En el año 2036 la ciudad de Hidetown es la principal sede de desarrollo tecnológico en el mundo, una metrópolis llena de lujos y comodidades para los afortunados, pero una trampa mortal para quien no sea precavido, no sólo es la ciudad con el mayor...
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A la mañana siguiente, Brandon caminaba por la agitada ciudad que lucía más viva que nunca con miles de personas recorriendo las aceras y cientos de autos fluyendo por las calles casi sin emitir sonido de sus motores electricos.
Brandon corrió la manga de su sudadera gris dejando a la vista su recientemente adquirido celular de grafeno adherido a su antebrazo, miró la hora y confirmó que aún faltaban varios minutos para que su horario de trabajo comenzara, por lo tanto aligeró el paso y acomodó la correa de su bolso colgante negro a su costado donde guardaba su holo-tableta que le había obsequiado Jose el día anterior.
Al chico ya le faltaban unas pocas cuadras para girar en la esquina y llegar a su lugar de trabajo, pero por más extraño que suene, el chico no se sentía bien, algo en su cabeza le advertía, pero ¿de qué?, por alguna razón que desconocía el ambiente se sentía pesado, como si una nube negra hubiese opacado la mente del chico. Algo andaba mal, tanto que decidió detener su caminar y analizar la situación, trató de hallar sentido lógico ante su malestar mental, ¿talvez había olvidado algo?, no eso no podía ser, sus unicas posesiones eran su dinero, su identificación y los dispositivos que les había obsequiado... Jose.
Brandon al pensar en su jefe algo hizo "click" en su cabeza, una lluvía de ideas en su mente le llevó a la mente el disparo que había escuchado la noche anterior, ese mismo disparo se había escuchado cerca de la zona en la que se encontraba, por alguna razón sintió que las piezas empezaban a encajar, que estaba descubriendo algo que involucraba a su jefe, un disparo y...
Brandon retomó su caminar pero esta vez más rapido y más agitado, tanto que llegó al punto de correr cuando su mente empezó a suponer lo peor, no quería aceptarlo, pero los atracos de noche eran muy frecuentes, sobretodo en esta zona de la ciudad y un asesinato era cosa de esperarse, pero aún así el chico tenía la esperanza de que el disparo no hubiera sido efectuado en el local donde trabajaba.
Cuando llegó a la esquina de la calle y giró en la misma, la escena que presenció le heló la sangre de pies a cabeza; no era la cantidad de personas que allí se agrupaban, ni tampoco los policias que rodeaban el area... era el lugar en el que se encontraban lo que empalideció al chico.
Sin siquiera darse tiempo alguno de pensar o analizar la situación, Brandon corrió a toda velocidad al pequeño local de reparaciones. Una cinta amarilla holografica proyectada desde un pequeño poste metalico a otro impidiendo el paso no detuvo al joven de atravesarla como el objeto intangible que era.
-¡Hey hey, esta prohibido el paso! -gritó un oficial de policia al ver la infracción del insolente muchacho, pero ni el ni nadie iban a impedir que Brandon en su ceguera por el pánico y la desesperación cersiorara con sus propios ojos lo que ya sabía pero que se negaba rotundamente a creer.
Una vez dentro del local, el muchacho inspeccionó con la mirada cada rincon de ese lugar, con la respiración agitada y el corazon a mil por hora pensó en ir a la oficina de Jose, pero la imagen de una mano en el suelo tras el mostrador lo detuvo. Con el aire escazo en sus pulmones y su cuerpo temblando por la impotencia decidió dar un pequeño paso en esa dirección asomandose con temor por sobre el mostrador... y allí lo vió; el hombre que le había brindado su ayuda cuando más lo nesecitaba, quien le había ofrecido su primer trabajo y su compañerismo... el primer hombre que llegó a considerar como su amigo... muerto.
