«Capítulo 15»

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<Alessia>

Pasado · 2011 

—Parece que lloverá .. — dice Thays pegada a la ventana mirando el cielo nublarse. 

—¡Que lo haga de igual manera nada cambiaría! — expreso al sentirme igual o peor que ayer. 

Bisset se mueve a la velocidad de la luz para tener la edad que tiene y yo seguir con el embrazo, no volveré al lado de Fabrizio porque me acorrale, la desición ya está tomada. 

—¿Qué quieres cenar hoy? — pregunta y me quedo dudando si decirlo. 

—No tengo mucha hambre así que elige tú, por mi no comería — lo hice mucho en la tarde y eso me quitó el apetito. 

—¿Un caldo de pata? — vuelve a proponer y termino riendo. 

—¿No era que odiabas todo las sopas? — me encojo de hombro y pensándolo mejor me prendo — está bien, caldo será. 

—¿Qué no puedo cambiar de parecer? a demás no todas me caen mal, dependiendo de lo que contengan las como — se queja por mi dicho mientras se pierde en la cocina a ponerse manos a la obra. 

Mientras acomodo los cubiertos sobre la mediana mesa del comedor. Eventualmente no soy de hacer éstas cosas pero la costumbre estaba impregnada en mi cuerpo. 

No paro de pensar en la advertencia de mi esposo, no sé que es capaz de hacer si no vuelvo pero como ayer no lo hice tampoco obtuve alguna reacción por parte de él. Mi móvil estuvo en completa calma y eso por dentro me hace entrar en pánico. 

—¡Se largó! .. creo que mañana tendré que ir tapada hasta el cuello al trabajo — dice Thays interrumpiendo mis pensamientos. 

—¡No te quejes! .. la lluvia es hermosa, eso es porque tú la miras de forma aterradora — la regaño de forma dulce. 

—¡Sólo me desagrada porque se moja todo y el aire se pone húmedo! en New York es casi o peor de pesado como en ecuador, el viento se vuelve pesado y el pelo .. ¡uufff! se te paran como si te hubiera dado estática — río de sólo verla expresarse tan como es ella. 

Introvertida pero cuando se suelta con los íntimos es la persona más divertida de todo el maldito planeta. 

—¡Lo que digas nena! — remato y sigo acomodando la mesa. 

Dos copas y dos platos, algo de música relajante de fondo para el día tan ajetreado que tuvo en su trabajo y el mío lleno de suposiciones. 

Escucho que siga metida contando de sus asuntos y de los chicos que conoció en éstos meses que empezó a radicarse en el lado este del país. Las dos venimos de mundos parecidos, sólo que diferentes países, casi los mismo problemas y las mismas traiciones. Somos dos mujeres lastimadas por la vida y aún así decidimos seguir delante por vivir tranquilas lo que nos quede. 

—¿Todo bien o te ayudo en la cocina? — casi estoy gritando del otro lado del apartamento. 

—No, estoy bien, quédate quieta que así me ayudas con esa panza enorme — siempre me dice que para cocinar necesita sus tiempo, así le sale.

Me tomo unos minutos para sentarme, el doctor dice que cada tanto mis pies se hincharan como patas de rana y debo dejarlas descansar sobre almohadones. Lo normal sería que tu marido te de masajes para descinchar la zona pero me da pena que Thays también se tenga que tomar ese trabajo, por eso no le digo nada. 

Ni que hablar de las cremas que necesito contra las estrías, celulitis y todo lo que conlleva ser una futura madre. Por lo menos las náuseas, vómitos y mareos pasaron su fase, eso sí, el sueño que me agarra por las tardes es invencible

«Savage» ©Where stories live. Discover now