Los consejos

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Dice un viejo refrán: «Consejos vendo y para mí no tengo», haciendo referencia a la persona que dice saber qué deben hacer los demás, sin ser capaz de llegar a buen puerto en sus propios asuntos.

O, en otras palabras, que no sabe utilizar para sí mismo los consejos que brinda a los demás.

Pero ¿qué es un consejo? Según el diccionario de la Real Academia Española, un consejo es la «Opinión que se expresa para orientar una actuación de una determinada manera» y aclara el «Diccionario Panhispánico de Dudas» que «un consejo es una recomendación que se hace a alguien para su bien».

Un consejo parece ser buena cosa porque, a primera vista, no parece malo y, por lo menos para el último diccionario, además se presupone que la finalidad del consejo es hacer el bien.

Así que viendo que las definiciones no entran en conflicto con el saber popular y lo que parece de sentido común, un consejo, en resumen, intenta ponerte en acción para tu bien.

Pero... un momento. Detengámonos un poco en esto y propongamos algunas preguntas.

¿Cualquiera puede dar un consejo? ¿Quién lo valida como útil o beneficioso? ¿Qué es lo que hace que sea válido un consejo? ¿Qué es lo que hace que sea válido para mí? ¿Por qué debería ser válido para alguien más?

La respuesta a estos interrogantes debería hacernos dudar de que un consejo pueda hacer el bien por más cargado de buenas intenciones que esté.

Volvamos al principio entonces, ¿qué es un consejo? En resumen, decíamos que un consejo intenta ponerte en acción para tu bien.

Un consejo indica que te pongas en acción en una determinada dirección.

Un consejo es una frase que esconde un juicio, una opinión, ya que, por definición, si el consejo pretende que nos pongamos en acción en una determinada dirección es que está emitiendo una opinión sobre esa dirección, nos está diciendo que esa dirección es mejor que cualquier otra.

Un consejo es, entonces, un juicio de valor.

Y un juicio siempre nos habla más de la persona que lo emite, que de la persona que lo recibe. ¿Por qué? Porque un juicio se construye y se funda en la experiencia que la persona que lo emite ha acumulado.

En otras palabras, un consejo es una opinión que esconde un mapa pidiéndote que actúes de determinada forma.

¿Y esto está mal? A priori, no. No está ni bien ni mal. Un consejo es una frase dicha por alguien que piensa que tú estás necesitando oírla.

Pero ¿se puede garantizar que te será de utilidad? Evidentemente es imposible garantizar eso de ninguna forma.

Y si, además, no has pedido el consejo, ¿Por qué debería hacer lo que a otro le parece bien? ¿Por qué debería seguir un mapa que no he pedido, que me lleva en una dirección que tal vez no quiera?

¿Y si lo has pedido? Antes de escuchar un consejo deberías interrogarte porqué necesitas que otro te preste su mapa de la vida. Un mapa que, si bien es muy posible que al otro le haya servido, nadie puede garantizarte que le sirva a tu vida.

(y además siempre suponiendo que quien te aconseja es una excelente persona que solo quiere tu bien... porque lo contrario sería sumergirnos en otro tema...)

Si pides un consejo, es posible que pienses que necesitas hacer un cambio en tu vida. Está bien. Nada podemos oponer a eso. El cambio es la vida misma, pero necesitamos ser conscientes de que el cambio debe surgir de tu interior y no porque te has comprado un mapa que has visto en el escaparate de la vida de otro, por más que esté divinamente dibujado y con lindos colores en alta definición.

Porque primero, antes de escuchar ningún consejo, debes saber adónde quieres ir..., y si no, podemos recordar lo que le pasó a "Alicia en el país de las maravillas" cuando le preguntó al gato.

—¿Te importaría decirme, por favor, ¿qué camino debo tomar desde aquí?

—Eso depende en gran medida de adónde quieres ir —dijo el Gato.

—¡No me importa mucho adónde...! —dijo Alicia.

—Entonces, da igual la dirección —dijo el Gato. Añadiendo: — ¡Cualquiera que tomes está bien...!

Si no sabemos hacia dónde vamos, cualquier consejo nos puede parecer bien. Normalmente, los consejos "suenan" bien, esa es una de sus cualidades... pero justamente por eso pueden ser una de las tantas trampas del lenguaje.

Es importante reflexionar sobre qué queremos hacer y hacia dónde ir antes de escuchar un consejo.

Un consejo puede ser de gran ayuda si lo utilizamos para complementar nuestra decisión... cuando ésta ya está tomada, pero no podemos basar nuestra decisión en un consejo.

Y si necesitas reflexionar sobre qué camino seguir, no te pongas a tiro de ningún gurú, ellos son los que mejor dominan el lenguaje y saben cómo tenderte las trampas... dando consejos.

A veces, buscar ayuda de un psicólogo, un consejero, etc. es una buena idea... pero ¡ATENCIÓN! Si el profesional en el que has confiado comienza a llenarte de consejos, es mejor que te plantees cambiar de profesional.

O aclárale que lo que tú estás buscando es alguien que te ayude a tomar tus propias decisiones y no alguien que te preste consejos y sugerencias.

Controla lo que te dicen y reflexiona sobre ello.

Controla el lenguaje.

No caigas en sus trampas.

He convertido cada capitulo de este libro en un vídeo para Youtube. Si quieres verlo, podrás haciendo click en el enlace externo. 

Las trampas del lenguajeTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang