba las venas con la esperanza de por fin morir, aquella razón que era lo único que mantenía la poca cordura que le quedaba . Lloraba todo el día, todos los días y todo el maquillaje que se había puesto para salir aquel día con la esperanza de que alguien gritara su nombre, recordándola, se corría de sus ojos vacíos como si se tratara de cascadas de oscuridad.

Un día, al salir, se encontró con un joven, alto, albino y de ojos grises.
Dicen que en la vida solo te enamoras una vez y luego buscas a alguien que te haga sentir lo mismo otra vez, pero aquella chica nunca había sentido nada parecido. Se acercó y empezó a hablar con él. Al cabo de unos meses tenía una vida de nuevo, con novio, amigos y estudiando. Dejó todos sus malos hábitos y se centró en vivir. Les explicó todo lo que le había pasado y el único que le creyó fue él. Lo amaba, se casó con él y tuvieron una gran familia. La chica volvía a tener aquella sonrisa natal que no tiene cualquiera y el color de sus ojos relucía más que nunca. En aquel momento era la persona más feliz del mundo. Con mil años concedía a su tercer hijo. Acababa de romper aguas. Su esposo y sus hijos estaban de camino con ella hacia el hospital pero no todas las historias tienen finales felices. De camino al hospital, un camión choco contra ellos y la chica sintió como si se estuviera desmayando. Al despertarse estaba en una ambulancia. Perdió a su tercer hijo junto a toda su familia. El dolor que sentía era insoportable. No tenia nada, toco fondo.
Ahora pasa la eternidad entre lágrimas recordando su sufrimiento. Aquel incidente le hizo perder todo y con ello la poca cordura que le quedaba. La inmortalidad mantenía a su cuerpo con vida pero su alma murió junto a la de su familia. Ese accidente condenó a la chica a perder todo otra vez. Se rindió, por última vez.

Explosión de sentimientosWhere stories live. Discover now