Parte 2: Desmoronada - Capítulo 4

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Parte II:

Desmoronada

Capítulo 4


Ser ofendido por una de las personas más influyentes del colegio era una total aberración, si podría llamarse así. Y ella, Alessandra, lo denominó de esa forma. Medio colegio la odiaba. Y ella solo quería ser una buena persona ante su mejor amigo, Gael, quería recibir aquella mirada tierna y noble que le otorgaba, pero lo único que recibió de él fue: una mirada de incredulidad y desprecio junto a una negativa hecha por su cabeza. ¡Desprecio! Jamás él había mirado así a alguien, jamás.

― Ya no quiero hacer más esto ― chilló Alessandra, ― todo el mundo me odia.

― Tú quisiste hacer las cosas de esta forma― siseó Tiffany ― pensé que querías cumplir todos los mandamientos de Moisés.

― Era para que me amaran... ― lloriqueó.

Tiffany abrió los ojos tan grande como sus párpados se lo permitían, siempre había visto a sus amigas actuar de una forma tonta y algunas veces torpe, y ella era participe en aquellos juegos que muy pocas veces le divertía porque sabía que era diferente a ellas, en pocas palabras solo quería pertenecer, y por otro lado, solo quería estar cerca de la chica a la que le debía mucho; y Alessandra ante sus ojos en ese momento era completamente, y estaba segura más que nunca de eso, tonta; y sabía que la única forma de solucionar su problema era que ella misma, Alessandra, pida disculpas a quienes había dañado, aunque con su orgullo que llevaba encima sería imposible pero no perdía nada, más que su dignidad, después de todo no era a pocos estudiantes a los cuales tenía que pedir disculpas, era como doscientos y más estudiantes. Y lo soltó: ― Pide disculpas...

El chillido agudo por parte de Alessandra no pudo faltar junto a aquella mueca de asco pues aunque ella no lo creyera el consejo de su amiga no sonaba nada mal en su cabeza, pero... ¿Qué pasaría con lo de ser buena persona?

― No, ― negó inmediatamente.

― ¡Si quieres ser amada por todos hazlo! ― ella no quería ser amada por todos, quería ser amada por Gael, su amor verdadero, en ese momento era el único que le importaba de verdad, aunque tampoco dejaba de lado la idea en que todos la amaran.

― Tienes razón ― contestó, de una forma tajante, pero lo hizo. Todo para que la volvieran a amar, después arreglaría las cosas con Casper, él se las iba a pagar por darle un muy pero muy mal consejo, iba a conseguir aquella arma con forma rectangular denominada Trampa de Los Caza fantasmas para luego encerrarlo para siempre en la unidad contenedora, y si era posible torturarlo por siempre.

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― Debes disculparme, ― afirmó con una sonrisa a aquél chico de piel morena con el que había salido una vez, para luego terminar después de una semana.

― No conseguirás que te perdone si me lo ordenas de esa forma― respondió con aquella voz ronca y gruesa ― Lo sabes, ¿no?

― Lo sé...― tan segura como siempre, pues la verdad era que no lo sabía

― Ve a pedirle disculpas a otro idiota. ― dicho esto se volteó y desapareció entre el tumulto de personas formados en el pasillo.

Y ella no pudo más que susurrar: ― Aún sigo pensando que debería de dejar de hablar al momento que come.

Y por su lado olió un peculiar aroma, Chanel n°5, después de todo decirle que ese perfume no iba con ella porque despedía un aroma destructor para algunos y conmovedor para otros, simplemente no iba con ella.

La chica de RellenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora