IV

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Taehyung estaba al borde de una crisis nerviosa cuando entró a la habitación decorada en colores oscuros. Al frente tenía una cama con peculiar forma redonda, a ambos lados había tubos que iban desde el suelo hasta el techo parecidos al del escenario, el piso era de alfombra grisacea y una pequeña mesa a lado de la cama mantenía una botella de lo que al parecer era champan rosa bien helado.

Escuchó la puerta cerrandose tras él y de inmediato un escalofrío lo recorrió.

—Recuestate– Jungkook habló demasiado cerca de su oído.

—Y-yo... No creo tener suficiente dinero para costear un baile privado–.

Lanzo una mirada hacía el chico pero este estaba de espaldas a él poniendo algo de música en un aparato que ni siquiera había notado al entrar. Aun a pesar de todo, Taehyung obedeció y se sentó en la cama en medio de los suaves almohadones de peluche y las sábanas de seda negras.

—¿Prefieres baladas o algo mas intenso?–.

—L-lo que tu quieras estará bien–.

Jungkook asintió y de pronto una canción suave y romántica con cierto toque sensual empezó a resonar por la habitación. Taehyung tragó duro mientras sus ojos veían como el cuerpo de Jungkook empezaba a moverse delicadamente al suave ritmo de la música, sus manos trabajando sobre el botón y la cremallera de su apretado pantalón hasta conseguir abrirlo. Taehyung divisó la tela brillosa de la ropa interior y se obligó a desviar la mirada.

Ya empezaba a arrepentirse de haber aceptado algo como eso, lo último que quería era terminar con una erección frente al chico de cabello negro y que este lo tomara por pervertido. A Jungkook no le importó mucho cuando sus movimientos se hicieron mas sensuales al tiempo que caminaba a uno de los tubos y lo recorría con pasos lentos, su mirada devoraba al castaño.

—¿Nervioso?–.

Taehyung asintió rápidamente incapaz de ocultar el creciente brillo rojizo en sus mejillas.

—Relajate, te va a gustar– Jungkook sonrió con malicia —soy bueno en esto–.

Taehyung no dudaba de sus habilidades sino de su capacidad para mantenerse flacido con un atractivo chico desnudandose frente a sus impuros ojos.

La canción llegó a la parte del coro y entonaba música mas apasionante y profunda, era una canción dedicada a los amantes que hablaba del deseo y la forma en que sus cuerpos se entendían al hacer el amor, demasiado sugerente como para no notarlo. Taehyung ya estaba medio duro cuando el apretado pantalón de Jungkook cayó al suelo al fin. Las apetitosas piernas del pelinegro eran aun mas impresionantes sin una tela que las cubriera, los asombrados ojos almendrados escalaron hasta topar con el maravilloso bulto durmiente bajo la ropa interior negra.

Jungkook sonrió y caminó aun bailando hasta la cama donde un aturdido Taehyung lo observaba con la boca abierta. Subió por el borde y gateo hasta llegar al castaño.

—¿Me quitarías las orejas?– Jungkook apuntó a la diadema de conejo que aun llevaba enredada en el cabello sedoso.

Con las manos temblorosas Taehyung se la quitó con cuidado saboreando el cálido aroma que desprendía el cabello oscuro y la intensa sensación pesada que vibraba en todo el escultural cuerpo frente a él. Jungkook se alejó apenas lo suficiente para ponerse de pie sobre la cama redondeada y empezar a agitar las caderas en un poderoso vaiven que cortaba la respiración, los músculos de su abdomen contrayendose hasta marcar cada pliegue a la perfección. Los movimientos eran ardientes y perfeccionistas, codiciosos y sensuales como un deleite para el ojo de quien fuera el espectador, capaces de calentar incluso un nevado día de invierno.

The black haired boy » KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora