Capítulo 30// salón

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Al llegar lo noté, el Bar contigo es uno de esos lugares que se hacen ver, y se veía hermoso esa noche, con las luces en color azul. 

─ Perdón amiga, pero acá te tengo que tapar los ojos según me dicen por cucaracha. 

─ Ay pero que producción! Agustina me llegas a correr el delineado y-

─ ¡Tranquila! ─ exclamó. 

Con los ojos totalmente tapados, me bajó del auto y me hizo caminar hasta lo que imaginé era la puerta. Cuando me sacó la venda un Fede de traje, elegantísimo, me esperaba cruzando el umbral. 

─ Wow ─ expresó, casi en un suspiro. ─ Estás.. Increíble. 

─ Vos no te quedás atrás tampoco, James Bond. ─ le dije. ─ Pero, ¿Me podrías explicar que es todo esto? 

─ Vení ─ dijo tendiéndome el brazo, que acepté con cuidado.

Federico tenía una mesa reservada, una mesa al lado de la ventana, en el segundo piso del café/bar. Era my evidente que quería esmerarse, pero ¿por qué? 

Estábamos cenando pasta, que era la comida favorita de ambos. Yo enrollaba la pasta en el tenedor cuando Federico comenzó a hablar.

─ Sabés, el error de Aldo el otro día me llevó a pensar un par de cosas.. 

─ No me digas que lo van a despedir! Fué un error, casi no se habla de eso ya.. No es nada import-

─ ¿Nunca me vas a dejar terminar? ─ rió, casi iluminándome con su sonrisa. 

─ Perdón, seguí. 

─ No vamos a despedir a Aldo, si eso te preocupa. Lo que quería decir es que el error que cometió me hizo pensar mucho ─ yo comí la pasta que tenía en el tenedor ─ No quiero esconderme más. ─ concluyó. Agradecí no estar con comida en la boca, porque me hubiera atorado. 

─ ¿A que te referís? ¿Ante Aldo? Si el ya sabe q.. dejá, terminá de hablar. ─ me corté.

─ T/n.. No quiero esconderme más, ante nadie.─ planteó.─ No quiero que Aldo tenga que recortar nuestros besos a solas, o evitar decir que pasamos más tiempo juntos del que hacemos publico ante las camaras. ─ Miró por un momento su plato y continuó ─ No quiero no poder darte la mano en público.─ Me estaban dejando tonta sus palabras, en ese momento sentí que no había nada más puro que nosotros dos. Entonces Federico intervino en mis pensamientos al seguir hablando. ─  No quiero que tengas que venir a mi habitación por las noches para querernos. T/n, quiero gritarle al mundo que te quiero! A los chicos, a las sogas.. ─ declaró ─ Mi deseo más profundo es despertarme y ver que estás durmiendo en mi cama. ─ Desvió sus ojos hacia su vaso, como tomando energía de él, o tal vez a causa de los nervios. ─ Por eso, en esta noche maravillosa, te pregunto. ─ Me devolvió la mirada ─ T/n, ¿Querés ser mi novia? ─ cuestionó. 

Juntos//Fede Vigevani (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora