No pienses.

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Narra Miriam.

Entrevistas, sesiones de fotos, promociones y un largo etc de eventos que nos contrataban nuestros representantes nada más salir de la academia.
A las primeras entrevistas les tenía mucho que agradecer. Solíamos ir los 5, todos juntos, siendo una piña, nuestra pequeña família. Amaia y Alfred lo tenían de más, sus tiempos libres los pasaban juntos.
La Pamplonesa le enseñaba a Alfred cada rinconcito donde construyó su infancia, su casa, la plaza donde tantas horas había echado jugando con su grupo de amigos, la pizzería donde mejor se comía, todo lo que era su vida antes de entrar en la academia. Alfred en cambio se encargaba de enseñarle las mejores costas donde pasaba sus veranos, los sitios que frecuentaba para desconectar del estrés de vida que llevaba meses antes de ser un alumno más de la academia. Como envidiaba sus tiempos libres, compartirlos con la persona que quería.

Yo solo me limitaba a compartir mi tiempo en entrevistas, sesiones de fotos, promociones y ese largo etc con ella. Pero no mi tiempo libre. Mi tiempo libre estaba basado en sonrisas forzosas, falsos abrazos y obligados "te quiero" con él. Con Pablo.

Mi verdadero yo se había quedado entre esas paredes, entre ese montón de hormigón que había sido mi verdadera casa, con mi familia más libre. Con mi Miriam más libre. Ahora era cuando me sentía una leona en cautividad, haciendo todo lo que se supone que era el bien para mi, tomando decisiones que ni yo misma entendía. Y todo para qué? Por la fama? Quería vivir de esto, joder, era mi vida, disfrutaba de ello, pero yo también le quería enseñar a ella mis playas favoritas de Galicia, los rincones con más encanto de Pontedeume, mi casita en la montaña donde pasaba 2 semanas al mes para componer, encerrada, sola.

No os voy a engañar, a esa casita no había ido nadie más que no fuese yo, ni Pablo la había visto en mis momentos de enamoramiento. Con 18 años y después de ganarme unos dinerillos cantando en locales, metros y calles de Vigo, había decidido hacerme con esa casita rural. Era mi pequeño retiro espiritual. En medio de un monte de A Coruña. Repleto de mis cosas, mis idas y venidas y lágrimas entre versos que componía cuando me sentía sola. Nunca quise enseñarle ese secreto a Pablo, mis padres sabían que ese sitio era mi pausa a una vida de estrés emocional que llevaba y nunca se acercaban por allí.
En cambio, con ella... Con ella fue distinto. A ella le hubiese enseñado cada palmo de hierba que crecía alrededor de mi pequeño hogar. Cada rincón de esas 4 maderas. Nunca hubiese imaginado que llegaría a tener ilusión por enseñarle ese sitio a alguien. Abrirme de ese modo con una persona a la que conocía con solo 3 meses. Pero así sucedió.

Imagino que sabréis de quien hablo. Sí. Ana. Más conocida como Ana Guerra/War. La que había puesto mi vida patas arriba desde el primer momento que cruzamos el umbral de la academia. Y la misma que rompía mis piezas poco a poco para luego volverlas a montar beso a beso.

Y ahora... Ahora solo me limitaba a compartir con ella el mismo tiempo que teníamos en común, entre preguntas y flashes, entre millones de ojos que se posaban sobre los 5 finalistas de Operación Triunfo. Entre los ojos de Jadel y Pablo que nos acompañaban en cada evento. Haciendo su mejor papel como "novios de". Una vez terminadas esas preguntas y esas fotos, cada una volvía a la vida que tenía antes de la academia.
Yo volvía a mi falsedad y ella volvía a los brazos de alguien que no era yo.
No puedo asegurar que lo suyo con Jadel era falso porque los abrazos que le daba, las miradas de complicidad y los gestos de amor eran los mismos que semanas antes me hacía a mi a escondidas de las cámaras, en las paredes de los baños de la academia que guardaban cada gemido y caricia que ella me había regalado.

Y ahora... Ahora me limitaba a ser feliz 5 minutos que nos dejaban descansar entre entrevistas. Donde ahí si era una leona en libertad.

Pronto el grupo de 5 se rompería para que cada uno hiciese su camino en solitario y eso es lo que más vértigo me daba. Limitarme a verla entre conciertos. Saber que ella hoy estaba en Valencia y yo en Málaga. Que mañana estaría en Barcelona y yo en Madrid. Y lo peor, saber que el chupacámaras de su novio compartía cama con quién semanas antes a mi me hacía deshacerlas.

Sí, estaba perdidamente enamorada de la canaria. Su pelo, sus profundos ojos, sus labios y esas manos que te hacían perder la noción del tiempo. La fuerza que desprendía con lo pequeñaja que es. La habilidad que tenía para quitarme la ropa sin dejar que el momento se enfriase. Con ella el frío no existía. Bromeaba con que su sangre era canaria y caliente pero la mía para ser del norte y fría, la hacía hervir con solo una simple caricia. Qué mujer...

Flashback

-Ana esto no -beso- está -beso- bi -beso- bien... -dije empujándola suavemente para liberarme del castigo.
-No leona... no está bien... está muuuy bien.

Se acercó a mi casi sin darme cuenta con esa risa picara que tenía. Era rápida como una pequeña gacela.

Mi cuello empezó a ser un mar de besos y mordiscos por su parte y mi cuerpo era acariciado palmo a palmo. A quien quería engañar, me estaba volviendo loca y la muy mala lo sabía. Mis manos fueron directas a su trasero como el más náufrago se aferra a un salvavidas. Apretando. Levantando para notar como su cuerpo se pegaba a mi.

-Demasiado bien está esto...

Y acto seguido la subí dejando sus piernas rodeando mi cintura y empujándola a la pared para poder aguantar mejor su pequeño cuerpo.
Su cara se separó de mi cuerpo para que nuestros ojos se encontrasen. Nunca vi una mirada tan cargada. No sé cuánto tiempo estubimos inmóviles mirándonos pero para mi fué el suficiente para saber que a partir de aquí nuestra amistad iba a cambiar.

-Bésame... -susurró Ana pegando sus labios a los míos y rodeándome el cuello con sus brazos.

Su lengua pasó despacio sobre mis labios dibujándolos.
Y así fué como devoramos nuestros labios. Hambrientas la una d la otra. Mordiendo y estirando pidiéndonos más y más y más.
Nuestras lenguas eran una lucha contínua para ver quien de las dos ejercía más poder sobre la otra.

Mi cuerpo empezó un baile contra el suyo. Apretando sus nalgas contra mi. Empujando y alejando mi sexo contra el suyo. Imaginando que su intimidad está rozando con la mía.
Maldita ropa!

-Ana te necesito. Porfavor.

Dicho esto Ana bajó una de sus manos por mi abdomen hasta meterla dentro de mi pantalón. Separé un poco mi cuerpo del suyo para dejarle espacio y un pequeño gemido salió de su boca al notar como sus dedos se empapaban.

-Mmm... Me necesitas y mucho, leona... -susurró en mi oreja antes de morderla. -Que podemos hacer con esto?

Su mano fué retirada de mi sexo para pasarla por sus labios y meter un par de dedos en su boca y lamerlos despacio. La mirada me ardía y no era lo único.

Me apreté fuerte contra ella y la pared sin dejar apenas que su pecho se llenase para respirar. Otro gemido escapó de su boca.

-Pues se me ocurren un par de cosas... -susurré contra su cuello mordiéndolo finalmente.

-Miriam... estás bien? -Amaia me sacó de mis pensamientos.

Una pequeña lágrima recorría mi mejilla viendo a Ana como se preparaba frente las cámaras para contestar su entrevista.

-Sí, sí, es solo que estoy muy orgullosa de ella... -mentí a Amaia.
-Y ella de ti. Habéis cambiado mucho desde el primer día y creo que os lo debéis la una a la otra. Os merecéis ser felices. Y espero que juntas.

Amaia era una niña, apenas 18 años, pero eran unos 18 años muy maduros sentimentalmente. Fué la primera que se dió cuenta que entre Ana y yo pasaban cosas, que las escapadas a mitad noche a las duchas no eran precisamente para hablar del tiempo.
Ella nos había tapado, había hecho más de una trampa para que en todas las clases de Las Javas pudiésemos estar juntas por parejas, dejaba un sitio en la mesa a mi lado o al de Ana para que la otra lo ocupase en las comidas y cenas, intentaba que estubiésemos el mayor tiempo posible juntas. Le debía mucho

-Amaia! -dije haciéndola girar sobre sus pies -Gracias.

Y así continuó otro día más en mi vida en cautividad.

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Hello my name is Isa y vengo con una historia Wariam bajo el brazo. Espero que guste. Se admiten críticas. Todo ficticio y muy altanero, preSioso y orgulloso. 🌸

La química de los encuentros. •Wariam•Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin