IV.

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Momo había hablado con su madre por teléfono. Tuvo una tarde muy pesada.

Nayeon le había comentado que le gustaría mucho tener a alguien pequeño corriendo por el departamento.

—Nayeonnie, hasta lo que yo sé de anatomía, no te puedo ofrecer nada de eso.

—No, no, eso ya lo sé. Pero... Podríamos...

Adoptar.

Bien, suena bien. Pero... ¿Cómo lo mantendrían? Si no podía llevar a pasear a Nayeon cuando quisiera, menos podría darle la vida que merece al pequeño.

—Yo podría comenzar a buscar un segundo trabajo, y hasta que tengamos más estabilidad podríamos ya— la mayor fue interrumpida por Momo.

—T-tengo que pensarlo...

Entró al cuarto, y se rescostó, sin realmente pensarlo.

¿Qué estaba haciendo mal?

Cuando Nayeon salió a la mañana siguiente, tomó el teléfono y esperó a que contestara.

—¿Qué tal todo allá? ¿Cómo está Hana?

—Bien, ahora va por la maestría, ¿lo sabías? Tu hermana realmente está progresando, me siento muy orgullosa. ¿Y tú? ¿Cómo está Nayoung?

—Se llama Nayeon, y te hablo porque... necesito unos consejos.

—Ah, Momori, realmente no sabes que hacer con tu vida, ¿verdad?

Momo se aferraba al sillón con sus uñas. Hablar con su madre a veces era un poco estresante.

Le contó sobre como Nayeon quería tener una familia con ella, y todas sus preocupaciones.

—No lo sé, hija, ¿sabes? A veces siento que te estás estancando.

—¿Ahora por qué?

—Pues mientras todos tratan de mejorar, así como tu hermana, tú eres conformista. Siempre quedándote atrás.

—¿Acaso no confías en que puedo sacar a una familia adelante?

—No, Momo, no confío en ti. Tengo miedo de que seas aún más mediocre.

Los ojos de Momo amenazaban con soltar lágrimas; las lágrimas que causaba su madre ya no eran de tristeza, ahora siempre eran de rabia.

—Gracias por los consejos.

Y cortó la llamada.

Ese día, Momo había perdido la confianza de alguien que jamás esperaría, su propia madre le había llamado mediocre.

Y lo peor de todo.

Momo le creyó.

Poco a poco, Momo caía mucho más hondo. Porque ahí pertenecía, en lo más hondo, debajo de las personas que tienen oportunidad de ser alguien en la vida. Caía más hondo, y arrastraba a Nayeon junto a ella.

Se rescostó en el sillón, limpiando las pocas lágrimas que dejó salir. Miró el reloj, debía arreglarse para ir a trabajar.




















































Lloré haciendo ésta parte, pues estamos cerca de la gran explicación, la cual revelará muchas cosas.
Quizás se den cuenta. Quedó un poco feo porque justo lo acabo de hacer. Aún no decido como hacer el final.

SacrificeOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz